Quijote y su fiel ¡®escudero¡¯ Rico, en los molinos de Barcelona
El acad¨¦mico diserta sobre la estancia del personaje en la ciudad para abrir el festival de Novela Hist¨®rica
¡°Si alguien ha de salir, que vaya con cuidado de no despertar a los que duerman¡±, alert¨® socarr¨®n, marca de la casa, el acad¨¦mico y cervantista Francisco Rico antes de iniciar su repaso a la llegada de Don Quijote a Barcelona, a los 400 a?os de tan literaria visita. Pero nadie se movi¨® ayer de sus asientos de la sala de actos de la casa de l¡¯Ardiaca de Barcelona. Es m¨¢s, casi una treintena de personas se quedaron fuera.
Y es que la cosa promet¨ªa: si el ingenioso hidalgo contaba as¨ª con un escudero de post¨ªn en el p¨®rtico del ya cuarto festival de Novela Hist¨®rica que organiza el Ayuntamiento de Barcelona, ¨¦ste, a su vez, iba flanqueado por el actor Llu¨ªs Soler, envidiable voz que ilustraba la charla leyendo fragmentos, y con Marina Espasa, comisaria de Barcelona Ciutat de la Literatura Unesco, pasando diapositivas del profesor.
Trajeado, brazos cruzados que s¨®lo se deshac¨ªan para apuntalar alguna idea con el bol¨ªgrafo a manera de lanza, Rico dej¨® las cosas claras: de entrada, ¡°sin duda que Cervantes estuvo en Barcelona¡±, si bien la famosa casa del Passeig de Col¨®n, 2 ¡°podr¨ªa ser y no ser¡± donde se aloj¨®. ¡°Lo cierto es que desde ah¨ª se pod¨ªan contemplar todos los lugares principales del episodio tanto de llegada como de salida: la playa, el puerto...¡±.
Meticuloso hasta lo enfermizo (?pill¨® hasta un salto de linea de la lectura del gran Soler!), Rico dijo no tener pruebas pero s¨ª ¡°la convicci¨®n¡± de que Cervantes no visit¨® Barcelona s¨®lo una vez. Para compensar, hizo todo lo contrario con la estancia segura: la fij¨® hacia la festividad de San Juan de 1610. ¡°En el cap¨ªtulo LX, sin venir a cuento, narra c¨®mo el carruaje de Guiomar de Qui?ones es asaltado; el 14 de mayo de 1610 est¨¢ documentado un asalto de bandoleros al carruaje de una tal A. de Qui?ones que iba camino de N¨¢poles; Cervantes us¨® un caso real de un suceso del momento?;? lo debi¨® vivir muy de cerca¡±. ?Y qu¨¦ hac¨ªa por Barcelona?? "Muy probablemente estaba aqu¨ª para embarcar hacia N¨¢poles, para ir a ponerse al servicio del conde de Lemos".
La ciudad a la que dedic¨® el escritor elogios tan celeb¨¦rrimos le correspondi¨®: ¡°Catalu?a le ha pagado tambi¨¦n muy bien a Cervantes: aqu¨ª se edit¨® m¨¢s veces que en ning¨²n lugar de Espa?a, por no hablar de las colecciones cervantinas m¨¢s ricas y la bibliograf¨ªa m¨¢s completa¡±. Por eso dijo Rico, provocativo: ¡°El Quijote es el libro nacional de Catalu?a¡±. Y jug¨® de nuevo con ello en un detalle: quien increpa al caballero en la calle se especifica que es ¡°un castellano¡± y su hu¨¦sped se llama Antonio Moreno: ¡°Lo primero es para no contradecirse con lo del ¡®archivo de cortes¨ªa¡¯ y del otro no sabemos procedencia, pero no es catal¨¢n de raigambre...; es evidente que Cervantes torea a dos bandas¡±.
En cambio, en la ficci¨®n no es tan amable la ciudad: ¡°Como en toda la segunda parte de la novela, aqu¨ª se le fabrican molinos artificiales, su locura responde a un gui¨®n de los otros;? ua no es libre para inventar¡±, dijo el acad¨¦mico, que se despidi¨® de los organizadores con un ¡°nos vemos, pero en otro centenario, no, ?eh?¡±. Don Quijote es incansable.
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