La impostura antisistema
Proliferan los pol¨ªticos que se declaran en contra de lo que ellos han mismos han contribuido a edificar. Tras desconectar con la sociedad, creen que es lo que la gente quiere o¨ªr
El efecto Trump es una plaga. Curiosos tiempos estos en que los representantes del sistema se presentan como anti-sistema. El pr¨®ximo domingo la derecha francesa celebra las primarias para elegir su candidato a las presidenciales. Todos los participantes menos uno, Alain Jupp¨¦, se autocalifican como anti-sistema. Bling-bling Sarkozy, se presenta como el candidato que ¡°habla a los franceses de las cosas de cada d¨ªa¡±, frente a ¡°una ¨¦lite a la que todo le va bien¡±. El enarca Bruno Le Maire promete ¡°acabar con el antiguo r¨¦gimen y la tecnocracia¡±. Incluso el discreto y t¨ªmido conservador Fran?ois Fillon se apunta a la subasta contra la clase dirigente, ¡°arrogante e ineficaz¡±.
Sarkozy fue presidente de la Rep¨²blica, en 2008 prometi¨® reformar el capitalismo y cuando le echaron Francia segu¨ªa igual que cuando lleg¨®. Fran?ois Fillon fue primer ministro con Sarkozy. ?Qu¨¦ hicieron para cambiar este sistema tan degradado? S¨®lo Alain Jupp¨¦ mantiene la decencia de no entrar en esta penosa subasta, que tiene como objetivo el electorado de Marine Le Pen. Es el favorito en las encuestas, ?otra sorpresa a la vista?
Por si fuera poco, el joven Emmanuel Macron, exministro de Econom¨ªa de Hollande, acaba de anunciar su candidatura por libre a la presidencia de la Rep¨²blica, como una ¡°revoluci¨®n democr¨¢tica profunda¡± contra ¡°un sistema bloqueado¡±, con la cantinela de que ¨¦l no se sit¨²a ni a la derecha ni a la izquierda sino al servicio de todos los franceses. Hubo un tiempo en que la derecha y la izquierda se presentaban con orgullo, defend¨ªan sus posiciones y confrontaban sus ideas sin verg¨¹enza alguna. Ahora toca decir que se est¨¢ contra aquello que ellos mismos han contribuido a edificar, porque despu¨¦s de haber perdido pie en su relaci¨®n con la sociedad entienden que es lo que la gente quiere o¨ªr. Pat¨¦tica deriva de la pol¨ªtica, a la que algunos llaman posverdad.
El diccionario de Oxford ha definido esta palabra de moda. Posverdad: ¡°relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opini¨®n p¨²blica que las emociones y las creencias personales¡±. Si es as¨ª, no veo la novedad: las emociones y las creencias personales han jugado siempre un papel muy importante en pol¨ªtica. De otro modo ?c¨®mo se explica el pathos revolucionario o nacionalista o resistencialista o el furor competitivo con que las gentes buscan reconocimiento social?
La novedoso no es la influencia de las creencias y las pasiones sino la incapacidad de la pol¨ªtica institucionalizada para captarlas, instalada en una lectura economicista, tecnocr¨¢tica y estad¨ªstica de la realidad. La posverdad est¨¢ en las mentiras de los que intentan atraer a la gente present¨¢ndose como lo que no son y prometiendo lo que no creen. Y lo grave es que la ciudadan¨ªa les tome en serio.
Este impostado furor antisistema es sintom¨¢tico. Primero: es un reconocimiento de que el modelo socio econ¨®mico al que llamamos globalizaci¨®n no funciona satisfactoriamente, porque reparte los costes y beneficios de una manera tan injusta que amenaza directamente la cohesi¨®n de las sociedades. Segundo: confirma la impotencia de la pol¨ªtica, los que ahora se presentan como anti-sistema no lo cambiaron un ¨¢pice cuando gobernaron.
Tercero: La incapacidad de poner l¨ªmites a la deriva financiera del capitalismo est¨¢ provocando una reacci¨®n proteccionista, de repliegue de los pa¨ªses en sus fronteras tradicionales. Como dice Bruno Latour es urgente abrir un camino entre la utop¨ªa globalizadora y la utop¨ªa del regreso al pasado. Cuarto: Este furor antisistema de reconocidos representantes del sistema, convierte la pol¨ªtica en una dial¨¦ctica entre los falsos antisistema y los que siguen reconoci¨¦ndose en el sistema, apelando, como hizo Obama en Grecia, a la reforma. Y ha puesto de moda el discurso de la moralizaci¨®n del sistema. ?Es moralizable el capitalismo? Creo que no, pero lo dejo para otro d¨ªa.
Quinto: esta reducci¨®n del debate pol¨ªtico al plan A (Clinton, Jupp¨¦) y el plan B del sistema vendido como anti-sistema (Trump, Le Pen o Sarkozy) pone en evidencia el fracaso de la izquierda y la necesidad de una presi¨®n ciudadana que reequilibre a una pol¨ªtica que camina imparablemente hacia el autoritarismo iliberal y postdemocr¨¢tico. No creo que sea necesario recordar la lista: Trump, Putin, Xi Jinping, Erdogan, Orban, Al-Sisi, Maduro, Duterte y tantos otros.
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