El delf¨ªn de la Casa de Campo iba a decorar la estanter¨ªa de un particular
El Seprona sigue nuevas pistas sobre el animal que apareci¨® muerto hace ocho meses en Madrid
La pregunta sigue estando en el aire: ?c¨®mo lleg¨® un delf¨ªn hasta la Casa de Campo de Madrid y qui¨¦n o qui¨¦nes lo enterraron? La ins¨®lita aparici¨®n de este cet¨¢ceo, hace casi ocho meses, contin¨²a siendo un misterio. Ning¨²n vecino vio nada. Pero la l¨ªnea de investigaci¨®n es clara a estas alturas: el Servicio de Protecci¨®n de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil descarta que se trate de un caso de tr¨¢fico de animales, como se dijo en un primer momento. Y apunta, m¨¢s bien, a la otra posibilidad que barajaba: que alguien se lo encontrase varado en una playa. Y se lo trajera a Madrid por puro coleccionismo. ¡°Para conservar sus huesos o disecarlo¡±, contemplan los investigadores.
Y hay varias evidencias que apuntalan esa segunda hip¨®tesis.?Los an¨¢lisis de ADN determinaron que el ejemplar de la Casa de Campo era un Delphinus delphis o delf¨ªn com¨²n oce¨¢nico o de aletas cortas. El estudio del cet¨¢ceo, llevado a cabo por los cient¨ªficos del Museo Nacional de Ciencias Naturales Isabel Rey y ?ngel Garv¨ªa, descart¨®, as¨ª, la posibilidad de que fuese un delf¨ªn de r¨ªo (platanistoideos). La diferencia es sustancial: estos ¨²ltimos ejemplares son m¨¢s escasos y ex¨®ticos. Y, por lo tanto, m¨¢s propensos al tr¨¢fico, tal y como explica Manuel Gos¨¢lvez, bi¨®logo marino. .
El delf¨ªn fue?localizado el pasado 30 de marzo gracias al olfato de C¨¦sar, el teckel de un vecino, que lo encontr¨® semienterrado en unos matorrales del parque. El animal estaba envuelto en una malla met¨¢lica sin oxidar. Un detalle que no pas¨® inadvertido para los investigadores. Quien o quienes lo enterraron hab¨ªan comprado esa malla, expresamente, para su traslado. Y con la intenci¨®n, tal vez, de conservar sus huesos. Algo que respalda Juan B¨¦jar, presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Taxidermistas: ¡°Esa suele ser una t¨¦cnica habitual cuando se quiere ordenar el esqueleto. Los insectos se comen las partes blandas y los huesos, al estar la malla, no se pierden. Este proceso suele tardar de cinco a seis meses, pero los huesos de delf¨ªn no tienen ninguna salida en el mercado, ?eh?¡±.
Animal protegido
B¨¦jar tambi¨¦n desde?a la posibilidad de que su ileg¨ªtimo due?o quisiera disecarlo. Por los insectos que hab¨ªa en el cad¨¢ver, se sabe que el animal, un ejemplar joven de 190 cent¨ªmetros, llevaba muerto varios meses. Su estado, de hecho, era putrefacto. ¡°Para naturalizar un animal tiene que estar en muy buenas condiciones, muy fresco, porque en el momento en que la piel est¨¦ algo pasada ya no vale¡±, concreta este especialista. Y su colega Luis Espet¨®n, taxidermista con 20 a?os de experiencia en peces, a?ade otro hecho igualmente importante: ¡°El delf¨ªn es una especie protegida. Y nosotros estamos sometidos a controles del Seprona y obligados a cumplir con la normativa. Ning¨²n compa?ero har¨ªa un encargo similar. A m¨ª, desde luego, nunca me han pedido algo as¨ª y tampoco lo har¨ªa¡±.
Los delfines, en efecto, se encuentran protegidos por el convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (Cites). Desde la Secretar¨ªa de Estado de Comercio explican que son espec¨ªmenes que tienen ¡°condicionada su tenencia al cumplimiento de unos requisitos en cuanto a las instalaciones para su mantenimiento as¨ª como a la finalidad a la que son destinados¡±. Es decir, que lo que apareci¨® en la Casa de Campo fue el cuerpo de un delito. En abril, poco despu¨¦s de que se encontrara ese ins¨®lito ejemplar, la fiscal¨ªa abri¨® una investigaci¨®n. Hasta ahora, los agentes hab¨ªan valorado la posibilidad de que el autor o autores pudiese ser alguien que tuviese una finca en Madrid lo suficientemente grande como para tener a este animal. Pero desde hace semanas, los agentes del Seprona dirigen sus pesquisas hacia alguien que tenga una segunda residencia fuera de la regi¨®n. Y que se pudiera encontrar con ese cet¨¢ceo en la playa. El radio de b¨²squeda se ha ampliado. Y con ¨¦l, el misterio del delf¨ªn de la Casa de Campo, que permanece congelado en el Centro de Protecci¨®n Animal a la espera de que se resuelva esta historia.
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