Domingo de secesi¨®n
Acusar a los populismos de los problemas de Europa es una d¨¦bil coartada, porque han sido efecto antes que causa
Los europeos afrontan una cadena de citas electorales, que empez¨® con el Brexity culminar¨¢ en Alemania, que pueden decidir el futuro de Europa. La ciudadan¨ªa desconf¨ªa de las ¨¦lites y cuando expresa su descontento se la acusa de populismo, una palabra tan ambigua como connotada, que contiene un manifiesto desprecio por la opini¨®n popular. Las ¨¦lites desconf¨ªan de los ciudadanos hasta el punto de que la ¨²ltima moda en la ciencia pol¨ªtica es la ¡°doctrina de los expertos¡± que aconseja que las democracias ¡°refuercen su dimensi¨®n aristocr¨¢tica en detrimento de la popular¡±.
Acusar a los populismos de los problemas de Europa es una d¨¦bil coartada, por la sencilla raz¨®n de que han sido efecto antes de convertirse en causa. Y si la extrema derecha es hoy un problema es por lo mal que se gestionaron los a?os nihilistas, la crisis y sus consecuencias. Culpabilizar al populismo de nuestras desgracias es una manera de eludir las responsabilidades de quienes han estado gobernando Europa en los ¨²ltimos a?os. Insistir en que no se puede hacer otra pol¨ªtica que la que se ha hecho dif¨ªcilmente conquistar¨¢ adhesiones. Y responder al malestar ciudadano poniendo en duda su capacidad de palabra no contribuye ni a la salud de la democracia, ni a la contenci¨®n de los populismos.
Austria e Italia son las dos pr¨®ximas citas de esta carrera electoral por etapas. Los austr¨ªacos volver¨¢n a escoger presidente entre el candidato de los verdes Alexander Van der Bellen, elegido en mayo en unas elecciones impugnadas por irregularidades en el voto por correo, y el ultraderechista Norbert Hofer, favorito en las encuestas. La filiaci¨®n de los dos aspirantes da noticia del fracaso de los partidos tradicionales, estos que piensan que acusando a los populistas blanquean sus errores. De momento, el electorado no les indulta.
Ante estas elecciones, el expresidente socialdem¨®crata Heinz Fischer ha dicho dos cosas que me parecen obvias pero que es necesario subrayar porque parte de los problemas de Europa vienen de la resistencia a querer ver lo evidente. La primera es que la insatisfacci¨®n con las ¨¦lites no deja de crecer en todo el continente. La segunda, que la democracia no es indestructible. Relacionando estos dos enunciados cabe preguntarse si la manera de defender Europa es con la bunkerizaci¨®n de las ¨¦lites, es decir, apelando a la dictadura de los expertos y declarando al pueblo ignorante, que es lo que, m¨¢s o menos subliminalmente, emana todos los d¨ªas de los discursos de los viejos partidos que viven en la melancol¨ªa del corporativismo bipartidista del que tantos ciudadanos se sienten excluidos.
Pero a estas afirmaciones de sentido com¨²n de Heinz Fischer, me gustar¨ªa a?adir otras dos. Primera, todo paso adelante de la extrema derecha es un avance en la destrucci¨®n de Europa. Segunda, no debemos olvidar que el matrimonio capitalismo-democracia es ocasional, porque est¨¢ demostrado que el capitalismo no necesita la democracia para vivir (v¨¦ase China o Rusia).
Los progresos de la extrema derecha no son atribuibles a ella sola. Cuando los partidos de la derecha tradicional asumen su agenda no hacen m¨¢s que reforzarla y seguir debilitando la cultura democr¨¢tica europea. Y la evoluci¨®n hacia el autoritarismo sea por la v¨ªa del comunitarismo conservador, sea por la v¨ªa de la aristocracia de los expertos, son las dos opciones alternativas de las que el capitalismo dispone si la democracia liberal zozobra.
Lo que se juega en Italia puede tener efectos parecidos para la cohesi¨®n de Europa, pero el contexto pol¨ªtico es completamente distinto del austr¨ªaco. Todo arranca de un capricho. Matteo Renzi, demasiado contento de haberse conocido, apelando el eterno argumento de la inestabilidad de la pol¨ªtica italiana, dise?¨® una reforma constitucional a su medida que es un aut¨¦ntico bodrio: prima al partido que saque m¨¢s del 40% de votos con el 55% de esca?os, es decir, falsea descaradamente la representaci¨®n democr¨¢tica para reforzar al poder ejecutivo, recentraliza el Estado y se inventa un extra?o senado corporativista. Tanto es as¨ª que ante la avalancha de cr¨ªticas, Renzi ha tenido que convertir el refer¨¦ndum en un plebiscito. Si lo pierde, el domingo a casa.
Hace mes y medio en Barcelona, Joseph Stiglitz dijo que antes de 2020 dos pa¨ªses m¨¢s podr¨ªan abandonar Europa. El domingo quiz¨¢s esta hip¨®tesis tenga dos candidatos: Austria e Italia.
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