Edici¨®n digna de rey para el pr¨ªncipe de los poetas

Joan Maragall, Carles Riba, Josep Vicen? Foix, Salvador Espriu¡­ Los m¨¢s grandes poetas catalanes del siglo XX atesoran ediciones cr¨ªticas de sus obras completas, realizadas de manera p¨®stuma, y con rigor. En esta lista de imprescindibles, sin embargo, no aparec¨ªa Josep Carner (1884-1970). Por af¨¢n de algunos estudiosos de monopolizarla, por la dispersi¨®n de sus textos¡­ el caso es que la obra del conocido como ¡°pr¨ªncipe de los poetas¡± no hab¨ªa sido nunca reunida con solvencia. Edicions 62 repara el da?o con creces: la editorial lanza ahora el primer tomo, Llibres de poes¨ªa 1904-1924, de la vasta producci¨®n en verso y prosa del autor de Els fruits saborosos. Es el primer ejemplar de un monumental proyecto, la Edici¨® Cr¨ªtica de l¡¯Obra de Carner (ECOC), que se imprimir¨¢ durante los pr¨®ximos 12 a?os, como m¨ªnimo.

La colecci¨®n tendr¨¢ al menos 16 tomos con dos objetivos: que la obra de Carner florezca de nuevo y que sea una plataforma para dar una nueva dimensi¨®n a alguien que persigui¨® la excelencia en todas sus facetas. ¡°Josep Carner vest¨ªa muy bien, era elegant¨ªsimo, tambi¨¦n com¨ªa muy bien y fumaba los cigarros m¨¢s caros de Barcelona. Quien fumaba los segundos m¨¢s caros era Sagarra. Esta es una met¨¢fora exquisita de su poes¨ªa y de Catalans de 1918 de J.V. Foix¡±, ejemplific¨® el jueves el fil¨®logo y profesor de la Universidad de Barcelona Jaume Coll, encargado de la edici¨®n y albacea del legado del poeta. Quiz¨¢ por ello el trabajo de Coll ha sido tit¨¢nico. ¡°Carner ha estado siempre muy bien considerado, pero maltratado editorialmente. La primera vez que hablamos de llevar a cabo este proyecto fue en 1986¡±, explic¨® Jordi Cornudella, director de la Biblioteca Cl¨¤ssica Catalana de Edicions 62. Por la complejidad de la aventura ni ¨¦l ni Coll tienen claro, a¨²n, los tiempos editoriales en los que ver¨¢ la luz la serie; como muestra, este primer tomo tiene 1.006 p¨¢ginas y cuesta 60 euros.

Durante d¨¦cadas, el experto en Carner ha buceado en p¨¢ginas olvidadas de diarios, revistas y correspondencia. ¡°Empec¨¦ copiando a mano poemas de La Veu de Catalunya¡±, record¨® Coll en el Ateneu Barcelon¨¨s ante la presencia de Alfons Carner, ¨²nico descendiente del poeta c¨ªvico presente en el acto de presentaci¨®n, ya que gran parte de la familia reside en M¨¦xico.

Tras un complejo vaciado de archivos, el primer ejemplar abarca diez libros y una antolog¨ªa amorosa que va desde Llibre dels Poetas (1904) hasta La in¨²til ofrena (1924). Incluye Verger de les galanies (1911), Les monjoies (1912) y Auques i ventalls (1914), adem¨¢s de Els fruits saborosos en su edici¨®n de 1906. Comprende la ¨¦poca que el noucentista, asiduo ganador de premios en los Jocs Florals, catalogaba como su ¡°primera edad¡± literaria

Muchos de los versos son dif¨ªciles de encontrar hoy. La etapa coincide con sus a?os en Catalu?a y sus primeros tiempos como diplom¨¢tico del cuerpo consular espa?ol. Abarca hasta su residencia en G¨¦nova, su destino novel en ese exilio, en un principio voluntario y despu¨¦s impuesto tras la Guerra Civil.

El segundo tomo de este primer volumen agrupar¨¢ la poes¨ªa dispersa de Carner, en gran parte in¨¦dita. En total, Coll ha reunido unos 2.000 poemas y m¨¢s de 3.000 variantes. De hecho, la edici¨®n es rigurosa hasta el extremo. ¡°Carner viv¨ªa de releerse, constantemente revisaba su obra¡±, desgran¨® el fil¨®logo.

La voluntad es reproducir cada una de las variaciones detectadas en los poemas a lo largo de los a?os del impulsor de la Mancomunitat junto a Prat de la Riba. Carner revis¨® su obra en tres ocasiones, aunque a veces se ofuscara: ¡°Todo lo que he escrito hasta ahora me produce un cierto asco, y no digo una cierta verg¨¹enza porque casi he perdido el sentimiento de mi autor¨ªa¡±, escribi¨® en 1923 desde G¨¦nova a Jaume Bofill. ¡°Hay textos que la inmensa mayor¨ªa de nosotros no hemos le¨ªdo nunca. Eso obligar¨¢ a replantearnos la figura de Carner a partir de ahora¡±, pronostic¨® Cornudella.

Adem¨¢s, todos los textos respetan la ortograf¨ªa original, aunque esta fuese anterior a la norma fabriana. ¡°Sus usos ortogr¨¢ficos tienen valor por s¨ª mismos y el lector no es tonto. Es una suerte que Carner escribiera en catal¨¢n¡±, concluy¨® Coll.