El PSC y las primarias del PSOE
Las posibilidades de que D¨ªaz obtenga la aclamaci¨®n que desea para ser secretaria general no son ahora mismo brillantes y menos si participan los 15.000 afiliados catalanes
Uno de los efectos colaterales de la defenestraci¨®n de Pedro S¨¢nchez como secretario general del PSOE y la consiguiente investidura de Marino Rajoy como presidente del Gobierno ha sido poner en crisis el modelo de articulaci¨®n que rige entre el PSOE y el PSC desde 1978. Ante la negativa del PSC de apoyarla investidura del l¨ªder del PP, la comisi¨®n gestora que se ha hecho cargo del PSOE decidi¨® revisar y modificar el protocolo de relaciones entre ambos partidos. Fue anunciado como un castigo. A los diputados que han roto la disciplina de voto en la investidura se les ha sancionado y a los del PSC, adem¨¢s, se les cambiar¨¢ el r¨¦gimen.
Ya desde el primer momento se alzaron algunas voces recordando que ha habido otros episodios de voto diferenciado en el Congreso y eso no ha roto la unidad de actuaci¨®n pol¨ªtica y electoral. En esta ocasi¨®n, sin embargo, los integrantes de la gestora parecen decididos a actuar. El PSC se ha mostrado cauto y respetuoso, comprensivo, incluso, aunque no comparte los deseos de la gestora: los compa?eros del PSOE son libres de proponer los cambios que estimen convenientes, ha dicho.
Pero las semanas pasan y en vez de cambio lo que ha habido es la creaci¨®n de una comisi¨®n paritaria para ver qu¨¦ se puede hacer. El ardor del primer momento se ha apagado, o calmado, y ya se sabe, cuando est¨¢ muy claro qu¨¦ debe hacerse, se crea una comisi¨®n. ?Es un frenazo? No se sabe. La comisi¨®n se ha dado dos meses de plazo
Visto desde fuera, lo primero que deber¨ªa sorprender es que una comisi¨®n gestora, cuyo mandato principal es convocar un congreso del partido y atender los asuntos del d¨ªa a d¨ªa que requieran reacciones ineludibles, se atreva a embarcarse en un asunto potencialmente tan conflictivo como es la arquitectura pol¨ªtica y org¨¢nica b¨¢sica del socialismo en Espa?a surgida de una situaci¨®n tan extraordinaria como una dictadura de 40 a?os.
Quienes conocen la historia, porque la han vivido o porque la han estudiado bien, saben que la reconstrucci¨®n del PSOE tras la muerte de Franco fue un delicado encaje de bolillos y que, en particular, la operaci¨®n que permiti¨® convertir al partido de los socialistas en primera fuerza electoral en Catalu?a era impensable si no se hubiera acertado en la f¨®rmula de unidad que se pact¨®. Romper eso es correr un riesgo.
Lo segundo que deber¨ªa sorprender es que con las magras expectativas que se abren a los socialistas en Espa?a, con nuevos y potentes rivales a derecha e izquierda, alguien pueda pensar que el primer problema a abordar por el PSOE sea el replanteamiento de la relaci¨®n org¨¢nica con los socialistas de un pa¨ªs en el que existe un potente movimiento independentista. ?De verdad esto es todo lo que tienen en la cabeza los miembros de la gestora?
La respuesta a esta pregunta viene dada por el contexto pol¨ªtico interno del PSOE. Es indirecta, porque dif¨ªcilmente ser¨¢ explicitada. La direcci¨®n pol¨ªtica creada para votar la investidura de Rajoy domina los resortes de poder del partido, pero no est¨¢ nada claro que sus bases compartan las decisiones que ha tomado, ni siquiera que las aprueben como mal menor. Y aqu¨ª es donde empiezan los problemas del futuro inmediato. ?Hay mayor¨ªa entre los afiliados para refrendar a la direcci¨®n que se ha hecho cargo del partido? ?Hay mayor¨ªa para elegir a la anunciada sustituta de Pedro S¨¢nchez, Susana D¨ªaz?
Lo que cuentan dirigentes conocedores de las interioridades del partido es que las posibilidades de que D¨ªaz obtenga la aclamaci¨®n que desea en unas elecciones primarias para la secretar¨ªa general del PSOE no son ahora mismo brillantes. Pero lo ser¨ªan m¨¢s si entre los votantes no figuran los 15.000 afiliados del PSC, una de las organizaciones en la que menos predicaci¨®n tiene. A los estrategas que no dudaron en dise?ar una operaci¨®n para provocar la ca¨ªda de Pedro S¨¢nchez no debe parecerles inasequible otra para sacar a los afiliados del PSC de las elecciones primarias del PSOE.
El argumento es la asimetr¨ªa. Ya ha sido lanzado a la palestra. Si el PSOE no participa en las decisiones del PSC, ?por qu¨¦ tiene que participar el PSC en las primarias del PSOE? Sucede, sin embargo, que eso ser¨ªa en la pr¨¢ctica una ruptura, una separaci¨®n. No parece que est¨¦ el patio para que los federalistas experimenten con separaciones entre partidos federados. Y menos en un movimiento cuyo capital pol¨ªtico es en teor¨ªa el internacionalismo.
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