Miedo y esperanza en Brians
Seis prisiones catalanas han puesto en marcha este verano un plan de prevenci¨®n de suicidios con cursos y charlas
No s¨¦ qu¨¦ puedo explicar de la vida a los internos del Centro Penitenciario de Brians 2. Le doy vueltas al asunto en un escenario que me parece gigante, frente a un centenar de reclusos procedentes de los catorce m¨®dulos de la prisi¨®n ¡ªcada m¨®dulo re¨²ne a los condenados seg¨²n el tipo de delito, seg¨²n su riesgo¡ª. Mis dudas se deben a que tengo que hablar del suicidio a personas que saben m¨¢s del dolor que un servidor.
La Direcci¨®n General de Servicios Penitenciarios de la Generalitat contact¨® conmigo en verano para saber si querr¨ªa participar en el programa de prevenci¨®n del suicidio que est¨¢ en marcha en seis de las diez prisiones catalanas de r¨¦gimen cerrado. Saray Valdivieso, psic¨®loga de Servicios Penitenciarios, ley¨® mi libro La sombra del omb¨² (Lectio) y consider¨® que pod¨ªa ser una buena idea que dialogara con los internos de Brians 2 que hab¨ªan participado en un seminario de una hora y media sobre prevenci¨®n del suicidio. La sombra del omb¨² no tiene v¨ªnculo alguno con la experiencia carcelaria, es un reportaje sobre el suicidio de Manuel, un hombre que se quit¨® la vida en la escuela de mi hermana, durante su graduaci¨®n. Coment¨¦ esto a las profesionales de reinserci¨®n al llegar a Brians 2. ¡°Los problemas no son muy diferentes fuera y dentro de la prisi¨®n¡±, fue la respuesta que recib¨ª. Las dos horas que estuve con los internos lo confirmaron. De todas formas, la condena y la privaci¨®n de libertad son un evidente factor de presi¨®n mental.
Oficio de mujeres
En la cafeter¨ªa de Brians 2, reservada para funcionarios y v[/TEX]isitas, todo son mujeres. En la zona de aulas de formaci¨®n, los profesionales que asisten a los presos son mayoritariamente mujeres. Una de ellas me muestra un test que ten¨ªan que responder los participantes en el seminario de prevenci¨®n. Hay una pregunta especialmente dolorosa: ¡°De 10 personas que se suicidan, 8 han advertido claramente de sus intenciones a quienes les rodean. Respuesta: verdadero¡±. El sentimiento de culpa es el peor legado de un suicidio.
Para acceder a los m¨®dulos de internos de Brians 2 hay que superar cuatro controles de seguridad. Sabes que has entrado en la prisi¨®n propiamente dicha porque cruzas un per¨ªmetro de tres fosos y muros de hormig¨®n alambrados. La nave central es la de las aulas y el teatro. En las aulas se preparan algunos internos para clases de bachillerato, de idiomas o sus cursos universitarios a distancia. La escuela del centro, la CFA Victor Catal¨¤, organiza talleres de literatura. En sesiones de manualidades han dise?ado reproducciones de gran tama?o de los libros que han tenido que leer: Paseos con mi madre, de P¨¦rez And¨²jar, El hambre, de Mart¨ªn Caparr¨®s, Ni tan alto ni tan dif¨ªcil, de Araceli Segarra o un ensayo de Arcadi Oliveres. Observo c¨®mo se va llenando el teatro recostado en el mural navide?o que los internos han dise?ado en el taller de fotograf¨ªa: los reclusos se retratar¨¢n frente a ¨¦l para mandar una postal a sus familiares. Hay mucho trasiego en el edificio de formaci¨®n: asistir a cursos no es obligatorio pero la mayor¨ªa lo hace para rebajar la condena.
Cinco suicidios en las prisiones catalanas en 2016
Un hombre tiene seis veces m¨¢s opciones de quitarse la vida en prisi¨®n que en libertad, seg¨²n un estudio de 2007 de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Cinco internos se han suicidado entre enero y septiembre de 2016 en las prisiones catalanas; en 2015, el total ascendi¨® a ocho. Otro apartado estad¨ªstico del Departamento de Justicia de la Generalitat indica que en 2015 se produjeron 25 autolesiones graves, y 15 entre enero y julio de 2016. Los psiquiatras apuntan, y confirma el personal de Brians, que las mujeres son m¨¢s proclives a comunicar un desequilibro mental. Pese a ello, el suicidio m¨¢s pol¨¦mico en una prisi¨®n catalana en 2015 fue el de una mujer que hab¨ªa denunciado malos tratos.
El trauma de culpabilidad que genera un suicidio es una cuesti¨®n clave tambi¨¦n en prisi¨®n: el equipo que me acompa?a en Brians 2 informa que los internos dependen mucho del apoyo entre ellos porque por cada 90 presos solo hay de media tres profesionales de asistencia.
Durante la charla incido en la dificultad de detectar las pistas que deja quien se quiere suicidar porque no estamos preparados para verlas. Quiz¨¢ por mi insistencia un recluso me pregunta si sab¨ªa ¡°del chico que se mat¨® hace poco en J¨®venes¡±. ¡°J¨®venes¡± es el m¨®dulo de internamiento para los que superan por pocos a?os la mayor¨ªa de edad. Las preguntas se suceden con rapidez. Otro chico me pregunta si hay que ser valiente para suicidarse; respondo que en el momento del suicidio, frecuentemente, la persona ha salido de su yo, que no es ¨¦l. ¡°Como cuando tomas setas alucin¨®genas, ?sab¨¦is?¡±. Todos r¨ªen, claro que lo saben. No eres valiente, eres inconsciente. ¡°Valiente es el que se queda aqu¨ª aguantando¡±, a?ade el mismo chico.
El 80% de las personas que se quitan la vida hab¨ªan advertido de sus intenciones
El hombre que no tiene nada
Cuanto m¨¢s cuento de mi vida personal, de mis miedos, m¨¢s se abren ellos. En primera fila, un interno que dice sufrir esquizofrenia confiesa que est¨¢ en Brians 2 porque mat¨® a un hombre en el metro. No deja de sufrir por lo que hizo pero quiere saber si debe sentirse mal porque no se quiere quitar la vida. Un chico marroqu¨ª admite tener miedo porque en su familia se suicidaron dos personas y ¨¦l es ¡°negro por dentro, violento, me enfado¡±. Un hombre de avanzada edad confiesa que arruin¨® una empresa, su familia no quiere saber nada de ¨¦l y teme el d¨ªa que vuelva a ser libre porque ya no tiene nada: ¡°Lo normal es que cuando salga, me quiera matar¡±. El hombre me pide una soluci¨®n. Alcanzo a decir que ya es un gran paso admitirlo y que en los centros sanitarios catalanes funciona un sistema de seguimiento de personas en riesgo por suicidio.
El di¨¢logo finaliza con la intervenci¨®n de un joven vitalista, que considera que todo es culpa de ¡°los objetivos que nos impone el sistema, porque si no llegas a ser Cristiano Ronaldo, eres un fracasado¡±. Mientras los internos esperan a ser llamados para volver en grupo a sus m¨®dulos, David se acerca llorando. Lleva 11 a?os sin ver a su hijo; le quedan 3 a?os de condena. Es un tipo enorme de dientes ra¨ªdos. Llora porque ha pensado muchas veces en matarse. ?l hace todo lo posible para que su hijo no le olvide, porque dice que su madre le aparta de ¨¦l. Luego aparece Nelson, peruano, pelo rapado al uno excepto por una cresta india. Nelson es de mi edad ¡ªcerca de los 40¡ª y delinqui¨® porque, explica, no ten¨ªa con qu¨¦ mantener a su mujer e hija: ¡°No dejo de trabajar, de esta forma no pienso en el suicidio¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.