La ca¨ªda en desgracia del obispo Eijo Garay

La mal llamada ley de la memoria hist¨®rica (en realidad, ¡®Ley 52/2007 por la que se reconocen y ampl¨ªan derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecuci¨®n o violencia durante la guerra civil y la dictadura¡¯), se promovi¨® para reparar la dignidad de las v¨ªctimas del franquismo, no para a?adir otras, por muy criticables que parezcan. Lo escucho ante la noticia de que el Ayuntamiento de Madrid ha retirado la medalla de Oro de la ciudad al obispo de Madrid-Alcal¨¢, Leopoldo Eijo Garay, que recibi¨® la condecoraci¨®n en 1948. Muri¨® como obispo en 1963 y su sucesor fue inmediatamente hecho arzobispo, y la di¨®cesis elevada a la categor¨ªa metropolitana. Eijo da nombre tambi¨¦n a una calle en Madrid y a numerosos centros sociales, tambi¨¦n educativos. El Ayuntamiento ha tomado la pol¨¦mica decisi¨®n despu¨¦s de escuchar a su Comisionado de Memoria Hist¨®rica, que lo acord¨® por unanimidad. El sacerdote Santos Ur¨ªas es uno de sus miembros, nombrado por el arzobispado.

?Qu¨¦ hizo Eijo Garay, tambi¨¦n Patriarca de la Indias Occidentales, para merecer semejante deshonor a los 53 a?os de su fallecimiento? Cuando muri¨®, en septiembre de 1963, un batall¨®n de la Divisi¨®n Acorazada le rindi¨® honores de capit¨¢n general antes de su entierro en la catedral de Madrid; se dispararon en las Vistillas las salvas de rigor; en los balcones que daban al paso de la comitiva f¨²nebre colgaban banderas con crespones negros; soldados de los tres Ej¨¦rcitos desfilaban detr¨¢s del f¨¦retro... Fue un funeral de apoteosis nacionalcat¨®lica, con todas las fuerzas vivas (as¨ª se dec¨ªa entonces) en presencia: el vicepresidente del Gobierno, capit¨¢n general Mu?oz Grandes, los altos mandos militares de Tierra, Mar y Aire, jefes de la Falange, consejeros del Movimiento y, por supuesto, lo m¨¢s granado del episcopado patrio. El Vaticano no envi¨® representaci¨®n mayor que la de su nuncio (embajador) en Madrid.

Eijo Garay hab¨ªa sido obispo de Madrid-Alcal¨¢ entre 1923 a 1963, pero el cargo no merec¨ªa un acontecimiento pol¨ªtico, militar y social de tal calibre. O s¨ª. Franco, que presum¨ªa de nombrar obispos a capricho, no hab¨ªa logrado del Papa que su admirado Eijo se alzara con la dignidad arzobispal y con el t¨ªtulo de Pr¨ªncipe de la Iglesia, entonces de mayor relumbr¨®n que los cardenales de ahora. Quiz¨¢s por eso carg¨® las tintas en los honores al fallecido, que hab¨ªa sido de todo en la Espa?a del nacionalcatolicismo. En una Iglesia en la que los sacerdotes llegan ahora a la dignidad episcopal cumplidos los 60 a?os con creces, Eijo ya era obispo a los 36.

El resumen de los honores recibidos por Eijo marea: Consejero nacional de Falange y sus confluencias (F.E.T y de las J.O.N.S., se escrib¨ªa); procurador en Cortes, consejero del Movimiento, consejero del Reino, miembro de varias reales academias¡­ Ninguno, sin embargo, fue tan se?alado como el haber sido triunviro del Consejo de Regencia que ejerci¨® la Jefatura del Estado del 22 al 27 de octubre de 1949 por ausencia de su titular, de viaje a Portugal. El obispo Eijo ejerci¨® de Jefe de Estado (as¨ª dec¨ªa el BOE) junto al presidente de las Cortes, Esteban Bilbao, y el teniente general Miguel Ponte y Manso de Z¨²?iga, marqu¨¦s de B¨®veda de Limia.

Nacido en Vigo en 1878, la carrera eclesi¨¢stica de Eijo se inicia en Roma muy joven, en la imponente Universidad Pontificia Gregoriano, de los jesuitas, donde se doctora y aprende a la perfecci¨®n lat¨ªn, griego, hebreo y varias lenguas modernas, pero se torci¨®, como tantas otras, por su entusiasta implicaci¨®n con el franquismo desde el inicio de la terrible guerra que desat¨® el golpe de Estado de julio de 1936. ?l mismo fue uno de los redactores de la poco cristiana ¡®Carta colectiva¡¯ del episcopado, de 1937, junto con el cardenal Isidro Gom¨¢. En ella, la Iglesia cat¨®lica proclamaba "el sentido cristiano de la guerra" y la necesidad de exterminar a un enemigo ¡°ateo y extranjero¡±. Desde entonces la guerra en el bando rebelde fue considerada como una ¡°Cruzada¡± cristiana, bien es verdad que cruzada por una cruz gamada, dada la decisiva participaci¨®n de Hitler y Mussolini.

Cuando estall¨® la victoria (que no la paz), tambi¨¦n fue Eijo quien organiz¨® el 20 de mayo de 1939 la entronizaci¨®n bajo palio de Franco en la Iglesia de Santa B¨¢rbara de Madrid, arropado por 19 obispos, y quien lo present¨® el hisopo de oro para que, en gesto napole¨®nico, tomara ¨¦l mismo su propia agua bendita para santiguarse al son del himno nacional. Semejante euforia no iba a parar ah¨ª: Eijo patrocin¨® la campa?a para que P¨ªo XII hiciera cardenal a Franco y beatificara a decenas de miles de ¡°ca¨ªdos por Dios y por Espa?a¡±. No consigui¨® ninguna de las dos cosas, pero s¨ª que el Caudillo fuera nombrado protocan¨®nigo de la romana bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa la Mayor, una dignidad reservada a los Reyes cat¨®licos espa?oles (Felipe VI lo es ahora). Tambi¨¦n fue Eijo el prelado que reconoci¨® can¨®nicamente y dio los primeros impulsos al Opus Dei, de la mano de su protegido san Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer.