Ojo con los trileros
Los nacionalistas saben que no logr¨¢r¨¢n nunca la independencia por la v¨ªa unilateral. Tal vez lo ¨²nico que quieren es usarla como chantaje para obtener m¨¢s poder
Quiz¨¢s el movimiento independentista catal¨¢n no lo sabe. O quiz¨¢s s¨ª. Pero, a mi juicio, su m¨¢s grave error en la estrategia para separarse de Espa?a ha sido optar por un camino equivocado: el de la desobediencia a la ley. Por esta ruta, no lo lograr¨¢ nunca.
Naturalmente, ha cometido otros errores. No es el menor plantear las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas con car¨¢cter plebiscitario y, al no ganarlas como tales plebiscitarias, en lugar de reconocer la derrota, seguir adelante cambiando de criterio: la mayor¨ªa de votos se convirti¨® en mayor¨ªa de esca?os. Demostraron que eran trileros de la pol¨ªtica, alguien en qui¨¦nes no se pod¨ªa confiar. Aunque en el pecado han encontrado la penitencia: est¨¢n ahora con la soga al cuello, medio ahogados por la CUP. Por ello buscan, y lo tendr¨¢n, el apoyo de Ada Colau y el partido que se est¨¢ formando.
Pero volvamos a lo que nos ocupa, a la sistem¨¢tica desobediencia a la ley como m¨¦todo para alcanzar la independencia, a este gran error. ?Por qu¨¦ gran error? Porque en la actualidad, por primera vez en la historia, la comunidad mundial de naciones empieza a estar regulada por normas de derecho internacional que m¨¢s o menos se cumplen. Y en este caso concreto se cumplir¨¢n ya que los estados, todos los dem¨¢s estados sin excepci¨®n, no dejar¨¢n que Catalu?a sea un precedente de algo que desean evitar a toda costa en su propio territorio: la secesi¨®n de una de sus partes.
Frente a esta comunidad internacional el separatismo catal¨¢n tiene la batalla perdida de antemano, a pesar del cuantioso gasto invertido en propaganda. Y ah¨ª viene el segundo por qu¨¦. ?Por qu¨¦ lo tiene perdido de antemano? En primer lugar, porque el derecho a decidir que se invoca para fundar un Estado nuevo no existe. El derecho internacional regula el derecho a la libre determinaci¨®n (o autodeterminaci¨®n, que es lo mismo) pero claramente no es de aplicaci¨®n al supuesto catal¨¢n.
El t¨¦rmino ¡°derecho a decidir¡± se lo invent¨® el pol¨ªtico vasco Juan Mar¨ªa Ollora, a mediados de los noventa, precisamente para solventar este escollo jur¨ªdico y tratar de que fuera un derecho derivado del principio democr¨¢tico. Sin embargo, ninguna norma, internacional o interna, lo ha reconocido. Incluso en pa¨ªses que podr¨ªan ofrecer dudas, como es el Canad¨¢ respecto al Quebec fue expl¨ªcitamente rechazado por el Tribunal Supremo en una famosa resoluci¨®n de 1998. Por tanto, Catalu?a no invoca ning¨²n derecho internacional.
En segundo lugar, menos a¨²n se lo reconoce el derecho interno. Ninguna constituci¨®n ¡ªa excepci¨®n de la de Etiop¨ªa y la de un casi desconocido estado formado por dos islas del Caribe¡ª lo reconoce porque, precisamente, el ejercicio del poder constituyente, cuyo producto es la constituci¨®n, no es otra cosa que el ejercicio del derecho de autodeterminaci¨®n. Por tanto, nos autodeterminamos en 1978 y para modificar el texto aprobado entonces tenemos que seguir las reglas que ¨¦ste prescribe. M¨¢s claramente: Catalu?a s¨®lo puede separarse de Espa?a mediante un reforma constitucional, aprobada por el pueblo espa?ol, que es el sujeto jur¨ªdico que aprob¨® la Constituci¨®n. Cualquier otra m¨¦todo es contrario a derecho.
Y, en tercer lugar, si en el improbable -¡ªde hecho, inimaginable¡ª supuesto de que el pueblo o las instituciones pol¨ªticas de Catalu?a declararan la independencia sin atenerse a derecho y, efectivamente, la Generalitat ejerciera el poder sin oposici¨®n interna alguna, al margen de la legalidad espa?ola, con dominio pleno sobre todo el territorio y toda la poblaci¨®n, Catalu?a se convertir¨ªa en un Estado de facto, jur¨ªdicamente ser¨ªa un Estado, pero no tendr¨ªa ning¨²n reconocimiento internacional, es decir, quedar¨ªa aislado, sin relaci¨®n con el resto de estados del mundo, ni con las organizaciones internacionales (ONU, OTAN, OMC), y, desde luego, excluido de la Uni¨®n Europea.
Nadie, por fundamentalista y fan¨¢tico que sea, puede pretender este objetivo. As¨ª pues, no creo que los actuales dirigentes nacionalistas, que no ignoran lo que he explicado, vean posible la independencia mediante una declaraci¨®n unilateral o un refer¨¦ndum ilegal. Quiz¨¢s lo ¨²nico que pretenden ¡ªy entonces no ser¨ªa un error sino una estrategia para fines no confesados¡ª es obtener m¨¢s poder y m¨¢s competencias, con la amenaza secesionista como chantaje.
Ojo, vicepresidenta del Gobierno, con lo que va a negociar en los pr¨®ximos meses. Los trileros no son fiables pero son h¨¢biles.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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