Golpes en el coraz¨®n
El antiguo cantante de elbicho levanta al p¨²blico de elbicho con su rumba de siempre, tan redundante como tierna y sincera
Miguel Campello sigue siendo un agitador. Pasan los a?os y los discos (antes como elbicho, ahora ya por el cuarto con nombre propio), pero el ilicitano se mantiene fiel a sus rastas, la falda de volantes, la poes¨ªa de amor¨ªos tiernos y francos, el colegueo genuino, el lingotazo de tintorro y la sinceridad del que se golpea el pecho a la altura del coraz¨®n. Puede que no haya grandes evoluciones en su discurso, pero quiz¨¢s nadie se las demande. No este s¨¢bado en el Price, desde luego, reventadito en la tercera entrega del festival Inverfest y con las butacas del todo inservibles ante el fervor manifiesto de pista y gradas. Ya saben: la agitaci¨®n.
No hubo ocasi¨®n de sentarse, de hecho, hasta el tramo central del concierto, cuando el propio septeto se procur¨® acomodo para afrontar el tramo m¨¢s ¨ªntimo y sentido: tanto que a Campello le entr¨® una llorera irrefrenable con De la Elvira. ¡°Es que te queremos¡±, acababa de piropearle desde el grader¨ªo un hombre con tantas rastas como el aludido. Un buen ejemplo de esa sinton¨ªa que propicia la genuina honestidad.
¡°Aire cuando t¨² no est¨¢s, se me est¨¢ llenando el tiempo de maldita soledad¡±, cantan y palmean 1.800 gargantas asociadas por la rumbita, el pop aflamencado, las miradas enso?adoras, el trance de los bailes en redondo. Campello es un tipo con magnetismo, tan espont¨¢neo y directo como Estopa pero musicalmente m¨¢s cercano al rock andaluz de Triana, el desvar¨ªo sinf¨®nico, el color de la flauta o la trompeta. Y con ese esp¨ªritu ¨¢crata de quien de pronto canturrea Dame veneno o regala Parque Triana, de elbicho, porque est¨¢ ¡°aburr¨ªo de seguir el repertorio¡±. Es redundante, tem¨¢tica y musicalmente, y seguramente le sobren alusiones a los corazones, los sue?os y esas cosas. Pero ofrece un universo propio con el que se identifican muchos.
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