Dormir a cero grados
Entre 600 y 900 personas pasan cada noche a la intemperie en la capital catalana y pese a la ola de fr¨ªo la mayor¨ªa prefiere no alojarse en los albergues
La masa de aire fr¨ªo procedente del norte de Europa ha arrasado este martes?Barcelona. Rachas de viento acompa?adas de fr¨ªo seco que acobard¨® al mercurio haci¨¦ndole descender hasta los cero grados. La sensaci¨®n t¨¦rmica en la ciudad lleg¨® a ser de -8 a -13 grados, agrav¨¢ndose la situaci¨®n en los barrios de monta?a. Una inclemencia meteorol¨®gica que no fue acompa?ada de precipitaciones, por lo que la ciudad sigui¨® funcionando y s¨®lo las bufandas y los gorros modificaron el paisaje habitual.
El fr¨ªo complic¨® la vida de los entre 600 y 900 sin techo que cada noche duermen bajo las pocas estrellas que coronan Barcelona. Pocos de ellos quisieron hospedarse en las dependencias que el Ayuntamiento y otras instituciones que tienen permanente o temporalmente a su disposici¨®n. A mediod¨ªa de ayer, y con el sol intentando calentar Barcelona, la mayor¨ªa de los mendigos ya hab¨ªan escondido los cartones con los que pasar¨ªan la noche. Otros acababan de conseguir dar la primera cabezada en toda la jornada. ¡°Por la noche es m¨¢s complicado dormir, est¨¢s indefenso y te despierta el fr¨ªo¡±, asegura un joven de origen b¨²lgaro que dorm¨ªa en un banco en el paseo de Picasso.
Una pareja de ancianos procedentes de Ruman¨ªa malviven en la plaza de Urquinaona. No quieren ni o¨ªr a hablar de albergues. ¡°Aqu¨ª estamos bien junto a nuestras cosas¡±, descarta el jefe de familia.
En un c¨¦sped sobre la Ronda del Litoral, justo enfrente de la playa de la Nova Ic¨¤ria, descansa Mario. Es de Estonia y no puede evitar sonre¨ªr cuando se le habla del fr¨ªo. ¡°S¨®lo llevo tres semanas en Barcelona. Trabajaba en Valencia, en la construcci¨®n, pero me qued¨¦ en paro y hace poco me separ¨¦ y me vi en la calle¡±, lamenta. ¡°No necesito gran cosa, de noche voy a la entrada del mercado de la Barceloneta e intento dormir¡±, asegura.
En la pasarela peatonal que atraviesa la Ronda del Litoral por la calle de Jaume Vicens i Vives duermen media docena de indigentes en lo que consideran un hogar. Uno de ellos viene con dos caf¨¦s del McDonalds de enfrente. Tienen colchones, tiendas de campa?a y mantas. ¡°Estamos bien, en el albergue no podemos llevar nuestras cosas, ni nos dejan beber¡±, se sincera uno de ellos.
De noche las temperaturas volver¨¢n a castigar a la ciudad y a los centenares de personas que sobreviven entre mantas y cartones.
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