Transacciones nocturnas
Joan Oll¨¦ dirige en el TNC ¡®En la solitud dels camps de cot¨®¡¯, una par¨¢bola de Bernard-Marie Kolt¨¨s sobre el deseo
Un deal, seg¨²n el dramaturgo Bernard-Marie Kolt¨¨s (Metz, 1948 ¡ª Par¨ªs, 1989), es una transacci¨®n comercial de ¡°valores prohibidos¡± fraguada en espacios neutrales y apartados por medio de ¡°conversaciones con doble sentido¡± para evitar traiciones o estafas. Por lo general se realiza tras el cierre de los comercios oficiales, es decir, a buen resguardo de miradas ajenas, entre las sombras de la noche. En este contexto se encuentran un vendedor y un cliente en un montaje de Kolt¨¨s clave dentro del teatro contempor¨¢neo, En la solitud dels camps de cot¨®.
La obra se representa desde hoy en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Dirigida por Joan Oll¨¦, cuenta con la traducci¨®n de Sergi Belbel y est¨¢ protagonizada por Andreu Benito, en el papel del vendedor, e Ivan Benet, que encarna al cliente. Ambos se topan de manera clandestina en un lugar decadente y alejado del centro de una ciudad una vez que los comercios han echado el cierre y los vecinos est¨¢n cenando tranquilamente en sus casas.
Es la ¡°hora de las relaciones salvajes entre los hombres y los animales¡± y no queda claro qu¨¦ busca uno ni qu¨¦ ofrece el otro. Podr¨ªa ser droga, sexo¡Ninguno de los dos quiere destapar sus cartas. El caso es que, palabra a palabra, se desata un aut¨¦ntico duelo entre ellos en el que ninguno de los dos quiere ceder para no verse expuesto.
¡°Son lugares a los que solo se va a practicar la violencia o el amor. Se mezclan el deseo y el peligro, el comercio ilegal, la prostituci¨®n, las drogas...Kolt¨¨s construy¨® la obra a partir de una an¨¦cdota. ?l paseaba por los tinglados de los muelles de Nueva York y se le apareci¨® un hombre. Le dijo que ten¨ªa de todo, que le pidiese qu¨¦ quer¨ªa¡±, explica Oll¨¦.
En la ficci¨®n, la acci¨®n transcurre en un escenario ¡°desnudo¡±, a?ade Oll¨¦, en el que se ha instalado una tarima un tanto desequilibrada. La escenograf¨ªa, a cargo de Sebasti¨¤ Brosa, podr¨ªa remitir a un paraje portuario en estado de semi abandono, con hierros oxidados, en uno de los lugares fronterizos de la sociedad que habitualmente retrataba Kolt¨¨s.
En esta especie de batalla dial¨¦ctica la conversaci¨®n fluye como un im¨¢n entre los dos protagonistas, a los que Oll¨¦ ha pedido ¡°intensidad¡±. Las palabras ayudan a tejer toda una par¨¢bola sobre el deseo, y todo lo que conlleva para quienes mercadean con ¨¦l.
¡°Hay intereses, una transacci¨®n econ¨®mica, un regateo de egos. El cliente no quiere decirle al vendedor lo que busca porque cree que le est¨¢ vendiendo motos. De hecho, Kolt¨¨s era mucho m¨¢s fan de las pel¨ªculas de Bruce Lee que no de las t¨ªpicas historias americanas. Y este texto tiene algo relacionado con ello en cuanto al lenguaje. Los dos personajes van dispar¨¢ndose dardos y esquiv¨¢ndolos¡±, reflexiona Benet.
Tanto para Oll¨¦ como para Benet llevar a escena En la solitud dels camps de cot¨® es un logro especial. El director del montaje qued¨® cegado por el texto en la d¨¦cada de 1980 tras ver en Avi?¨®n la obra de Kolt¨¨s levantada por el director Patrice Ch¨¦reau. Benet, por su parte, escogi¨® En la solitud dels camps de cot¨® para su trabajo de final de carrera en el Institut del Teatre hace 18 a?os. Hab¨ªa descubierto el texto durante un taller realizado por Oll¨¦ y lo estuvo ensayando durante meses con un compa?ero.
Esta base le ha servido para apuntalar su papel de cliente. El personaje ¡°es un regalo muy complicado¡±, dice Benet sobre un hombre ¡°venido de la luz, de un sitio donde hay normas y leyes¡± alejado de los bajos fondos, aunque a la vez desciende a ellos en busca de peligro y de riesgo, sin saber por qu¨¦. ¡°Es alguien ambiguo con una herida interna que yo vinculo a la muerte. Kolt¨¨s falleci¨® de sida a los 41 a?os y creo que la muerte y la enfermedad envuelven la obra. He trabajado profundamente el texto y hemos logrado un gran magnetismo con Benito¡±, sostiene Benet sobre la obra, que se presenta hasta el 19 de febrero.
La herida del personaje tiene paralelismos con el resto de la obra de Kolt¨¨s, en la que hay una voluntad de abordar estos universos paralelos oscuros, que no pueden mostrarse a luz del d¨ªa y que podr¨ªan remitir al sexo concebido como ¡°prohibido¡± entre homosexuales, detalla el director del montaje, en la l¨ªnea de poetas de generaciones similares como Federico Garc¨ªa Lorca, Jean Genet o Pier Paolo Pasolini. ¡°El amor, en esos tiempos, llevaba a la muerte¡±, remacha Oll¨¦.
Los di¨¢logos, casi mon¨®logos al modo de Racine (hay 36 intervenciones en la obra), son una ¡°lucha de palabras po¨¦tica¡±, afirma el director. Precisamente la magia del texto, opina Benet, reside en que Kolt¨¨s ti?e con poes¨ªa una situaci¨®n contempor¨¢nea. Vendedor y cliente se resisten a descubrir sus intenciones, y el espectador puede reconocerse en ellos: ¡°A todos nos ha pasado, caminas de noche y de repente te adentras en una calle y piensas que no sabes qu¨¦ haces pasando por all¨ª. O vas a una fiesta con gente rara. La situaci¨®n es como el ni?o que desmonta un juguete; un murci¨¦lago acerc¨¢ndose a la luz; alguien puro que se ensucia¡±, conluye Benet.
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