Absuelta una banda de narcos por la anulaci¨®n de los pinchazos telef¨®nicos
Una decena de personas estaban acusadas de traficar con coca¨ªna en Barcelona y Valencia
Con un brazo en cabestrillo y modernas gafas rojas, Shrek se levanta del asiento para hacer o¨ªr su voz en el juicio: ¡°Me acojo a mi derecho a no declarar¡±. Jos¨¦ ?ngel G., conocido como Shrek, es el presunto l¨ªder de una banda de narcos espa?oles y venezolanos acusados de regar de coca¨ªna los puertos de Valencia y Barcelona desde 2013. Uno a uno, los otros nueve acusados repiten la misma frase. La fiscal¨ªa tiene pruebas abrumadoras contra ellos, pero no puede usarlas: el tribunal anul¨® los pinchazos. Sab¨ªan que iban a ser absueltos.
Pese a los alias de Shrek y Cruas¨¢n, los investigadores se valieron de un nombre de mayor empaque mitol¨®gico para bautizar la operaci¨®n contra la banda: H¨¦rcules. ?ngel G. hab¨ªa sido detenido, a?os antes, con grandes cantidades de hero¨ªna y coca¨ªna en su poder. Los agentes comprobaron que hab¨ªa vuelto al ruedo y utilizaba un gimnasio de la avenida Diagonal de Barcelona para vender droga. Cre¨ªan que andaba en algo gordo: una organizaci¨®n de narcotr¨¢fico a gran escala. Pusieron esos indicios en manos de un juez de Terrassa que los vio m¨¢s que suficientes y que, en junio de 2011, autoriz¨® intervenir los tel¨¦fonos de Shrek y otros implicados.
La investigaci¨®n demostr¨® que los agentes no se equivocaban. Desde su feudo de Terrassa, donde ¡°dispon¨ªa de un equipo a sus ¨®rdenes¡±, seg¨²n el fiscal, Jos¨¦ ?ngel lider¨® una organizaci¨®n dedicada a importar coca¨ªna desde Colombia, Panam¨¢, Ecuador y Venezuela. Su socio al otro lado del Atl¨¢ntico era el venezolano Nicol¨¢s V., que no figura entre los acusados porque las autoridades de Venezuela se negaron a extraditarle. Los agentes acreditaron parcialmente diversos env¨ªos al puerto y al aeropuerto de Valencia. Un venezolano lleg¨® a la terminal de Manises con 33 kilos de coca¨ªna en la maleta. Ni siquiera se hab¨ªa molestado en ocultarla en un doble fondo porque la organizaci¨®n hab¨ªa ¡°captado¡± a ¡°colaboradores bien situados en el dispositivo policial y aduanero¡±. En su escrito de acusaci¨®n, el fiscal cita a un sargento de la Guardia Civil que, presuntamente, cobraba por ello 10.000 euros.
El primer gran cargamento del que se tuvo en constancia lleg¨® al puerto de Valencia en agosto de 2013. El buque CSAV Brasilia hab¨ªa partido de Panam¨¢ 24 d¨ªas antes con un cargamento de garbanzos. La Guardia Civil lo someti¨® a una inspecci¨®n aleatoria. Y hall¨® cinco bolsas de viaje con 206 kilos de coca¨ªna. En el suelo hab¨ªa un precinto id¨¦ntico al original para que, al retirar la droga, los traficantes pudieran volverlo a colocar sin levantar sospechas. Es lo que se denomina m¨¦todo del gancho ciego.
El fiscal se?ala que la banda hab¨ªa preparado 50.000 euros para pagar a sus colaboradores en el puerto; gente que pod¨ªa ¡°desenvolverse con discreci¨®n por la terminal de contenedores¡±. Conoc¨ªan la matr¨ªcula y posici¨®n del buque y deb¨ªan descargar la mercanc¨ªa. Como el hallazgo fue casual, no le afecta la nulidad de pruebas decretada por la justicia y el fiscal ha podido preguntar por ello en el juicio, aunque de poco le ha valido.
Frutas tropicales
Tras esa incautaci¨®n, la banda plane¨® nuevos env¨ªos de droga, esta vez al puerto de Barcelona y camuflados como importaci¨®n de frutas tropicales. Pero la carga se demor¨® y la banda abort¨® el plan por un ¡°cambio radical¡± en el control inform¨¢tico de descarga de contenedores en los muelles. A¨²n no estaban preparados para burlar el nuevo sistema, subraya el fiscal, que tambi¨¦n les acusa de blanquear el dinero de la droga con todo tipo de gastos: viviendas, compra de relojes o el pago de la educaci¨®n privada de los hijos. Todos esos datos culminaron con el registro en los pisos de los 10 implicados; en el de Jos¨¦ ?ngel se hallaron dos pistolas y un rev¨®lver.
Con esas pruebas, el fiscal les acus¨® de delitos contra la salud p¨²blica, blanqueo y tenencia il¨ªcita de armas. Y pidi¨® elevadas penas de c¨¢rcel; 23 a?os, en el caso de Shrek. Pero sus planes se truncaron en junio de 2016, cinco a?os despu¨¦s de los primeros pinchazos y cuando ya estaba todo listo para el juicio. Los abogados pidieron que se anularan las pruebas. Y la Secci¨®n Segunda de la Audiencia de Barcelona les dio la raz¨®n. Los jueces alegaron que el primer auto judicial se limit¨® a ¡°reproducir literalmente¡± los informes policiales y que estos no ten¨ªan ¡°suficiente informaci¨®n¡± o esta no justificaba la intervenci¨®n de los tel¨¦fonos. Con eso cay¨® todo. Es lo que se llama ¡°teor¨ªa de los frutos del ¨¢rbol envenenado¡± y que ha servido para librar del castigo penal a esta y otras bandas.
Media hora de juicio a la espera de absoluci¨®n
La vista oral del juicio se celebr¨® el pasado jueves. Iba a ser un juicio largo. Pero no. Se ventil¨® en apenas media hora. ¡°Estamos ante un juicio grande venido a nada¡±, proclam¨® el fiscal que, convencido de que la sentencia ser¨¢ absolutoria a pesar de que est¨¢ seguro de que son culpables.
¡°Estas personas han introducido toneladas de coca¨ªna en este pa¨ªs, y se han enriquecido notablemente con ello¡±.
Pese a todo, conminaba a¨²n a los acusados a ¡°decir verdad¡± en su turno para la ¨²ltima palabra. Ninguno habl¨®.
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