No hagamos el muerto
El juicio por el 9-N es un error monumental, pero tampoco podemos creer que todo ocurre por respetar y hacer valer un equ¨ªvoco ¡°mandato democr¨¢tico¡± que no tiene mayor¨ªa suficiente
Aunque el se?or Mariano Rajoy no lo crea, la pelota del proceso sigue estando en su tejado. Tambi¨¦n es verdad que la otra parte del contencioso a veces no est¨¢ demasiado por la labor cuando la tiene un ratito ¨¦l, pero justamente por ello el se?or Rajoy tendr¨ªa que mostrar m¨¢s que nunca la cara amable y m¨¢s dialogante para con el Gobierno de la Generalitat, gesticule ¨¦ste como gesticule. Tener la pelota en tu tejado no deja de ser una responsabilidad muy seria, porque, entre otras cosas, te obliga a mover ficha.
El se?or Rajoy sigue en sus trece y parece que para lo ¨²nico que le sirve tener la pelota es para dejarla ah¨ª y que se vaya pudriendo. No ha reparado, ni nadie del personal que cobra para ello le ha hecho ver el privilegio que supone resolver de una pu?etera vez el problema territorial de Espa?a por lo menos para dos generaciones. A parte de quedar en los libros de historia, que tampoco estar¨ªa nada mal. Pero al se?or Rajoy parece que el futuro no le interesa. Y el pasado tampoco, del que parece que solo conoce lo que le cuadra con sus intereses ideol¨®gicos.
A las pocas horas de auparse de nuevo a la presidencia del gobierno, con el apoyo del PSOE, al se?or Rajoy le pas¨® por la cabeza ceder un poco de terreno al enemigo prometi¨¦ndole unos canales de dialogo que nunca se cumplieron. No pocos en Catalu?a pensamos que perder la mayor¨ªa absoluta sirve para muchos logros pol¨ªticos en beneficio de la ciudadan¨ªa, aunque a los pocos segundos caigas en la cuenta de que el PP vuelve a su rodillo, solo que esta vez con la inestimable coparticipaci¨®n del partido socialista, que de rodillos tambi¨¦n sabe lo suyo, para hacer de Espa?a m¨¢s unida e indivisible que nunca.
Yo soy de los que creen que el Gobierno central nunca aceptar¨¢ un refer¨¦ndum acordado. Y me parece que la parte catalana del contencioso piensa, con raz¨®n, lo mismo. Sea el gobierno del PP o el del PSOE. Al enemigo ni agua. Y lo s¨¦ porque no hay m¨¢s que mirar a la se?ora Santamar¨ªa ¡ªcomo observ¨¦ en su d¨ªa la sonrisita rasputiniana de Alfonso Guerra, controlando su gesto ir¨®nico y desde?oso cuando los periodistas le piden que se pronuncie sobre cualquier asunto de Catalu?a.
Yo al Gobierno espa?ol le sugerir¨ªa la lectura de un libro muy sabio en el an¨¢lisis de decisiones pol¨ªticas que acaba de publicarse. Se titula Consideraciones sobre la Revoluci¨®n francesa, de Madame de Sta?l (Arpa). Escribe la autora: ¡°El poder ejecutivo ¡®se hac¨ªa el muerto¡¯, seg¨²n expresi¨®n de un diputado de la bancada izquierda de la Asamblea, porque esperaba (equivocadamente) que el bien acabar¨ªa naciendo del exceso de males¡±. Pues eso, se?or Rajoy. Deje de hacer el muerto.
La salida en olor de multitudes del se?or Artur Mas y las se?oras Joana Ortega e Irene Rigau, acompa?ados del Gobierno en pleno, me produjo una sensaci¨®n de banalizaci¨®n de la pol¨ªtica que no nos merecemos, estemos o no de acuerdo con el proceso. Me hubiera gustado algo m¨¢s sobrio, m¨¢s a la danesa. M¨¢s tipo Borgen, para entendernos. En Borgen siempre da la impresi¨®n de que cuando un presidente de gobierno regresa a casa, antes pasa por el horno de la esquina, no fuera que en casa no hubiera pan para la cena.
Las ceremoniosas paradas de rigor de los enjuiciados y la tumultuosa comitiva que los acompa?aba para cantar Els segadors, no daba precisamente para hacer una serie como la danesa. Tampoco lo daba subir las escalinatas del Palacio de Justicia y saludar a la multitud vociferante con lagrimeos en los ojos.
Yo soy de los que piensa que este juicio es un error monumental. Ineficaz y poco comprensivo con los m¨¢s de dos millones de personas que salieron a las urnas el 9-N (incluido el 15% que vot¨® no a la independencia). Pero eso es una cosa y otra muy distinta creer o hacernos creer que todo ello ocurre por respetar o hacer valer el equ¨ªvoco ¡°mandato democr¨¢tico¡±. El mandato democr¨¢tico se sald¨® el 9-N con tres millones de personas que no fueron a votar. Y el mandato democr¨¢tico se sald¨® el 27-S con tres puntos y medio por debajo de la mayor¨ªa independentista necesaria. Si se cuenta la gente en la calle los Once de Setembre, contemos tambi¨¦n la que no sale a votar y la que vota no a la independencia.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.?
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