Llamas en el extrarradio
¡°Un tiempo en que el inter¨¦s por la pol¨ªtica aumenta pero la confianza en ella disminuye es un tiempo con cierto componente explosivo¡±, escribe el fil¨®sofo Van Reybrouck
Vuelven las llamas y los incidentes a los barrios del extrarradiode Par¨ªs. Y como en oto?o de 2005, los protagonistas son j¨®venes llenos de ira que, como sus hermanos mayores, siguen sin encontrar su lugar en el mundo. Entonces fue la muerte de dos adolescentes, Zyez y Bouna, electrocutados mientras hu¨ªan de la polic¨ªa la que desencaden¨® los grav¨ªsimos incidentes que se saldaron con 6.000 detenidos. 10.000 coches incendiados, 300 edificios en llamas y un paisaje urbano arrasado que tard¨® en cicatrizar.
Tuve ocasi¨®n de recorrer poco despu¨¦s aquellos barrios y el diagn¨®stico no ofrec¨ªa muchas dudas: segundas y terceras generaciones de j¨®venes inmigrantes expresaban su rabia por el hecho de que, a pesar de haber nacido en Francia y considerarse franceses, a pesar de haber renunciado o perdido las ra¨ªces de su lejano origen magreb¨ª o africano, segu¨ªan siendo tratados como extranjeros. Sus padres hab¨ªan sobrevivido a las sucesivas crisis gracias a los subsidios del Estado de Bienestar, pero ellos ya no se conformaban con una vida de m¨ªnimos. La violencia era su forma de rebelarse contra la exclusi¨®n. Han pasado casi doce a?os y la grav¨ªsima crisis econ¨®mica y social que hemos vivido entre tanto no ha mejorado las cosas. Al contrario. Hemos salido de la crisis con m¨¢s desigualdad y m¨¢s enquistada.
La crisis de legitimidad que vive la pol¨ªtica se extiende ahora a todo el entramado institucional y es en las bolsas de exclusi¨®n de los extrarradios m¨¢s pobres donde sus consecuencias se expresan con mayor crudeza. ?De qu¨¦ sirve votar, si nada va a cambiar? Esta es precisamente la cuesti¨®n de fondo que el fil¨®sofo y ensayista belga David Van Reybrouck se plentea en el interesante libro Contra las elecciones, que acaba de publicar. Van Reybrouck se interroga sobre las causas de la ¡°fatiga democr¨¢tica¡± que viven las sociedades occidentales y advierte: ¡°Un tiempo en que el inter¨¦s por la pol¨ªtica aumenta pero la confianza en ella disminuye es un tiempo con cierto componente explosivo¡±.
En su opini¨®n, las democracias occidentales se enfrentan tanto a una crisis de legitimidad como de eficacia. El poder se muestra tan incapaz de embridar los excesos de los poderes econ¨®micos como de dar respuesta a los grandes problemas que condicionan la vida sin horizonte de gran parte de la poblaci¨®n. Por eso se suceden las chispas como las de las banlieues de Par¨ªs. En julio fue la muerte de un joven de 24 a?os, Adame Troov¨¦, en un interrogatorio policial. La ¨²ltima salt¨® el 2 de febrero cuando Th¨¦o L., un joven de 22 a?os sin antecedentes y apreciado en su barrio fue detenido en un control rutinario. Acab¨® en el hospital despu¨¦s de haber sido golpeado, vejado y violado con la porra met¨¢lica de uno de los agentes. El parte m¨¦dico no ofrec¨ªa dudas: ¡°herida longitudinal del conducto anal de 10 cm de profundidad (¡) con desgarro del m¨²sculo del esf¨ªnter (¡) y otras lesiones provocadas por la introducci¨®n de un objeto¡¡±. Y sin embargo, la versi¨®n policial fue que la introducci¨®n la porra ?hab¨ªa sido accidental! Adem¨¢s de perseguidos, humillados. Las llamas han vuelto y las autoridades contienen el aliento porque saben que una vez que se alcanza una cierta masa cal¨®fica, resulta muy dif¨ªcil contener el incendio.
Por supuesto, muchos de los j¨®venes que echan gasolina a los coches no han elaborado una teor¨ªa sobre su realidad. Simplemente reaccionan, y haci¨¦ndolo, construyen una identidad. Una identidad de margen, alimentada por la torpeza de unas autoridades tan desconectadas de la realidad que no se percatan de que cualquier abuso, cualquier mentira est¨¢n destinados a servir de combustible. Para criminalizar a los manifestantes, la polic¨ªa dijo haber salvado a una ni?a de cinco a?os de un coche en llamas. Pero luego se demostr¨®, que no hab¨ªa sido la polic¨ªa, sino uno de los j¨®venes manifestantes quien rescat¨® a la ni?a. ¡°El Gobierno baila sobre un volc¨¢n¡±, titul¨® Le Monde. En el barrio se difunde un eslogan que define bien la situaci¨®n: ¡°Th¨¦o y Adame nos recuerdan por qu¨¦ Zyed y Borne corr¨ªan¡±.
Francia encara unas muy inciertas elecciones. ?Votaran esos barrios? ?A qui¨¦n votar¨¢n? Para Van Reybrouk, la crisis de legitimidad se expresa con s¨ªntomas indiscutibles: cada vez vota menos gente, el voto es m¨¢s voluble (m¨¢s reactivo y cambia con m¨¢s facilidad), crece el menosprecio por los pol¨ªticos y la desconfianza en los partidos, que cada vez tienen menos afiliados. Lo que hace peligrosa la situaci¨®n, como hemos visto con el ascenso de Trump, es que vivimos una ¨¦poca caracterizada por la palabra impotencia: ¡°Impotencia del ciudadano respecto del gobierno, impotencia del gobienro respecto de Europa y de Europa respecto al mundo¡±. ?Cu¨¢nto tiempo se puede seguir as¨ª? ?Cu¨¢nto desprecio es capaz de soportar un sistema pol¨ªtico?, se pregunta el fil¨®sofo belga.
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