Herencia digital por ley
La Generalitat aprueba un proyecto de ley para que el testamento designe quienes gestionar¨¢n la informaci¨®n colgada en la Red
?Qu¨¦ pasa cuando una persona fallece con la informaci¨®n que ha volcado en la Red? ?Qu¨¦ ocurre con sus fotos? ?Y los archivos en la nube? ?O con la cuenta de un bloguero? ?Qui¨¦n puede gestionar ese patrimonio? El Gobierno catal¨¢n dio ayer un primer paso y aprob¨® un proyecto de ley de voluntades digitales que permitir¨¢ a los ciudadanos designar en sus testamentos a sus herederos digitales para que reclamen ante las empresas la informaci¨®n colgada por la persona difunta.
La iniciativa, que ser¨¢ elevada al Parlament, se fragu¨® despu¨¦s de que el consejero de Justicia de la Generalitat, Carles Mund¨®, leyera una informaci¨®n que se?alaba que Francia estaba dando pasos para legislar en esa laguna. Su departamento no recibi¨® propuestas en ese sentido, pero Mund¨®, activo usuario de las redes, pidi¨® a su equipo que explorar¨¢ el margen legislativo de la Generalitat. El asunto no es excesivamente complicado: la Administraci¨®n catalana tiene competencias exclusivas en Derecho Civil y la reforma se limitar¨¢ a modificar los libros segundo y cuarto del C¨®digo Civil.
¡°Las personas mueren f¨ªsicamente pero su perfil en la Red sigue existiendo y ten¨ªamos que dar respuesta a ese vac¨ªo legal¡±, explic¨® ayer Mund¨® tras el Consell Executiu de la Generalitat. Su intenci¨®n es ¡°estimular¡± a los ciudadanos a que den el paso cuando hagan testamento. La ley distinguir¨¢ cuatro apartados: comunicaciones electr¨®nicas; cuentas en las redes; la informaci¨®n en la nube o los dominios de la persona fallecida. El proyecto tambi¨¦n est¨¢ concebido para los j¨®venes que por su corta edad o falta de patrimonio no tienen intenci¨®n de testar: dispondr¨¢n de un registro que les permitir¨¢ inscribirse con una firma electr¨®nica y designar a un heredero digital.
Javier de la Cueva, abogado experto en temas digitales, es, sin embargo, tremendamente esc¨¦ptico respecto al impacto real de la futura ley. Y por varias razones: la primera es que el C¨®digo Civil tanto el espa?ol ¡ªdesde 1889¡ª como el catal¨¢n permite testar bienes, derechos y obligaciones. Por ello, considera que la ley es innecesaria y que tiene un fin publicitario que se estrellar¨¢ con el mundo real: por ejemplo Twitter tiene su sede en California y cuando alguien abre una cuenta en esa red social clica aceptar sus t¨¦rminos y condiciones. ¡°No podemos imponer una ley a una relaci¨®n jur¨ªdico-privada entre un ciudadano espa?ol y una empresa extranjera¡±, asegura. Esa realidad, dice, no afecta solo a los particulares sino a todas las instituciones... empezando por la Corona.
De la Cueva, profesor de Filosof¨ªa de la Tecnolog¨ªa en la Universidad Complutense, pregunt¨® a trav¨¦s del Portal de Transparencia a la Presidencia del Gobierno si era consciente de que abrir una cuenta de Twitter supone asumir que en caso de conflicto se dirimir¨ªa en un juzgado de California, aludiendo a la Casa Real. La respuesta fue que se hab¨ªan aceptado esos t¨¦rminos y que el objetivo era difundir informaci¨®n de las actividades de la familia real. ¡°Que todos los Estados lo hagan as¨ª solo quiere decir que todos lo hacen mal¡±, avisa. ¡°Se est¨¢ produciendo una dejaci¨®n de soberan¨ªa digital¡±.
No todo el mundo tiene una visi¨®n tan pesimista. ¡°El derecho siempre va detr¨¢s de la sociedad y alguna regulaci¨®n se tiene que hacer¡±, apunta el letrado Pere Lluis Huguet, experto en la misma materia, que avisa que los contenidos digitales afectan a derechos fundamentales como el de la propia imagen. Su propuesta es que Naciones Unidas impulse un tratado que regule la jurisdicci¨®n digital superando las fronteras.
La Generalitat sostiene que su plan incorpora herramientas para que los padres acudan al juzgado cuando crean que sus hijos est¨¢n haciendo un mal uso de las redes tanto como instigadores o porque son v¨ªctimas. Tendr¨¢n, por tanto, el ¡°derecho y la obligaci¨®n¡± de actuar y podr¨¢n recurrir al juez amparados en una ley para que las empresas les faciliten las contrase?as. De la Cueva avisa que igualmente todo depender¨¢ otra vez de la voluntad de Twitter o Facebook. Y plantea esta soluci¨®n sencilla: dejar a un familiar o amigo un sobre cerrado con sus claves para borrar su pasado digital sin pedir permiso a nadie.
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