Esta gente no existe
El artista Julio Falag¨¢n expone retratos recopilados en el Rastro con historias imaginarias
Si usted ha paseado por alg¨²n mercadillo tal vez haya notado el desamparo de sus miradas perdidas. En alg¨²n momento ocuparon lugares preeminentes en sus hogares, venerados por los suyos, queridos y respetados, pero ahora son exiliados de sus anteriores vidas, refugiados de un tiempo pasado, seres abandonados. Son los viejos retratos de esa gente desconocida que encontramos en el Rastro, personas con rostro pero sin nombre, sin historia, sin m¨¢s coordenadas en las que ubicarse. El artista Julio Falag¨¢n (Valladolid, 1979), casi en un obra humanitaria, los ha ido recopilando para darles una nueva historia y una imagen que les adapte a esta nueva fase de su existencia. "Estos retratos se venden incluso m¨¢s baratos que un paisaje porque nadie quiere tener un fantasma en casa", dice el artista, "hasta yo mismo me cans¨¦ de que me miraran en el estudio y pens¨¦ que los ten¨ªa que sacar".
Para ello, para "eliminar al fantasma", Falag¨¢n pidi¨® ayuda a unos cuantos amigos del mundo del arte, cr¨ªticos, comisarios, galeristas, etc. Cada uno eligi¨® un retrato y escribi¨® un texto contando la historia imaginada de esa persona, ya convertida en personaje. Entonces Falag¨¢n intervino sobre cada cuadro para adaptarlo. "Nos intercambiamos los roles: en este caso ellos son los creadores, con la palabra, y yo el que genero el relato, con el pincel", explica el artista. El resultado es la exposici¨®n Real galer¨ªa de retratos de gente que no existe, que se puede ver en la galer¨ªa 6mas1 (Piamonte, 21), hasta el 31 de marzo. Entre los "creadores" se encuentran Tania Pardo, Sem¨ªramis Gonz¨¢lez, Rafael Doctor Roncero, Virginia Torrente, Sema D'Acosta o Rafa Ruiz. El libro, porque de todo esto sale un libro con los textos acompa?ando a las obras, lo prologa el cr¨ªtico y fil¨®sofo Fernando Castro Fl¨®rez.
Estos cuadros cuentan muchas historias. Por ejemplo la de Giuseppe, el adicto a los puros y al onanismo que describe Alex Taylor. O la de Francisca Salgado Ramos, alias Chispa, la terrorista del humor que hac¨ªa la vida imposible a sus vecinos y acab¨® recibiendo su merecido, seg¨²n refiere Eduardo Bravo. O la de Mar¨ªa P¨¦rez de Bucanera, la "fucker yaya", una adorable abuelita que, seg¨²n cuenta Rafa de Ram¨®n, se pasa al lado oscuro y comienza a transgredir las m¨¢s elementales leyes de la moral: mata a millones de focas, la l¨ªa en el Vaticano, persigue a narcotraficantes. Y as¨ª.
La exposici¨®n contin¨²a la l¨ªnea de Falag¨¢n de utilizar la cultura popular, lo mas cercano, lo m¨¢s banal, como tablero sobre el que llevar a cabo la subversi¨®n. Es en estas expresiones donde con m¨¢s facilidad, a trav¨¦s de una inteligente vuelta de tuerca, sale a relucir el profundo absurdo en el que vivimos. Es lo que hace Falag¨¢n, con mucho humor, cosa no siempre bien vista en el mundo del arte. "Si haces cosas con humor mucha gente se queda con que 'es gracioso', sin ir m¨¢s all¨¢, pero hay un discurso detr¨¢s. En mi obra se encuentra una cr¨ªtica a al poder, a lo establecido", dice Falag¨¢n, "a nosotros mismos".
Viendo esta colecci¨®n de viejos retratos intervenidos con retranca viene a la mente otra obra del g¨¦nero, en este caso involuntaria: la reactualizaci¨®n del Cristo de Borja por la c¨¦lebre artista popular Cecilia Gim¨¦nez. "Soy fan", confiesa el autor, "lo que hizo Cecilia fue una maravilla, cogi¨® una pieza anodina, que estaba por tapar, y de repente cre¨® una nueva obra de arte universal. Tendr¨ªa que haberle pedido un pr¨®logo para esta exposici¨®n".
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