Colau cede ante los okupas para mantener la paz social
El movimiento se diluye aunque tiene capacidad de movilizaci¨®n, y las ocupaciones se disparan
Han pasado 20 a?os de un hito del movimiento okupa de Barcelona: los j¨®venes de la Hamsa, una antigua industria okupada del barrio de Sants, izaron la bandera del movimiento en uno de los m¨¢stiles del Ayuntamiento. Hoy, el movimiento okupa de Barcelona est¨¢ mucho menos presente en la ciudad, aunque mantiene edificios que son buques insignia y goza de una capacidad de movilizaci¨®n y de respuesta no exenta de violencia. Lo demostraron con los intentos de desalojo de Can Vies (2014, con el exalcalde Xavier Trias) y en mayo pasado en el autodenominado Banco Expropiado. En ambos casos, los barrios estallaron y hubo varias noches de graves disturbios.
El Gobierno de Ada Colau ¡ªcon integrantes que han sido okupas, como la propia alcaldesa¡ª ha cambiado la estrategia de Trias y ha optado por tender la mano a estos colectivos. En el caso de Can Vies, en Sants, la alcaldesa se ha mostrado partidaria de mantener el centro social en pie. Colau busca una salida pactada con el entorno que permita no derribar el hist¨®rico centro social, que es propiedad municipal. Josep Maria Domingo, del Centro Social de Sants, ha mediado de alguna forma entre el Ayuntamiento y Can Vies tanto en el mandato de Colau como en el de Trias. Domingo defiende: ¡°Colau parece m¨¢s tolerante y abierta; Trias ten¨ªa un papel de Gobierno conservador y no pod¨ªa tener conversaciones abiertas y fluidas con estos colectivos¡±.
Banco Expropiado
En el Banco Expropiado, aunque fue un privado quien ech¨® a los okupas cuando Colau dej¨® de pagarles el alquiler que hab¨ªa abonado Trias para comprar la paz social, fue el Ayuntamiento, de la mano de las entidades, quien tuvo que calmar las aguas. El concejal del distrito de Gr¨¤cia, Eloi Badia, tuvo un papel crucial. ¡°Hablamos y hablamos, mediamos con entidades, comercios e intentamos rebajar el conflicto. A¨²n as¨ª, poco se puede hablar con quien no quiere hablar¡±, recuerda en alusi¨®n a los okupas, que no suelen reconocer al Ayuntamiento como interlocutor. ¡°Cada caso es un mundo, pero siempre seguimos unas premisas. Si el inmueble es privado no tenemos gran cosa que decir. Si es municipal, evaluamos si de forma inminente se ha de realizar all¨ª alg¨²n equipamiento. En el caso del edificio Transformadors, en la calle Ausi¨¤s March, ten¨ªamos un proyecto aprobado y el Consistorio decidi¨® solicitar el desalojo. Si no es inminente la construcci¨®n de un equipamiento, analizamos si hay problemas de seguridad y si los okupas realizan actividades que tienen alg¨²n tipo de retorno social. Por ¨²ltimo, intentamos detectar si existe alg¨²n tipo de problema de convivencia con los vecinos o entidades¡±. Badia asegura que ni el Consistorio deja la puerta abierta a las okupaciones ni si van a convertir ¡°en un problema ¡ªcrear un Can Vies 2¡ª lo que no es un problema¡±. Adem¨¢s, con la entrada al gobierno de Barcelona en Com¨², la Guardia Urbana dej¨® de realizar intervenciones como antidisturbios o relacionadas con el orden p¨²blico y, en consecuencia, dejaron de apoyar a los Mossos en los desalojos.
El Ayuntamiento admite que va a evitar los disturbios de un ¡®Can Vies 2¡¯
Pero si hoy el movimiento de Barcelona, que lleg¨® a ser un referente europeo, est¨¢ mucho menos presente en la ciudad (la Asamblea Okupa hace a?os que no tiene actividad), la okupaci¨®n como fen¨®meno no ha desaparecido. Desde que estall¨® la crisis, okupan pisos las familias que no tienen donde ir; okup¨® la PAH bloques enteros de la Sareb; okupan los vecinos espacios que acaban incorpor¨¢ndose a la red p¨²blica de equipamientos...
Adem¨¢s de Can Vies, en la ciudad siguen existiendo edificios que se identifican con el movimiento okupa. La Kasa de la Muntanya, un antiguo cuartel del barrio de Gr¨¤cia, cumpli¨® 25 a?os de okupaci¨®n en 2014. Can Masdeu, una antigua leproser¨ªa de Collserola, lleva 15 a?os.
Jordi Mir, del Observatorio de los Movimientos Sociales de la Universidad Pompeu Fabra, subraya esta paradoja: ¡°Mientras el movimiento ha perdido peso, la okupaci¨®n lo ha ganado como fen¨®meno por parte de colectivos que lo han utilizado para hacer posibles sus reivindicaciones¡±. ¡°Hoy las reivindicaciones se canalizan por otras v¨ªas, incluida la instituci¨®n¡±, se?ala Mir. El experto cree que la extensi¨®n de las okupaciones es ¡°se?al de cambio social¡±. ¡°Determinadas pr¨¢cticas de lo que antes era gente peligrosa para el sistema ahora se han extendido y, a partir de la situaci¨®n de crisis habitacional, socioecon¨®mica y pol¨ªtica, se distingue entre lo que es ilegal y lo que es leg¨ªtimo, y desde la legitimidad se construyen alternativas¡±, entiende. Y a?ade que el movimiento okupa, como ha ocurrido en otros casos, ¡°ha perdido centralidad en el espacio de lucha¡±.
Pleno tras pleno, grupos municipales como el PP, pero tambi¨¦n CiU y Ciudadanos, reprochan a Colau lo que entienden que es ¡°permisividad¡± con los okupas. El PP revel¨® hace unas semanas que las okupaciones de vivienda han aumentado un 60% entre finales de 2015 y junio de 2016, cuando hab¨ªa 1.065. El jefe de filas de los populares, Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz, denunci¨® que una gu¨ªa para turistas del distrito de Gr¨¤cia incluye la Kasa de la Muntanya como atractivo, una publicaci¨®n que fuentes del ejecutivo municipal aseguran que se encarg¨® durante el mandato de Trias.
La oposici¨®n carga contra la alcaldesa
¡°Permisiva¡±, ¡°condescendiente¡± o ¡°aliada¡± frente a la ¡°impunidad¡± del movimiento okupa, ¡°que se siente m¨¢s fuerte que nunca¡±. Son algunas de las cr¨ªticas que peri¨®dicamente lanza la oposici¨®n a la alcaldesa, Ada Colau, por su actitud con los okupas. El portavoz de CiU, Joaquim Forn, mantiene que ¡°Colau quiere seguir siendo la activista antisistema. Con su actitud, divide entre okupas buenos y malos y legitima un movimiento que hoy se siente m¨¢s fuerte que nunca¡±.
Desde Ciudadanos, Carina Mej¨ªas acusa a Colau de tener ¡°total connivencia y complicidad con los okupas¡±. ¡°Es intolerable que Colau tenga total permisividad y deje impune la okupaci¨®n ilegal de edificios¡±, afirma. Tambi¨¦n Alberto Fern¨¢ndez, el presidente del PP en el consistorio, denuncia que las pol¨ªticas de Colau ¡°multiplican el fen¨®meno okupa en la ciudad, generando efecto llamada¡±. ¡°Colau deber¨ªa escribirse con doble k, Alkaldesa Kolau¡±, ironiza.
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