¡®Patria¡¯, una opini¨®n discrepante
Si lo que pretend¨ªa Aramburu era tranquilizar nuestra conciencia, la novela funciona. Pero es moralmente ventajista
Patria, de Fernando Aramburu, es uno de los acontecimientos pol¨ªtico-literarios del a?o. La construcci¨®n de la trama es atinada, el crescendo es, simult¨¢neamente, violento y arm¨®nico. Sus virtudes narrativas son m¨²ltiples. Es una buena novela.
Sin embargo, creo que podr¨ªa haber sido mejor. Incluso mucho mejor. ?Por qu¨¦? Porque, al menos a m¨ª, no me incomoda. Enti¨¦ndaseme bien: me incomoda el acoso nacionalista que sufre uno de los protagonistas, me incomoda la indiferencia del pueblo ante tal acoso, me incomoda el discurso xen¨®fobo del que da cuenta Aramburu, y tambi¨¦n me incomodan las torturas a las que est¨¢ sometido uno de los protagonistas. Pero todo eso ya lo sab¨ªa. De hecho, me parece que cualquier persona bien informada ya lo sab¨ªa antes de leer la novela (creo que Savater, hace unas semanas, dijo justamente esto). Y yo prefiero que una novela me incomode no por lo que ya s¨¦, sino por lo que no s¨¦. Y s¨¦ todo lo que acabo de mencionar y tambi¨¦n s¨¦, y sab¨ªa, que a veces fuimos insolidarios con las v¨ªctimas del terrorismo.
?Qu¨¦ es, entonces, lo que no s¨¦? Lo que no s¨¦ es qu¨¦ me une con quien decide incorporarse a ETA, o con quien simpatiza con ella, habiendo llegado ya la democracia. Quiz¨¢s la respuesta correcta es, simplemente, ¡°nada¡±. Y es posible que esta sea la respuesta que d¨¦ Aramburu Patria mediante. Pero hay diferentes v¨ªas para llegar a esa respuesta. Y la de Aramburu es poco incisiva y moralmente ventajista porque presenta a la contraparte mala de toda esta historia de manera simplista y estereotipada; Aramburu elige la v¨ªa de la caricaturizaci¨®n de los abertzales de aldea y la ridiculizaci¨®n de la gente de pueblo y sus convenciones sociales como ejemplo paradigm¨¢tico del independentista violento.
Los malos, en Patria, son ignorantes, provincianos e incluso me atrever¨ªa a decir que tienen alg¨²n tipo de d¨¦ficit cognitivo notable. En ning¨²n momento de la lectura intuyo que su maldad y la barbarie que propagan provenga de su ideolog¨ªa, sino m¨¢s bien de sus limitaciones mentales, o sea: son b¨¢rbaros b¨¢sicamente porque son cortos. Y ETA, y su entorno, al menos en los a?os en que empieza la trama de la novela, fue algo m¨¢s que esa caricatura (de otro modo, dif¨ªcilmente se explicar¨ªa por qu¨¦ algunas de las mentes m¨¢s destacadas de este pa¨ªs expresaron sus inquietudes pol¨ªticas cerca de ETA, o cerca de los que se mov¨ªan cerca de ETA, en los setenta y a¨²n en los ochenta). Patria da a entender que la inteligencia y la intelligentsia nunca estuvo cerca de ETA. Y esto me parece muy optimista.
Alguien podr¨ªa decir que, de hecho, gente como Miren o como Joxe Mari, los principales personajes abertzales, existi¨®, y que opinaban como opinan ellos en la novela y que la novela simplemente refleja esa realidad. Pero no veo por qu¨¦ la novela, como g¨¦nero, deber¨ªa reflejar la realidad como si se tratara de un estudio sociol¨®gico. Y no me parece que elegir a los m¨¢s ignorantes, de entre todos los que jalearon o formaron parte de ETA en los a?os ochenta, sea lo m¨¢s estimulante, literariamente hablando, a la hora de construir los personajes que van a colmar de vida una novela sobre algo tan peliagudo como lo que ocurri¨® en el Pa¨ªs Vasco durante d¨¦cadas. Adem¨¢s, no importar¨ªa que Miren y Joxe Mari fueran reales porque en una novela lo que cuenta es que sean veros¨ªmiles. Y la maldad de Miren y Joxe Mari, en muchos pasajes, carece de verosimilitud.
Si lo que se pretend¨ªa con Patria era armar una epopeya narrativa que tranquilizara nuestras conciencias confirmando que ellos eran los malos y los fan¨¢ticos y los burros de pueblo y nosotros los buenos (un poco cobardes, pero buenos al fin y al cabo), Patria funciona ¡ªy lo digo sin sarcasmo¡ª a la perfecci¨®n.
Si en cambio alguien espera que, del mismo modo que ocurre con El impostor de Cercas o Lolita de Nabokov, terminemos inc¨®modos y preocupados porque resulta que en una dimensi¨®n no tan rec¨®ndita, una dimensi¨®n abstracta en la que habitan nuestras debilidades morales y las justificaciones espurias de nuestras elecciones de vida, nos parecemos en alg¨²n sentido a aquellos personajes por los que sentimos repugnancia, como Enric Marco, como Humbert Humbert, o como Joxe Mari o Miren, ese alguien probablemente se quedar¨¢ con la sensaci¨®n de que Patria es buena, pero habr¨ªa podido ser excepcional.
Pau Luque pertenece al Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.