Espiar
?C¨®mo protegerse sin renunciar al m¨®vil, al ordenador, al ipad o a la tarjeta de cr¨¦dito?
Una se?ora tropieza en la calle, se da de bruces contra el bordillo de la acera y empieza a sangrar por una ceja. Aturdida, se repone poco a poco despu¨¦s de haberse incorporado con la ayuda de dos peatones y da las gracias. Asegura que se encuentra bien, no le da importancia a que sus gafas se hayan partido por la mitad y pide que no se llame a una ambulancia y menos a la familia. Lleva su propio tel¨¦fono m¨®vil, pero lo tiene apagado y no piensa encenderlo. ¡°Me lo puso mi hija para cuando salgo de casa; as¨ª me tiene controlada¡±, confiesa. ¡°Ahora piensa que estoy en cama. No sabe que cada ma?ana me re¨²no un ratito con unas amigas; desayunamos y hacemos unas risas. Si lo supiera, no me dejar¨ªa ir; tendr¨ªa miedo a que me pasara algo. Y, bueno, no ha pasado nada; me resbal¨¦¡±.
No hay nada m¨¢s preciado que la intimidad desde que vivimos en una caja de cristal. En la era de internet, se sabe todo de cada uno de nosotros por el rastro que dejamos en cada cosa que hacemos y por el ingenio de quienes viven de espiarnos, de manera que se impone tomar medidas si se quiere ser an¨®nimo, ni que sea durante un rato. La tecnolog¨ªa nos ha cambiado la vida y ha modificado tambi¨¦n las relaciones entre los padres y los hijos.
Hay historias que ponen los pelos de punta, alguna sorprendente, como la que le pas¨® a un cliente de Target, una de las cadenas de supermercados m¨¢s grandes de Estados Unidos, competidora de Wal-Mart. El ciudadano norteamericano acudi¨® de muy mal humor a la sede de la compa?¨ªa en Minneapolis para pedir explicaciones al gerente por las ofertas recibidas por su hija en la cuenta del correo electr¨®nico. ¡°Ustedes me est¨¢n tomando el pelo¡±, advirti¨®. ¡°Mi ni?a tiene 14 a?os, acaba de empezar secundaria y le env¨ªan cupones para descuentos a fin de que compre ropa de beb¨¦, pa?ales y una cuna. ?Quieren estimularla para que quede embarazada?¡±.
El gerente tom¨® los cupones, consult¨® con el departamento de promoci¨®n y confirm¨® la informaci¨®n del cliente, al que en seguida pidi¨® disculpas de forma reiterada. No acabaron aqu¨ª las excusas sino que ante la duda y el temor a que del encuentro se pudiera derivar una publicidad negativa, d¨ªas despu¨¦s le telefone¨® para volver a pedirle perd¨®n. Apenas pudo hablar porque el padre le interrumpi¨®: ¡°Soy yo el que se tiene que justificar. Tuve una conversaci¨®n con mi hija y me advirti¨® sobre cosas de las que no ten¨ªa noticia. El beb¨¦ nacer¨¢ en agosto¡±.
Target supo antes que los padres que su hija estaba embarazada. La empresa cuenta con un departamento denominado Analyctics que asigna a cada mujer un ¨ªndice potencial de embarazo despu¨¦s de recopilar la mayor cantidad de informaci¨®n posible sobre los h¨¢bitos de compra. As¨ª pudo detectar que una gran mayor¨ªa de las mujeres que adquir¨ªan lociones sin perfume y suplementos medicinales que conten¨ªan magnesio, zinc y calcio, par¨ªan al cabo de seis meses. La cuesti¨®n consist¨ªa entonces en delimitar posibles candidatas a ser madres y, con la idea de fidelizarlas como clientas, empezaban a enviarles cupones con descuentos sobre determinados productos relacionados con la maternidad.
Me lo cuenta el amigo Adri¨¢n Paenza, periodista argentino y profesor de universidad que divulga las matem¨¢ticas con tanto acierto que en 2014 mereci¨® el Premio Leelavati. Residente en Chicago y gran conocedor de Maradona, cuando se deja caer por Barcelona no paramos de hablar ni de caminar. Necesito de sabios generosos como ¨¦l para afrontar aquellos temas que me incomodan o sobre los que tengo una opini¨®n confusa, como son las nuevas tecnolog¨ªas.
?C¨®mo protegerse sin renunciar al m¨®vil, al ordenador, al ipad o a la tarjeta de cr¨¦dito? ?Hay alguna posibilidad de no pasar por un mal educado cuando no se quiere responder a una encuesta para no facilitar datos? Y Adri¨¢n agranda mi vulnerabilidad cuando me sigue ilustrando con historias como la de un hacker de nombre Pablos Holman que comenz¨® una conferencia en Chicago despu¨¦s de descubrir c¨®mo hab¨ªan pasado la noche anterior los presentes que se hab¨ªan alojado en su mismo hotel. Hab¨ªa intervenido la red por la que se conectaban los televisores de las habitaciones y despu¨¦s de ver que la mayor¨ªa disfrutaba de pel¨ªculas pornogr¨¢ficas les puso ante su sorpresa una sesi¨®n de dibujos animados.
Holman demostr¨® con fotograf¨ªas y videos que sab¨ªa de lo que hablaba y lo que hac¨ªa. Paenza conoce tambi¨¦n a dos exalumnos suyos que fueron contratados por la NASA despu¨¦s de intervenir una de sus computadores y dejar la siguiente nota: ¡°No queremos hacerles ning¨²n da?o sino advertirles de la fragilidad de sus sistemas de seguridad¡±. Ahora es Wikileaks quien denuncia que la CIA hackea los m¨®viles justamente despu¨¦s de celebrarse en Barcelona el Mobile World Congress.
La moraleja dice que no se trata de correr m¨¢s que el oso sino de ser m¨¢s r¨¢pido que tu amigo cuando los tres os qued¨¦is solos en el bosque. A mi me gusta perderme para as¨ª orientarme despu¨¦s como hace Xavi. Toda la vida he sospechado que si siempre sab¨ªa d¨®nde ponerse en el campo para que le llegara la pelota al momento es porque era un excelente buscador de setas y un buen navegante que no precisaba GPS.
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