Millet, nuestro B¨¢rcenas
La vieja Converg¨¨ncia cree con tanto ah¨ªnco como el moderno PP en la presunci¨®n de inocencia. Ambos est¨¢n hermanados en los tribunales por la corrupci¨®n
Cuando estall¨® la sublevaci¨®n militar del 18 de julio de 1936, Francesc Camb¨®, el l¨ªder de la Lliga Regionalista, se hallaba navegando por el Adri¨¢tico. El d¨ªa que se inici¨® el juicio del caso Palau, Artur Mas, alma de la derecha catalana, pronunciaba una conferencia en la prestigiosa Universidad de Oxford. Si la pasi¨®n marinera era utilizada por Camb¨® para poner tierra de por medio en momentos conflictivos, el independentismo sobrevenido del PDECat es utilizado por Mas como un cortafuego para alejarse de la corrupci¨®n de Converg¨¨ncia, la deixa envenenada que le leg¨® Jordi Pujol.
A diferencia de Camb¨®, Mas no ha instalado su residencia ni en la Liguria, ni en ?stria. Cree que no precisa distanciarse geogr¨¢ficamente. Est¨¢ tan seguro que, afirman, no desde?ar¨ªa siquiera entrevistarse con corruptos en alta mar. El expresidente de la Generalitat, presunto futuro candidato del PDECat, conf¨ªa en que pol¨ªticamente no est¨¢ acabado y prefiere supervisar las operaciones sobre el terreno. Desde Barcelona lanza a sus bombarderos contra las posiciones enemigas con los argumentos de la presunci¨®n de inocencia para CDC en el caso Palau, asegurando que no se puede dar credibilidad a las confesiones de F¨¨lix Millet y Jordi Montull, saqueadores confesos del coliseo modernista.
La vieja Converg¨¨ncia cree con tanto ah¨ªnco como el moderno PP en la presunci¨®n de inocencia. Ambos est¨¢n hermanados en los tribunales por la corrupci¨®n. Y al igual que el Partido Popular con Luis B¨¢rcenas, CDC ha convertido a Millet en su muro de contenci¨®n. Los aut¨¦nticos tesoreros de Converg¨¨ncia emerg¨ªan de la sociedad catalana, no de la estructura org¨¢nica del partido. Al abrigo de las complicidades que teji¨® el cesarismo pujolista, el ahora partido de Mas ha contado hist¨®ricamente con la aquiescencia no solo de las instituciones sino del patriciado catal¨¢n. Compart¨ªan hasta tal punto objetivos que, presuntamente, llegaron a repartirse ordenada y jer¨¢rquicamente las comisiones de Ferrovial en la adjudicaci¨®n de obra p¨²blica: un 2,5% para CDC y un 1,5% para los emprendedores Millet y Montull.
Es l¨®gico que fruto de esa comuni¨®n de ideas, tanto la Fundaci¨®n Palau de la M¨²sica como el consorcio de la instituci¨®n musical ¡ªen el que est¨¢n integrados la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, adem¨¢s del Ministerio de Cultura¡ª hayan dejado fuera de su acci¨®n acusadora a aquellos miembros de CDC que el juez ha imputado en el caso. Si los patricios de la Fundaci¨®n decid¨ªan no acusar a Converg¨¨ncia, ?por qu¨¦ iba a hacerlo la Generalitat o el Ayuntamiento, en manos del partido? Cuando en 2013 se cerr¨® la instrucci¨®n del caso Palau ¡ªen el que se han esfumado unos 26 millones de euros¡ª tanto el entonces alcalde Xavier Trias como el Gobierno de la Generalitat, dirigido por el mism¨ªsimo Mas, consideraron prudente retirar la acusaci¨®n a Converg¨¨ncia.
Entonces se trataba de dar aldabonazo a la gesti¨®n de Joan Llinares, director del Palau tras la entrada de los Mossos. Llinares se convirti¨® en un aut¨¦ntico incordio. Incluso ahora ha vuelto a la carga desde el Ayuntamiento de Barcelona solicitando que el consorcio revise su posici¨®n respecto a los imputados convergentes, tal como avanz¨® este diario. Lo cierto es que su gesti¨®n como director general del Palau fue breve pero contundente y capot¨® con el fin del tripartito, en 2010.
Luego volvi¨® la pax romana convergente. Pero en ese modesto interregno afloraron temas econ¨®micamente sorprendentes y culturalmente simp¨¢ticos. Por ejemplo, tres millones de euros en facturas falsas; mailings que ten¨ªan un coste de 3.500 euros y por los que el Palau pag¨® hasta 190.000 euros. Pantallas que costaron 300.000 euros y que jam¨¢s se instalaron en el coliseo modernista. Empresarios que han reconocido haber facturado al Palau 190.778 euros por conceptos falsificados o 824.299 euros que pag¨® el patriciado (todos nosotros) en lugar de CDC.
Y qu¨¦ decir de las subvenciones por 600.000 euros que el Palau concedi¨® generosamente a la fundaci¨®n Trias Fargas. Con ese dinero se trataba ¡ª seg¨²n Daniel Os¨¢car, tesorero de CDC e imputado¡ª de que en las fiestas mayores de los pueblos las sardanas ganaran el pulso a la ¡°m¨²sica andaluza¡±. Es verdad que no pudo poner ni un solo ejemplo de esa encomiable gesti¨®n en pro de la cultura popular catalana. Y, por cierto, los documentos que deber¨ªan acreditarlo han desaparecido de la fundaci¨®n de CDC. Tiempos de hermandad ecum¨¦nica a la que no es ajena la actuaci¨®n de los bancos: la fiscal¨ªa y el juez han lamentado la escasa colaboraci¨®n del BBVA y Catalunya Caixa, entre otros, a la hora de identificar, desoyendo la legalidad, a quienes cobraban talones al portador por miles de euros. Tiempos de aquiescencias, connivencias y silencios.
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