Cientos de bailarines convierten La Concha en un gran estudio de danza

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Una barandilla para fan¨¢ticos

Barra de ballet en La Concha

La bah¨ªa de San Sebasti¨¢n se ha convertido hoy en el mejor estudio de ballet al aire libre para casi 1.500 bailarines, la gran mayor¨ªa ni?as, que, llenas de ilusi¨®n infantil, han abandonado por un d¨ªa las barras de sus academias para deleitar a los donostiarras con sus evoluciones junto a la barandilla de La Concha. Un cielo casi despejado ha acompa?ado este mediod¨ªa a la cita anual de las academias de danza cl¨¢sica de Gipuzkoa y se ha aliado con las peque?as bailarinas, de edades comprendidas entre los 9 y los 12 a?os, cuyos padres y madres se tem¨ªan lo peor tras la fr¨ªa y lluviosa jornada de ayer.

Desde media hora antes de la cita, las sonrisas y los nervios han llenado a partes iguales el escenario m¨¢s emblem¨¢tico de San Sebasti¨¢n, donde ni?as y familiares se afanaban en dar los ¨²ltimos retoques a mo?os y vestidos antes del inicio de la exhibici¨®n. Los tonos blancos, perla y rosa palo, predominantes en las mallas y zapatillas de las peque?as, las palomas del paseo, y las flores de los jardines de Alderdi Eder han dotado de un incipiente ambiente primaveral al evento, una de las actividades m¨¢s destacada del "Mes de la Danza" que cada a?o se celebra por estas fechas en Gipuzkoa.

Poco a poco, desde el edificio del Ayuntamiento hasta las proximidades de la escultura Homenaje a Fleming, cada segmento de la c¨¦lebre barandilla que delimita el per¨ªmetro de la bah¨ªa donostiarra ha sido disciplinadamente ocupado por las peque?as danzantes, perfectamente vestidas para la ocasi¨®n.

Justo a mediod¨ªa, una portavoz de la organizaci¨®n ha ofrecido a trav¨¦s de los altavoces, instalados a lo largo del paseo, las principales cifras de la cita, que este a?o cumple su 21 edici¨®n y que ha contado con la participaci¨®n de 31 profesores y monitores de 24 academias de danza de 13 municipios del territorio.

Con la isla de Santa Clara al fondo y los montes Ul¨ªa y Urgull como escenario natural, las primeras notas de piano han empezado a escucharse por la megafon¨ªa y las peque?as danzantes, entre las que, cada varios metros tambi¨¦n pod¨ªa verse alg¨²n ni?o, han iniciado sus ejercicios de calentamiento.

Familiares y cientos de curiosos, repartidos entre los tamarindos y los bancos del paseo, han seguido atentos cada uno de los ejercicios de las aplicadas bailarinas que, con sus?crois¨¦s, pli¨¦s y?ecart¨¦s, han ofrecido su mejor regalo de cumplea?os a una barandilla de La Concha por la que parece no pasar el tiempo pero que cumple ya su "primer siglo de vida".