Una intolerancia antigua
Los responsables de la universidad reaccionan a las agresiones sufridas por Societat Civil Catalana con equidistancia, es decir, apoyando a los violentos
Hace quince a?os, o m¨¢s, en todo caso alrededor del cambio de siglo, en la facultad de Geograf¨ªa e Historia de la Universidad de Barcelona, cuando todav¨ªa estaba ubicada en la zona alta de la Diagonal, se desarroll¨® un ciclo de conferencias sobre el nacionalismo organizado por la asociaci¨®n Convivencia C¨ªvica. De lunes a jueves, a ¨²ltima hora de la tarde, dos conferenciantes abordaban el tema desde diversos ¨¢ngulos. Despu¨¦s, estaba previsto un coloquio.
La tarde del lunes, primer d¨ªa del ciclo, nos correspondi¨® hablar a Andr¨¦s de Blas, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UNED, y a m¨ª. El acto transcurri¨® sin incidencias salvo que en la entrada de la facultad colgaban de las paredes unos inquietantes carteles que anunciaban el boicot a las conferencias del jueves, el ¨²ltimo d¨ªa, en que deb¨ªan hablar Jon Juaristi y Alejo Vidal-Quadras.
Los carteles del boicot permanecieron intactos hasta el jueves mismo, ninguna autoridad acad¨¦mica dio la orden de retirarlos, lo cual hubiera sido pertinente ya que incitaban a vulnerar dos derechos fundamentales tan importantes como son el derecho de reuni¨®n y la libertad de expresi¨®n. Pero las autoridades universitarias, ya en aquellos tiempos, o bien estaban a favor de los boicoteadores, o bien les ten¨ªan miedo.
Pero retomemos el hilo de la historia. El jueves, el d¨ªa anunciado, sin acordarme de los carteles, me dispuse a asistir a la clausura. Cuando entr¨¦, la sala estaba totalmente a oscuras y llena de estudiantes, todos en pie, chillando e insultando, el ruido era ensordecedor. Quienes planificaron el boicot hab¨ªan cortado la electricidad. Dada la situaci¨®n, y para evitar males mayores, a Vidal-Quadras se le telefone¨® para que no asistiera. All¨ª encontr¨¦ a muchos amigos, impresionados por el clima de violencia. El valiente Jon Juaristi intent¨® comenzar a oscuras y sin micr¨®fono. Era imposible, nada se ve¨ªa, nada se o¨ªa.
Me acerqu¨¦ a las primeras filas de estudiantes para intentar hacerles entrar en raz¨®n, explicarles que primero dejaran hablar a los conferenciantes, ellos podr¨ªan intervenir en el debate. Fue in¨²til. Y no s¨®lo in¨²til: recib¨ª varios escupitajos, uno de ellos, asqueroso, en pleno rostro y me tiraron por la cabeza un cubo lleno de pintura amarilla que me dej¨® el pelo como un punki y la chupa lista para tirar a la basura.
Pero lo peor no fue todo esto, al fin y al cabo gajes del oficio, sino la inhibici¨®n de las autoridades acad¨¦micas. A pesar de estar anunciado desde hac¨ªa d¨ªas, all¨ª no apareci¨® ni un decano, ni un vicedecano, ni un profesor, ni tan siquiera un bedel. ?Nadie! A las siete de la tarde nadie estaba dispuesto a echar una mano a quienes pretend¨ªan que se pronunciara algo tan acad¨¦mico como es una conferencia.
Por fin, tras una hora de jaleo, los boicoteadores se retiraron. Entonces lleg¨® una se?ora que se present¨® como vicerrectora de la universidad. Fue muy amable y comprensiva con nosotros, pregunt¨® por los detalles de lo sucedido y dijo lamentarlo mucho. Le preguntamos que medidas tomar¨ªan y respondi¨® que se lo pensar¨ªan.
Al d¨ªa siguiente, poco despu¨¦s de las ocho de la ma?ana, me llam¨® Josep Cun¨ª para que diera mi versi¨®n en directo para COMR¨¤dio. Desde otro tel¨¦fono, tambi¨¦n en antena, hac¨ªa declaraciones la vicerrectora del d¨ªa anterior. La escuch¨¦ y mi sorpresa fue grande cuando dijo que lleg¨® all¨ª y se encontr¨® que dos grupos se estaban peleando. A la sorpresa sigui¨® la indignaci¨®n: la ¨²nica realidad era que un grupo violento impidi¨® por la fuerza que se celebraran unas conferencias autorizadas. ?C¨®mo pod¨ªa equiparar en culpabilidad a agredidos y agresores? Le dije a Cun¨ª ir¨®nicamente que comprobara si aquella se?ora era vicerrectora ya que por sus palabras no lo parec¨ªa.
La historia se repite. En la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, una denominada Plataforma Antifeixista, que deber¨ªa suprimir el prefijo, ha practicado impunemente desde hace meses actos violentos contra estudiantes de Societat Civil Catalana, una asociaci¨®n contraria a la independencia, a la que pertenezco. La vicerrectora de Comunicaci¨®n de la UAB, la profesora Virginia Luz¨®n, admite, seg¨²n La Vanguardia, que hay un conflicto entre dos grupos y ha abierto un proceso de mediaci¨®n con el fin de propiciar el di¨¢logo. Como hace quince a?os: la equidistancia, es decir, el apoyo a los violentos. La intolerancia y la cobard¨ªa no son de hoy, vienen de antiguo.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.