El malestar del centro de salud
La denuncia p¨²blica del deterioro puede ser utilizada para desacreditar al sistema p¨²blico, pero tambi¨¦n lo desacredita dejar que se siga deteriorando
Que un paciente tenga que esperar hasta un mes para poder ser atendido por su m¨¦dico de cabecera es un indicador de lo mucho que se han deteriorado las condiciones en que trabaja la asistencia primaria. Eso es lo que ocurre en algunos ambulatorios con mucha presi¨®n asistencial. Despu¨¦s de seis a?os de recortes y pol¨ªticas de austeridad ¡ªentre 2010 y 2104 los presupuestos se han reducido un 20%¡ª era previsible que las costuras estallaran. M¨¢s presi¨®n asistencial con menos medios es una ecuaci¨®n que lleva necesariamente a un deterioro de la calidad asistencial y al conflicto.
Al principio los profesionales compensaron con mayor dedicaci¨®n y esfuerzo los efectos de los recortes, pero una situaci¨®n sostenida de falta de medios no puede afrontarse indefinidamente con voluntarismo. La marea del descontento ha ido subiendo y ya est¨¢ formando las primeras olas de protesta. Los profesionales sanitarios de m¨¢s de veinte centros de salud han suscrito un manifiesto en el que alertan de la situaci¨®n l¨ªmite en que se encuentran a causa de la presi¨®n asistencial y de la falta de recursos.
Entre los firmantes hay algunos veteranos de todas las batallas por la dignificaci¨®n de la asistencia primaria. De esos que estudiaron la especialidad de Medicina Comunitaria no porque no tuvieran nota o no pudieran optar a una especialidad hospitalaria, sino por vocaci¨®n, porque cre¨ªan en la medicina de proximidad y hac¨ªan suya una de las divisas que con ah¨ªnco defendi¨® en vida el desaparecido Albert Jovell, cuando abogaba por una medicina afectiva, adem¨¢s de efectiva. Poca afectividad se puede desarrollar en una consulta saturada a la que los pacientes llegan cansados de esperar y temerosos de que un retraso en el diagn¨®stico pueda tener consecuencias graves para su salud. Tambi¨¦n la efectividad se acaba resintiendo en una situaci¨®n de colapso permanente.
Cuando se producen este tipo de situaciones, a estos profesionales vocacionales se les plantea un dilema. La denuncia p¨²blica del deterioro puede ser utilizada para desacreditar al sistema sanitario y alimentar las campa?as que las aseguradoras privadas lanzan con el prop¨®sito de captar clientes entre quienes sufren las listas de espera o temen sufrirlas. La gestaci¨®n de este manifiesto ha coincidido con la presentaci¨®n del triunfalista balance anual del sector de los seguros privados.
Aunque algunos expertos atribuyen el aumento al efecto rebote, despu¨¦s de la ca¨ªda y estancamiento que la crisis produjo a partir de 2009, las cifras son significativas. En 2016 se ha superado por primera vez despu¨¦s de a?os de estancamiento los 10,7 millones de personas cubiertas por un seguro privado, que era el m¨¢ximo alcanzado en el mejor momento del sector. Ahora hay 11,14 millones, casi 600.000 m¨¢s que en 2015, lo que representa un aumento del 3,45%. Y una parte de ese crecimiento se debe que ahora muchas empresas ofrecen una p¨®liza privada como parte de la remuneraci¨®n de cierto tipo de empleados, un fen¨®meno nuevo que puede tener recorrido.
Pero atenci¨®n al dato: los directivos de las aseguradoras presum¨ªan en la rueda de prensa de la recuperaci¨®n del sector y atribu¨ªa el incremento del n¨²mero de p¨®lizas a las listas de espera de la Sanidad p¨²blica y al temor a que el Estado no pueda seguir financiando los servicios de salud como antes de la crisis. Y a continuaci¨®n afirmaban que Espa?a tiene un buen servicio p¨²blico de salud, que los seguros privados no compiten con la red p¨²blica, que ambas son complementarias y que pueden colaborar. Efectivamente, la existencia de los seguros privados alivia la presi¨®n de los ya saturados servicios p¨²blicos. Pero tambi¨¦n es verdad que los seguros privados son rentables con las primas que ahora cobran porque existe una buena sanidad p¨²blica a la que muchos asegurados recurren en cuanto tienen algo serio que tratar.
Tiene l¨®gica pensar que si denuncian la situaci¨®n y hacen visible el conflicto, contribuyen al descr¨¦dito del sistema p¨²blico, lo que empuja a muchos pacientes a suscribir p¨®lizas privadas. Si el porcentaje de personas con doble cobertura crece demasiado, acabar¨¢ siendo un factor de deslegitimaci¨®n del sistema sanitario p¨²blico en las capas de renta media. Pero dejar que el sistema se siga deteriorando sin luchar por revertir la situaci¨®n conduce al mismo descredito. A la hora de deslegitimar el sistema p¨²blico, tanto da?o hacen quienes desde fuera intentan una demolici¨®n parcial controlada ¡ªen realidad las aseguradoras solo quieren ser complementarias¡ª como quienes, desde la gesti¨®n de lo p¨²blico, no invierten suficiente y no son capaces de frenar el deterioro y la descapitalizaci¨®n provocados por los recortes.
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