Un para¨ªso del reciclaje
El Boalo crea un programa de gesti¨®n de residuos cero que incluye un reba?o municipal, compostaje dom¨¦stico y avicomposteros
¡°El alcalde est¨¢ cuidando de su reba?o¡±, ironiza a las puertas del Ayuntamiento una vecina de El Boalo (7.300 habitantes). A cientos de metros, en la v¨ªa pecuaria de La Vega, un grupo de cabras guadarrame?as, negras y peludas, muerde el matorral. Entre ellas emerge una figura delgada, la de Javier de los Nietos (PSOE), que pasa parte del d¨ªa con el reba?o municipal. ¡°Nos ayuda a reponer el ganado de los pastores y a mantener limpio el monte¡±, explica el regidor. Los caprinos son parte de un programa de gesti¨®n de residuos cero que incluye compostaje, avicomposteros y un sistema de retorno de envases con recogida puerta a puerta. La iniciativa, que est¨¢ en pleno desarrollo, refuerza tambi¨¦n la integraci¨®n de los m¨¢s j¨®venes en la naturaleza.
¡°Los residuos actuales son los recursos del futuro. Su gesti¨®n va a generar un gran nicho de empleo¡±, asegura Javier, bi¨®logo y alcalde del n¨²cleo poblacional que integran El Boalo, Cerceda y Mataelpino. A 50 kil¨®metros de la capital, a las faldas de los montes gran¨ªticos que conforman el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, 77 cabras aut¨®ctonas abren los caminos que antes estaban cerrados por la zarza mientras comen su ramaje. Los ganaderos compran sus cr¨ªas y, a partir de mayo, una queser¨ªa adquirir¨¢ la leche que orde?a cada ma?ana Kamal Gichcha, un marroqu¨ª de 39 a?os que cuida del reba?o.
Beto y Rudo, dos cachorros de mast¨ªn, ladran cuando advierten la presencia de dos j¨®venes marchadores junto al ganado. Cuando son los alumnos de 1? de la ESO del colegio p¨²blico San Sebasti¨¢n quienes aparecen por el camino de tierra, los perros corren a su encuentro. Norah, Adriana y Diego les acarician. Acuden a la majada varias veces a la semana en horario escolar. ¡°Paseamos a los perros y damos de comer a las cabras¡±, confirma Sara, otra alumna. ¡°El reba?o es un recurso muy importante porque los ni?os colaboran en sus cuidados¡±, subraya Blanca Ruiz, concejal de Gesti¨®n Medioambiental.
El ciclo de la vida
¡°No es lo mismo hablar de animales en una pantalla digital que verlos en directo¡±, reconoce Marisa M¨¢rquez, maestra de Infantil en el San Sebasti¨¢n, un centro educativo diseminado en cuatro edificios. ¡°Todo lo que nos da la tierra, vuelve a la tierra¡±. De esa manera explica a sus alumnos, de cinco a?os, la muerte de Gominola, una de las 19 gallinas del avicompostero instalado en el colegio. Ella lo llama el ciclo de la vida, del que forma parte el reciclaje. Despu¨¦s de comer, los peque?os toman su bandeja y arrojan las sobras en un dep¨®sito met¨¢lico dividido en tres compartimentos: pl¨¢sticos y envases; fruta o verdura y comida cocinada. Las bolsas de estos dos ¨²ltimos se dejan en una carretilla y, cada d¨ªa, un curso distinto las lleva al gallinero. Los restos sirven como alimento de las gallinas.
El 70% de la basura que se genera en Madrid no se recicla y acaba en los vertederos. El Plan de Residuos Urbanos 2006-2016 de la Comunidad dej¨® de gestionar su recogida y tratamiento, una funci¨®n que asumieron los Ayuntamientos. ¡°Remunicipalizamos la limpieza en 2015. Una empresa nos cobraba 500.000 euros al a?o y solo recog¨ªa los contenedores y limpiaba las calles. Gestionar el residuo estaba en segundo plano¡±, explica la concejal de Gesti¨®n Medioambiental. Solicitaron una subvenci¨®n del plan PIMA, una estrategia puesta en marcha en 2014 por el Ministerio de Medio Ambiente para reducir las emisiones contaminantes. Los 102.000 euros aprobados sirvieron para poner en marcha dos proyectos: el del biocompostaje y el de separaci¨®n de biorresiduos. La intenci¨®n es que la fracci¨®n resto (materiales inorg¨¢nicos no degradables) no supere el 15%.
Exigencias de la UE
El 40% de la bolsa de basura es materia org¨¢nica. Su gesti¨®n se convierte en la columna vertebral de cualquier sistema de gesti¨®n de residuos que pretenda cumplir las exigencias de la UE, que demanda reciclar al menos el 50% de los residuos dom¨¦sticos en 2020. En Espa?a apenas se alcanza el 30%. En El Boalo quieren llegar los primeros. Ya han recibido la felicitaci¨®n de la Red Waste Europe, una coalici¨®n de organismos p¨²blicos que busca reducir la basura generada. Para lograrlo, en este peque?o municipio madrile?o han instalado dos compostadoras comunitarias y repartido gratuitamente entre los vecinos otras 100 dom¨¦sticas. ¡°Hubo mucha demanda, as¨ª que estamos esperando 100 m¨¢s¡±, subraya Ruiz.
Uno de esos cub¨ªculos, de pl¨¢stico negro, un metro de altura y medio de anchura, fue a parar a la vivienda de Miguel Garc¨ªa. ¡°Comenc¨¦ compostando de manera privada hace tres a?os, pero ol¨ªa mal y lo dej¨¦. Luego, nos dieron unos cursos y aprend¨ª a hacerlo. Saco la basura org¨¢nica de casa y la echo al bid¨®n. Hay que a?adir un porcentaje de hojarasca o le?a seca, que aporta carbono y nivela el hidr¨®geno. As¨ª deja de oler¡±, explica. Una vez a la semana remueve la mezcla con una especie de sacacorchos met¨¢lico de un metro. ¡°Hay que dejarlo siempre tapado porque as¨ª aumenta la temperatura y mejora el proceso de descomposici¨®n¡±, agrega Miguel. Con el paso de los meses, la basura se convierte en abono para las plantas de ¡°primer¨ªsima calidad¡±. El ciclo de la vida.
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