C¨®mo pican, c¨®mo comerlas y otras dudas sobre las medusas
L'Oceanogr¨¤fic de Valencia re¨²ne la mayor variedad de medusas reunidas en Europa
Las medusas resultan fascinantes y al mismo tiempo tienen mala fama. Con raz¨®n. La invasi¨®n de una playa por parte de estos animales puede arruinar un perfecto d¨ªa en el mar. Pero adem¨¢s la picadura de algunas de ellas, como una especie de cubomedusa australiana, "provoca la muerte por fallo cardiaco en pocos segundos", explica Xoan Dom¨ªnguez, t¨¦cnico superior en producci¨®n acu¨ªcola y responsable de la mayor exposici¨®n de medusas reunida en Europa, abierta de forma indefinida en L'Oceanogr¨¤fic de Valencia.
Natural de O Grove (Pontevedra), "donde hay m¨¢s marisco que medusas", Dom¨ªnguez lleva 15 a?os estudiando a estos animales y env¨ªa un mensaje tranquilizador sobre la cubomedusa australiana: "No se ha reportado su entrada por el canal de Suez, que es por donde suelen llegar estos animales invasores al Mediterr¨¢neo".
Sin llegar a su nivel de toxicidad, las aguas del Mediterr¨¢neo?albergan especies peligrosas cuya picadura puede ser muy dolorosa, como la pelagia y, de un tiempo a esta parte, la carabela portuguesa. En el resto del litoral espa?ol la presencia de las medusas es menor.
Las medusas utilizan la picadura ¡ªen realidad, "dardos microsc¨®picos" que liberan su veneno despu¨¦s de penetrar en el cuerpo¡ª tanto para cazar, con el objetivo de que las presas no escapen, como para mantener alejados a posibles depredadores. Una categor¨ªa en la que suelen incluir err¨®neamente a la mayor parte de ba?istas, ya que las medusas no pican con el mero contacto, sino de forma premeditada.
Sus movimientos son limitados. "Hay algunas especies, pocas, que tienen una capacidad de impulso lo bastante potente como para vencer las corrientes. Pero la mayor¨ªa solo pueden realizar migraciones verticales, a lo largo de la columna de agua, para capturar alimentos. Para los desplazamientos horizontales dependen de las corrientes o del viento", afirma Dom¨ªnguez.
Su dieta se basa en plancton, peque?os peces y cangrejos e incluso alg¨²n cefal¨®podo, aunque depende de los tipos de medusa. Las hay que utilizan la fotos¨ªntesis, como las plantas, y las hay can¨ªbales, especializadas en comer cong¨¦neres.
Esa circunstancia, unida al temperamento extraordinariamente territorial de ciertas especies, aconseja tener cuidado a la hora de combinar especies en la misma pecera. En los enormes tanques instalados en L'Oceanogr¨¤fic, llenos de 40.500 litros de agua, se exhiben 18? especies, de un stock total de 26, que ir¨¢n siendo incorporadas gradualmente.
"Las hay de todo el planeta. Del Pac¨ªfico norte y Sur, Indopac¨ªfico, barrera de coral australiana, lagunas salubres, Atl¨¢ntico norte y sur, Mediterr¨¢neo... Y estamos trabajando para introducir medusas de agua dulce, que tambi¨¦n las hay", explica Dom¨ªnguez.
El experto atribuye al aumento de suciedad ¡ªnutrientes¡ª?que se produce en verano en el litoral mediterr¨¢neo, los obst¨¢culos a las corrientes provocados por las infraestructuras costeras y la reducci¨®n de sus depredadores naturales ¡ªtortugas, atunes y peces luna¡ª, en parte debido a la ingesta de pl¨¢sticos que confunden con medusas, las invasiones de estos animales que se observan regularmente en playas y calas.
Entre las formas de reducir su poblaci¨®n, Dom¨ªnguez menciona la de com¨¦rselas debidamente cocinadas. Su carne es muy apreciada en ciertos pa¨ªses, como Jap¨®n. "Sobre todo por la sensaci¨®n gelatinosa que producen en el paladar, ya que sin un buen condimiento resultan bastante ins¨ªpidas". Las toxinas, aclara, desaparecen con el calor.
Un hecho que explica probablemente algunos de "los bulos" sobre c¨®mo actuar ante sus picaduras, como el de orinar sobre la herida. Aparte de las pomadas espec¨ªficas, Dom¨ªnguez recomienda utilizar agua salada a una temperatura elevada? ¡ªsin que llegue a quemar¡ª para aliviar el escozor.
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