Bendita resurrecci¨®n
El grupo Rufus T. Firefly, que estuvo a punto de desaparecer, regresa con nuevas fuerzas y el mejor disco de su carrera
El a?o pasado, la banda Rufus T. Firefly entr¨® en estado comatoso. A V¨ªctor Cabezuelo, treinta?ero de Aranjuez, se le cay¨® el mundo encima cuando Alberto y Sara, dos miembros del grupo, le dijeron que se iban. ¡°Fue un momento terrible. Pas¨¦ horas muy bajas¡±, dice el guitarrista y cantante. Compone las canciones con Julia Mart¨ªn-Maestro, que tambi¨¦n le da a la bater¨ªa. Y Carlos Campos toca la guitarra como solista. Los tres supervivientes, despu¨¦s de reponerse, decidieron seguir adelante. Pero aquel disgusto marc¨® ¡°profundamente¡± el tono de Magnolia: su ¨²ltimo trabajo y el mejor disco que han hecho nunca.
¡°Se fueron porque llev¨¢bamos muchos a?os dedicados al grupo, y la cosa no acababa de cuajar. Entiendo que esto genera agotamiento¡±, resume Cabezuelo. Resulta llamativo que el miembro de una banda con cuatro discos en su haber, acaparadora de buenas cr¨ªticas y capaz de atiborrar salas de conciertos y p¨¢ginas en los medios especializados, considere que lo suyo no acaba de cuajar. Pero eso es algo indisoluble de la idiosincrasia de la industria: ¡°Es muy jodido poder vivir de esto en Espa?a¡±, confiesa Cabezuelo. ¡°Para el ¨²ltimo ¨¢lbum nos hemos endeudado hasta las cejas¡±.
Han invertido bien el dinero. Magnolia tiene un sonido y unos arreglos inusualmente sofisticados para una banda de recursos limitados. Bucea en la psicodelia setentera sin abandonar el poso pop que les caracteriza, y no tienen reparos en echar mano de todo lo que se les pase por la cabeza, desde sintetizadores a punteos doblados de guitarra que derretir¨ªan hasta al heavy m¨¢s ortodoxo. Y lo realmente meritorio es que en ning¨²n momento suenan barrocos. En sus temas nada falta, nada sobra.
En eso tiene mucho que ver el productor, Manuel Cabezali, que es probablemente el hacedor de discos de bandas emergentes m¨¢s prol¨ªficas por estos lares. Algo as¨ª como el Steve Albini madrile?o: todos quieren que les produzca. Estuvo con Rufus T. Firefly desde que lanzaron su primer EP, a principios de esta d¨¦cada. Cabezuelo confiesa que su gran virtud no est¨¢ en aportar, sino en restar: ¡°Es nuestro muro de contenci¨®n. A veces se nos va la olla en el estudio porque no paramos de meter arreglos, efectos, nuevos sonidos... Pero ¨¦l no se corta en decirnos que estamos desbarrando y nos pone los pies en la tierra¡±.
Esa es la impresi¨®n que da Magnolia: un disco cuyas canciones est¨¢n siempre a punto de morir aplastadas bajo una monta?a de ideas descabelladas, pero en el ¨²ltimo momento todo encaja, fluye y tiene sentido. En su capacidad para sorprender est¨¢ una de sus grandes bazas. La otra, en la tem¨¢tica de sus canciones, con continuas referencias a sus iconos musicales ¡ªJeff Buckley, Paul McCartney, Pink Floyd, Led Zeppelin...¡ª y las pel¨ªculas que les marcaron (Pulp Fiction, Mi vecino Totoro o la que da t¨ªtulo al disco).
Todo esto se lo deben, precisamente, a ese peque?o infierno que vivieron el a?o pasado. Cuando se repusieron, entraron en el grupo el bajista de Mucho y Rodrigo Cominero, de Sonograma. Esto le dio nueva savia a su sonido. Y el tono de las letras de Cabezuelo, curiosamente, se volvi¨® m¨¢s positivo y luminoso. ¡°Decid¨ª que la mejor terapia para reponerme era dejar de quejarme por todo, y hablar de las cosas que me gustan, y que me han cambiado la vida¡±.
Despu¨¦s del sabor dulce que dejan las buenas cr¨ªticas, llega la que para Cabezuelo es la mejor parte de sacar un disco: tocarlo. Les esperan varios festivales y conciertos a lo largo y ancho de Espa?a. ¡°Por mucho Spotify, por mucho que la industria del disco haya muerto como la conoc¨ªamos, hay algo que nunca va a cambiar: sentir una buena guitarra en directo¡±.
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