Para la militancia
El quinteto granadino vive una buena noche en el Price, pero solo convence a los ya convictos
Escindida la humanidad entre quienes aborrecen a Los Planetas y aquellos dispuestos a jalearles la menor frusler¨ªa a J., Florent y asociados, el concierto de anoche en el Circo Price adquir¨ªa rango de plebiscito, con su llenazo anticipad¨ªsimo y el estreno de ese 'Zona temporalmente aut¨®noma' que rompe un silencio de siete a?os. El disco son¨® en proporci¨®n importante dentro de un repertorio extenuante, casi 30 canciones, y hay que acreditar un alto grado de militancia para encari?arse en directo de su tono mustio y anodino, por muchos parches ideol¨®gicos que le hayan colgado sus firmantes.
Fiel a la tradici¨®n, J. empez¨® cantando de manera torpe, amuermada y casi inaudible, no sabemos si decir que por fortuna. Y s¨ª, podemos atribuirlo a su estilo o idiosincrasia, igual que podemos alabar el traje nuevo del emperador en funci¨®n del 'pr¨ºt-¨¤-porter' imperante. El tono general de la primera hora fue monocorde hasta el hast¨ªo, de una reiteraci¨®n tozuda en tonalidades, ambientes y soniquetes. Hubo que esperar a los primeros clasicos, de 'Corrientes circulares en el tiempo' a 'Rey sombra', para que la militancia se activara. A partir de ah¨ª, sin duda, el tono fue ascendente. Pero es dif¨ªcil resistirse a la sensaci¨®n de que ciertas adhesiones planetarias son, claro, desorbitadas.
Dispone el quinteto de repertorio y feligres¨ªa sobrados para seguir la andadura, pero el inter¨¦s, a d¨ªa de hoy, es solo relativo. Y eso que en su reactivaci¨®n los granadinos parecen m¨¢s dispuestos que en otras ¨¦pocas a sudar la camiseta. La abundancia de material, ese indiscutible despliegue de minutaje (dos horas y cuarto sin apenas interrupciones) avala un cierto af¨¢n de rearme en una nueva etapa que llega tras a?os dispersos y anodinos. Otra cosa es que Los Planetas dispongan de argumentos para convencer a los no convictos. Las aportaciones son, a este respecto, bien escasas.
Hay lo que hay, 'noise-rock' con deje flamenco en proporciones variables, las guitarras invasivas de Florent, esa bater¨ªa que en ocasiones confunde intensidad con martilleo seco. Y hemos de seguir lidiando con J., claro, genio y figura a su manera: mimado e hist¨®ricamente consentido respecto a sus limitaciones, picajoso incluso en noches buenas como la de este jueves, capaz de reclamar a un tiempo para sus monitores "un sonido un poquito m¨¢s claro, con unos poquitos graves". Sole¨¢ Morente ('Una cruz a cuestas') y La Bien Querida ('No s¨¦ c¨®mo te atreves', 'Esp¨ªritu ol¨ªmpico') elevaron el fervor, pero el quinteto reserv¨® su gran envalentonamiento para el final, con 'Un buen d¨ªa', 'Amanecer' y 'De viaje' como arre¨®n final. Y en esas seguimos, con la rotaci¨®n a vueltas.
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