?Barcelona es un Titanic?
El Consistorio que preside Colau es un equipo sin ideas. Peor, cuando las tienen son nefastas, adem¨¢s de una manifiesta incompetencia en la gesti¨®n
Hace muy poco, unos amigos que quer¨ªan pasar unos d¨ªas en Barcelona me llamaron para ver si pod¨ªan alojarse en mi casa ya que todos los hoteles estaban completos. ¡°Tiene raz¨®n Ada Colau ¡ªme dijeron¡ª, en Barcelona hay demasiados turistas¡±. ¡°O quiz¨¢s hacen falta m¨¢s hoteles¡ª les dije". ¡°?Ah!, claro, quiz¨¢s tienes raz¨®n, es otra manera de ver las cosas¡±.
Entretenidos como estamos con la cuesti¨®n del proceso, la transitoriedad jur¨ªdica, la desconexi¨®n y otras curiosas palabrejas inventadas por los nacionalistas para disimular su voluntad de separarnos del resto de Espa?a, no prestamos suficiente atenci¨®n a una realidad viva que discurre ante los ojos de los barceloneses, ya comienza a ofrecer inconvenientes y es previsible que tenga graves consecuencias para el futuro de la ciudad. Esta realidad es la actuaci¨®n del actual Consistorio que preside Ada Colau, un equipo sin ideas, y peor, cuando las tienen son nefastas, adem¨¢s de una manifiesta incompetencia en la gesti¨®n.
Si echamos la vista atr¨¢s, si retrocedemos a 1979, a la actuaci¨®n del Ayuntamiento de Barcelona debemos calificarla con una nota muy alta. Cambi¨® la ciudad de arriba abajo, empezando por reconstruir los barrios m¨¢s perif¨¦ricos, dejados de la mano de Dios por el desordenado crecimiento urban¨ªstico de los a?os del segundo franquismo, abri¨® Barcelona al mar con varios kil¨®metros de nuevas playas ah¨ª donde no hab¨ªa ninguna y rehabilit¨® el Casco Antiguo que tanta personalidad da al conjunto de la ciudad.
Un ¨¦xito indiscutible, bien planificado, inteligentemente ejecutado, con una calidad arquitect¨®nica y urban¨ªstica admirable. Serra, Maragall y Clos como pol¨ªticos, Bohigas y Acebillo como t¨¦cnicos, entre tantos otros, merecen el reconocimiento de todos al aunar en esta transformaci¨®n sentido social, es decir, igualdad entre distritos y entre ciudadanos, y sentido est¨¦tico, una ciudad bella y amable. Adem¨¢s de otros factores, por eso aqu¨ª se establecen empresas, se celebran importantes congresos y se ha convertido en un importante destino tur¨ªstico, con puerto y aeropuerto como factores determinantes.
De todo ello se benefician los barceloneses, los que habitan en la ciudad, por nacimiento o por elecci¨®n, sean empresarios o trabajadores de todo tipo. Todos tienen los mismos derechos, a menos que se nos contagien las ideas de Marine Le Pen, cuyo lema xen¨®fobo y racista, es ¡°Francia para los franceses¡±, similar al de Trump. Pues bien, el contagio empieza a aparecer, auspiciado por el Ayuntamiento de Colau. Barcelona es de los vecinos, protegerlos es nuestra prioridad, dicen las autoridades municipales. Bien, nada que objetar, efectivamente a ellos se deben. Pero quiz¨¢s deber¨ªan protegerlos con pol¨ªticas inteligentes, cosa que no sucede.
En este momento, se acumulan las cr¨ªticas a la actuaci¨®n municipal: interrupci¨®n de las obras de la Plaza de las Glorias, remodelaci¨®n m¨ªnima de la Via Laietana, cambios de nombres en calles y plazas, supresi¨®n de la estatua de Antonio L¨®pez, tema que merece un art¨ªculo aparte y, sobre todo, esa turismofobia ¡ªLe Pen, Le Pen¡ª que ya ha originado actos violentos contra determinados hoteles y que es lo m¨¢s grave para el futuro de la ciudad.
La econom¨ªa de Barcelona, como sucede en todas las ciudades bonitas, especialmente europeas, est¨¢ basada en los servicios y, entre ellos, destaca el turismo. El turismo es un activo econ¨®mico envidiable, adem¨¢s de producir riqueza, la reparte bien, crea empresas de todos los tama?os, favorece el comercio, aumenta exponencialmente los puestos de trabajo y tiene un gran futuro.
Pues bien, el Ayuntamiento pone todas las trabas imaginables al desarrollo tur¨ªstico: impide la construcci¨®n de nuevos hoteles ¡ª incluso, de forma arbitraria, cuando tienen licencia, como es el caso de los Praktik de las Drassanes¡ª y apartamentos tur¨ªsticos, restringe hasta el absurdo las terrazas de los establecimientos de restauraci¨®n y fija unos horarios nocturnos limitad¨ªsimos, incluso en zonas donde no hay viviendas, por ejemplo, los chiringuitos de playa en la zona de la Barceloneta y de la Vila Ol¨ªmpica. Con todo, conseguir¨¢n que Barcelona sea una de las ciudades m¨¢s tristes y aburridas de Europa, y eso tambi¨¦n afecta a los barceloneses.
F¨¦lix de Az¨²a afirm¨® en 1981 que, en el plano cultural, Barcelona era un Titanic, un gran buque a la deriva. La profec¨ªa se ha cumplido, sobradamente. Casi cuarenta a?os despu¨¦s, esperemos que toda la ciudad no sea un Titanic, que la profec¨ªa esta vez no se cumpla.
Francesc de Carreras es profesor de Derecho Constitucional.
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