El odio a las mujeres
El problema m¨¢s grave que hoy nos degrada como personas, es el odio que una insoportable cifra de hombres en el mundo albergan contra las mujeres
Hace poco sentenciaba Bianca Jagger que la violencia machista ¡°es una amenaza mayor para mujeres de entre 15 y 44 a?os que el c¨¢ncer, los accidentes de tr¨¢fico, la malaria y la guerra juntos¡±. Yo le creo, porque de la materia sabe mucho, lleva tiempo militando contra lo que tambi¨¦n califica de pandemia. De estos datos me qued¨® grabada la edad por abajo de las mujeres en potencial peligro de ser agredidas que cita la artista nicarag¨¹ense. Quince a?os. Y me llam¨® la atenci¨®n porque hace casi unas horas le¨ª que a un chico de catorce a?os se le hab¨ªa aplicado una orden de alejamiento en el juzgado de Lugo. La v¨ªctima de la agresi¨®n, una ni?a de trece a?os, hab¨ªa sido amenazada de muerte por su compa?ero de instituto y anterior novio. Y antes hab¨ªa sido pellizcada por el mismo ni?o hasta hacerle una herida. De ah¨ª la orden de alejamiento impuesta al menor. Al subdelegado del Gobierno en Lugo, Ram¨®n Carballo, le llama poderosamente la atenci¨®n que un ni?o a tan temprana edad tenga que ser sometido a semejante disposici¨®n judicial. A su vez, la alcaldesa, Lara M¨¦ndez, afirma que esta situaci¨®n se est¨¢ agravando de manera alarmante. Me hago cargo que el se?or subdelegado se sorprenda porque un ni?o de 14 a?os tenga que ser casi obligado a no mirar a su exnovia.
Si este inquietante hecho se lo enfocara desde distinta perspectiva, tal vez no fuera tan sorprendente. Si dos ni?os a tan tierna edad deciden establecer un compromiso tan adulto como un noviazgo, es obvio que el chico tiene en su contra (y ya no digamos la chica de sufrirlo) un alto porcentaje de reproducir los mismos esquemas de comportamiento violento contra la mujer que percibe en los mayores de su entorno social o familiar. O el que se va almacenando equivocadamente, y sin que nadie lo corrija, en su incipiente imaginario. O dicho de otra manera, un ni?o de 14 a?os es un ni?o de 14 a?os, pero en una relaci¨®n de subordinaci¨®n de la mujer al hombre como la que ¨¦l mama desde que es peque?o, ya deja de ser ese ni?o para convertirse en el amante despechado que agrede alevosamente a la que cometi¨® la valent¨ªa de abandonarlo. Esto es lo que hay.
(Recuerdo que en mi barrio las trifulcas entre chicos por una chica eran habituales. Yo mismo particip¨¦ alguna vez en ellas. Pero las chicas eran intocables. Quer¨ªamos que fueran nuestras novias para bailar en las kermeses de barrio o durante los carnavales. O para darnos un garbeo por las calles y presumir con ellas. O para ilusionar nuestras pobres existencias. Pero las quer¨ªamos. Si nos dejaban, las segu¨ªamos queriendo con una tristeza que a la larga no duraba m¨¢s all¨¢ de un verano. Nadie nos ten¨ªa que obligar a que no las pudi¨¦ramos mirar o a mantenernos alejadas de ella para no poner en peligro sus luminosas vidas. En mi barrio, las chicas nunca corr¨ªan peligro. Eran intocables).
El 9 de marzo de este a?o se public¨® un dato escalofriante del CIS respecto a los temores que albergaban los espa?oles en su vida cotidiana. En una muestra de 2.500 personas mayores de edad, la preocupaci¨®n por la violencia machista solo ocup¨® a un 1,6 de esa muestra. Es decir, solo ocup¨®, en su orden de temores, el lugar n¨²mero diecinueve. O expresado de otra manera: la situaci¨®n de orfandad en la que quedan alrededor de cuarenta ni?os al a?o en nuestro pa¨ªs como consecuencia de la pandemia de la violencia machista, solo es materia de preocupaci¨®n para 2 espa?oles cada 100. Claro que tambi¨¦n hay quienes aducen que estos escandalosos n¨²meros se deben a que la pregunta no es una entre otras veinte en la misma lista, pongamos por caso. Que al preguntarse a una persona cu¨¢l es el problema que m¨¢s lo aqueja de los muchos que penden sobre su vida cotidiana, es previsible que el primero fuera el del paro o el de la corrupci¨®n. Si por el contrario, ante una lista de veinte problemas, entre los que figurara el de la violencia machista, se les hiciera la misma pregunta, el porcentaje dedicado a la preocupaci¨®n por ese tipo de violencia, probablemente fuera bastante m¨¢s alto.
Hoy por hoy, hagan como me hagan la pregunta, para m¨ª no cabe ninguna duda que el problema m¨¢s grave que hoy nos degrada como personas, es el odio que una insoportable cifra de hombres en el mundo, con la excusa social o psicol¨®gica o el permiso religioso que sea, albergan contra las mujeres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.