¡®Procesizaci¨®n¡¯

En el Parlament de Catalunya, ocurre ¨²ltimamente, al menos me ocurre a m¨ª, algo muy peculiar: oigo hablar de deforestaci¨®n especulativa, de un plan a favor de la escuela inclusiva, de la l¨ªnea 9 del metro, de la reindustrializaci¨®n de Delphi¡­y casi desconecto. Injustamente. Imprudentemente. Porque cada uno de esos asuntos afecta el d¨ªa a d¨ªa de decenas, centenares o miles de personas. En cambio, reservo mi atenci¨®n para el momento en que salte a la palestra cualquier novedad (sic) sobre el Proc¨¦s. Pero vaya, no soy el ¨²nico que se est¨¢ procesizando. Me atrever¨ªa a decir que no s¨®lo las personas, sino que los temas, esos temas de gesti¨®n gubernamental de los que hablaba, tambi¨¦n sufren de procesizaci¨®n. Es decir, cuando In¨¦s Arrimadas lanza los retrasos de la l¨ªnea 9 al rostro de Carles Puigdemont, no puede evitar una referencia a ¡°usted se gasta el dinero de los catalanes en urnas -o embajadas, o conferencias, o leyes de transitoriedad, o¡­- en lugar de hacer estaciones de metro¡±: Procesizaci¨®n. Y la discusi¨®n sobre peajes de este mi¨¦rcoles entre Garc¨ªa Albiol y el president tambi¨¦n se lleva al cosmos del debate territorial: dice Albiol que ¡°ya sabemos lo que nos deparar¨ªa un estado independiente: m¨¢s impuestos, m¨¢s tasas, y cargas fiscales ¨Ctres conceptos que, en realidad, son m¨¢s o menos sin¨®nimos, pero enumerados as¨ª, uno detr¨¢s de otro, parecen m¨¢s contundentes-, y Puigdemont le replica con un previsible ¡°aqu¨ª lo que nos cuesta dinero es el sistema de pertenencia al Estado espa?ol¡±: Procesizaci¨®n.

Estamos todos pendientes del proc¨¦s y los protagonistas, para mantener la atenci¨®n, llenan el discurso de palabras grandes (as¨ª, con el sustantivo y el adjetivo en este orden: muchos quieren pronunciar grandes palabras y a la mayor¨ªa s¨®lo les salen palabras grandes): golpe de Estado, totalitarismo...unos sueltan sinsentidos como ¡°quieren hacer un referendum en lugar de escuchar a los ciudadanos¡± y amenazan con ¡°todos los medios posibles¡±, sabiendo que eso va a provocar la reacci¨®n en la parte contraria: ¡°Catalunya ¨¦s una naci¨®n, y como naci¨®n, tiene derecho a la autodeterminaci¨®n.¡± Por supuesto, el debate se ritualiza cada vez m¨¢s: el grupo parlamentario del PP ejerce de hooligan con abucheos selectivos, y en JuntsXS¨ª reaccionan con aplausos sobreentendidos, como por ejemplo, cada vez que se cita a Llu¨ªs Llach.

En lo m¨¢s o menos tangible, el anuncio estrella de la ¨²ltima sesi¨®n de control al Govern es la carta que Puigdemont ha mandado a la Comisi¨®n de Venecia del Consejo de Europa pidi¨¦ndole amparo para el refer¨¦ndum; es un regalo a los Comunes para que no se despeguen. Antes tuvimos otras cartas, la de Puigdemont a Rajoy y la de Rajoy a Puigdemont. Ser¨ªa m¨¢s r¨¢pido y pr¨¢ctico que crearan un grupo de whatsapp...si se ponen de acuerdo en qui¨¦n debe ser su administrador. As¨ª el presidente espa?ol, por ejemplo, podr¨ªa mostrar su disposici¨®n al di¨¢logo con emojis sonrientes: ser¨ªa igual de est¨¦ril pero m¨¢s llevadero.

El ambiente, y todos nosotros, estamos tan procesizados, que al salir del hemiciclo me topo con un expositor de folletos del Parlament, veo uno que anuncia ¡°instrucciones que hay que seguir en caso de emergencia y evacuaci¨®n¡± y no puedo evitar pensar: caramba, est¨¢n realmente preocupados con la reacci¨®n de Madrid.