La grasa de hipop¨®tamo era buena para las estr¨ªas
El Museo Egipcio de Barcelona dedica una exposici¨®n a la relaci¨®n de la civilizaci¨®n fara¨®nica con los animales
En el Antiguo Egipto, dec¨ªa Herodoto, los animales, ¡°sean o no dom¨¦sticos y familiares, gozan de las prerrogativas de las cosa sagradas¡±. Pocas civilizaciones, desde luego, han interrelacionado tanto con los animales como la de los faraones, en la que se los utiliz¨® como recurso econ¨®mico (alimento, tiro, carga), presas de caza o mascotas, pero en la que adquirieron a la vez un estatus sagrado, asociados a las divinidades, lo que provoc¨® una aut¨¦ntica explosi¨®n de representaciones art¨ªsticas, algunas asombrosas y extravagantes (y escandalosas) para un griego como Herodoto y que no dejan de impresionarnos hoy. Los animales incluso se incorporaron a la escritura como jerogl¨ªficos.
Una exposici¨®n en el Museo Egipcio de la Fundaci¨®n Arqueol¨®gica Clos, en Barcelona, hasta septiembre, ofrece un recorrido por esta espectacular polivalencia del mundo animal en el universo del Antiguo Egipto a trav¨¦s de una selecci¨®n de m¨¢s de 70 piezas del propio museo, del monumental busto de diosa leona a la min¨²scula momia de musara?a (vinculada por su vivacidad a Horus). El itinerario es muy sint¨¦tico pero apasionante e invita a profundizar en ese singular aspecto de una civilizaci¨®n siempre fascinante.
La muestra, titulada Animales sagrados del Antiguo Egipto, arranca junto a la tumba de Tutankam¨®n (la exposici¨®n, temporal, comparte la planta s¨®tano con la dedicada al hallazgo del sepulcro del joven rey), y se abre con una vitrina con objetos que ilustran el uso de animales en actividades de tipo productivo, como una maqueta en que unos trabajadores est¨¢n despiezando un b¨®vido o un muy bonito peque?o pato de alabastro preparado para almacenarlo (patos iguales de verdad se usaban tambi¨¦n como ofrendas al difunto y se encontraron varios en la tumba de Tutankam¨®n). Una reproducci¨®n de la famosa pintura mural de la tumba de Nebam¨®n (TT 90) muestra con una profusi¨®n impresionante de aves c¨®mo la caza ¡ªa la que el noble retratado, ¡°portaestandarte de la barca real¡± con Tutmosis IV, se entrega con fruici¨®n¡ª simboliza la lucha contra el caos que significa la vida silvestre. La pintura incluye reproducciones de mariposas.
Otra vitrina contiene elementos de cosm¨¦tica, paletas de maquillaje, un aplicador de kol. ¡°Los animales est¨¢n relacionados con la cosm¨¦tica de varias formas¡±, explica el egipt¨®logo Luis Manuel Gonz¨¢lvez, conservador del museo y comisario de la muestra. ¡°Por un lado se los usa para decorar los recipientes cosm¨¦ticos, muchas veces en raz¨®n de su simbolismo, por ejemplo la vinculaci¨®n que se establece entre el mono y el erotismo; y por otro lado a menudo la materia misma del cosm¨¦tico eran grasas animales. La de hipop¨®tamo, por ejemplo, era usada como antiarrugas y resultaba muy buena para las estr¨ªas del embarazo¡± .
Unas sugerentes im¨¢genes muestran el trabajo de las excavaciones del Museo Egipcio en Sharuna (Egipto Medio), donde han aparecido en una c¨¢mara de un complejo sepulcral m¨¢s de medio millar de momias de aves, identificadas inicialmente como halcones.
En la exposici¨®n se exhiben varias momias de animales: tres de gatos, dos de ibis ¡ªuna en un sarc¨®fago convencioinal (a escala) y la otra en uno con forma de escultura del ave¡ª, una de halc¨®n (en realidad un alcot¨¢n o un cern¨ªcalo) y otra de cocodrilo (peque?ito, ¡°casi una lagartija¡±), a las que habr¨ªa que a?adir una parca disecada, que el profano podr¨ªa creer m¨¢s procedente de la Boqueria que de un santuario nil¨®tico.
A destacar la impresionante m¨¢scara funeraria de un cocodrilo, hecha en yeso que se aplic¨® sobre la momia del animal (est¨¦ s¨ª un pedazo de saur¨®psido de cuidado) y que si te asomas al interior de la pieza permite ver ?las marcas del vendaje del bicho! Consagrados a Sobek, los cocodrilos sagrados, ¡°Bellos de cara¡± (!), contaban con un sacerdocio especializado que ostentaba t¨ªtulos como ¡°Enterrador de los cuerpos de los dioses cocodrilo de la Tierra del Lago¡±.
Otras vitrinas est¨¢n dedicadas, con figuras, relieves u otros objetos, a los gatos (el animal sagrado de la diosa Bastet, a la que en Bubastis se le consagr¨® toda una necr¨®polis de mininos momificados ¡ªuno de los que se exhiben, una cr¨ªa, parece haber sido sacrificada¡ª), a la vaca s¨ªmbolo de Hathor, a la que se representa tambi¨¦n como mujer con orejas vacunas, a los halcones relacionados con Horus y con otras divinidades como Re-Haractes, a los c¨¢nidos (Anubis y Upuaut), a los carneros divinos, a los peces y hasta a la rana.
Destacan en la exposici¨®n una poderosa estatua de granito de Tueris, la diosa hipop¨®tamo (aunque en su morfolog¨ªa hay elementos de otros seres), otra de babuino (animal dedicado a Tot, por su forma de sentarse, como la de los escribas; a los babuinos dom¨¦sticos se les extirpaban los colmillos, como prueba alguna momia), y el no menos potente busto de la peligrosa diosa leona Sejmet. Resulta muy curiosa la figurita de escorpi¨®n con cabeza humana (una impactante figuraci¨®n de la diosa Selquis). No pod¨ªan dejar de figurar las serpientes (una cobra de madera de Baja ?poca) y los escarabajos (hay uno precioso de fayenza).
Gonz¨¢lvez recuerda que el animal sagrado en Egipto no era propiamente el dios sino solo un soporte f¨ªsico del esp¨ªritu de ese dios.
Los egipcios momificaron pr¨¢cticamente de todo, hasta cabras, conejos, cerdos, serpientes, lagartos y chotacabras. Incluso se conocen los casos de un le¨®n y un elefante. Y momias de huevos de cocodrilo. Curiosamente, apunta Gonz¨¢lvez, no se han encontrado hipop¨®tamos. Algunos animales reproducidos son tan raros que es dif¨ªcil decir qu¨¦ son, como los que aparecen en alguna representaci¨®n del Amduat.
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