Clase valiente

Puede modelarse la realidad a trav¨¦s del discurso p¨²blico? Evidentemente s¨ª. De hecho, de eso va ahora la pol¨ªtica m¨¢s que de ninguna otra cosa: de tratar de inducir en los electores una determinada percepci¨®n de la realidad favorable a los intereses que se defienden. Y para ello se recurre con frecuencia a la distorsi¨®n o manipulaci¨®n del lenguaje. Pero no es f¨¢cil conseguirlo y a veces la estrategia triunfa, pero otras el tiro sale por la culata, como acaba de ocurrirle a Theresa May.

En el festival DocsBarcelona se estren¨® un muy interesante documental sobre esta cuesti¨®n que ya puede verse en el cine. Se titula Clase valiente. El poder de las palabras y es a la vez una obra coral y un experimento sobre los mecanismos de manipulaci¨®n del lenguaje en la pol¨ªtica. Est¨¢ dirigido por el joven cineasta V¨ªctor Alonso Berbel, cuya ¨®pera prima Pu?o y metal ya recibi¨® amplio reconocimiento, y ha sido producida, con ayuda de crowdfunding, por la Cooperativa Compacto que preside Aritz Cirbi¨¢n.

El experimento consisti¨® en introducir el concepto ¡°clase valiente¡± en los actos de la campa?a electoral de 2015. Las peripecias del intento van acompa?adas de las reflexiones y explicaciones de figuras como el socioling¨¹ista norteamericano George Lakoff, autor del archicitado No pienses en un elefante; el historiador y analista brit¨¢nico Owen Jones y el que podr¨ªa parecer tanto f¨ªsica como pol¨ªticamente su hermano gemelo espa?ol, el polit¨®logo ??igo Errej¨®n; el escritor franc¨¦s Christian Salmon, autor de Storytelling: la m¨¢quina de fabricar historias y formatear las mentes y una veintena m¨¢s de expertos y pol¨ªticos en ejercicio. La obra incide en un asunto de la m¨¢xima importancia: la construcci¨®n de relatos y marcos mentales destinados a inducir una determinada percepci¨®n de la realidad y c¨®mo la ciudadan¨ªa puede defenderse descodificando el discurso.

Las elecciones brit¨¢nicas acaban de ofrecer un excelente ejemplo. Theresa May adelant¨® las elecciones para reforzarse en un momento de debilidad del laborismo y plante¨® la campa?a como un plebiscito. Intent¨® construir el siguiente marco conceptual: ante el desaf¨ªo del Brexit, la crisis migratoria o el terrorismo, ?qui¨¦n es preferible que mande, una persona fuerte como yo, o alguien d¨¦bil y trasnochado como Corbin? Sus spins doctors creyeron poder explotar los signos de debilidad del l¨ªder laborista, un hombre mayor, de apariencia enjuta y cuestionado en su propio partido.

Pero result¨® que el viejo, d¨¦bil y enclenque Corbin llenaba los m¨ªtines de j¨®venes y su campa?a dominaba las redes sociales. ?Qu¨¦ hab¨ªa fallado? El c¨¢lculo. Mucha gente ten¨ªa motivos para desconfiar del advenimiento de una nueva dama de hierro. Y Corbin result¨® ser m¨¢s h¨¢bil en el manejo de las met¨¢foras. Por ejemplo, cuando calific¨® de ¡°tasa a la demencia¡± la propuesta de May de cobrar la asistencia domiciliaria a los enfermos que tuvieran un patrimonio superior a las 100.000 libras, incluida la vivienda, que tendr¨ªan que vender si no ten¨ªan otros recursos. Esas dos palabras defin¨ªan muy bien el marco ideol¨®gico en el que quer¨ªa situar Corbin a May: la derecha justifica sus medidas alegando que pretende la sostenibilidad del sistema pero en lo ¨²nico que piensa es en exprimir a los pobres, y ahora tambi¨¦n a los enfermos.

La lucha por imponer un relato es constante. Lo hemos visto en el intento del PP de presentar la amnist¨ªa fiscal de 2012, brutalmente descalificada por el Tribunal Constitucional, como una medida inevitable, de la que el ministro M¨¦ndez de Vigo dijo incluso el viernes que sirvi¨® para evitar el rescate de Espa?a. Ya en su momento se justific¨® en la necesidad de obtener ingresos para hacer frente a la crisis. Pero, como ha establecido el Constitucional, con esta amnist¨ªa el Gobierno, en lugar de perseguir el fraude fiscal, lo que hac¨ªa era perdonar a los defraudadores y dejar de ingresar un dinero muy necesario.

Esta semana hemos visto un intento de manipulaci¨®n todav¨ªa m¨¢s grosero en la moci¨®n de censura presentada por Podemos en la Asamblea de Madrid. Para contrarrestar la imagen del PP como un partido corrupto, los escuderos de Cristina Cifuentes intentaron caracterizar a Podemos como un partido de ¡°pederastas y narcotraficantes¡±. El problema de este tipo de estrategias es que la construcci¨®n del relato debe estar m¨ªnimamente basado en alguna realidad tangible. Y mientras los juzgados est¨¢n llenos de casos de corrupci¨®n protagonizados por primeras espadas del PP, ?donde est¨¢n los pederastas y traficantes de drogas de Podemos? Como dice en el documental la catedr¨¢tica de la Universidad de Barcelona Estrella Montol¨ªo, la manipulaci¨®n del discurso no solo sirve para imponer un relato, sino para ocultar realidades negativas para los ciudadanos. Pero la grandeza del lenguaje es que, igual que sirve para enmascarar, puede servir para desenmascarar. De eso va Clase valiente.