El Macba como b¨¢lsamo del ¡®proc¨¦s¡¯
Estado y Generalitat aparcan sus diferencias en la celebraci¨®n de los 30 a?os de la Fundaci¨®n Macba
"Estoy encantado de estar en Barcelona¡±, fue lo primero que se le escuch¨® decir este lunes a ??igo M¨¦ndez de Vigo, ministro de Educaci¨®n, Cultura y Deportes, adem¨¢s de portavoz de Mariano Rajoy, tras entrar en el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona (Macba). M¨¦ndez de Vigo, que visitaba por primera vez el enorme edificio del Raval como ministro, participaba en el acto de celebraci¨®n de los 30 a?os de la Fundaci¨®n Macba, la entidad que desde 1987 ha adquirido 1.600 obras de arte para el museo. En compa?¨ªa de Enric Millo, delegado del gobierno en Catalu?a, el consejero de Cultura Santi Vila y la presidenta de la Fundaci¨®n Ainhoa Grandes, esperaron la llegada del presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, que por motivos de agenda lleg¨® tarde. El Macba, por unas horas, actu¨® de b¨¢lsamo ya que todo fueron buenos gestos y afables palabras.
Visto el recibimiento y la encajada de manos entre los pol¨ªticos nada pod¨ªa dar a entender el pulso pol¨ªtico que vive la Generalitat con el Estado en los ¨²ltimos tiempos. En un discurso biling¨¹e, como el resto de los participantes, M¨¦ndez de Vigo alab¨® la ¡°sociedad inquieta, sensible, apasionada y abierta al mundo¡± de Barcelona. El Macba, seg¨²n ¨¦l, ¡°ha mantenido su esencia pasando a convertirse en un referente internacional y orgullo de Espa?a. Todos los espa?oles nos sentimos orgullosos de esta ventana a la cultura¡±.
Y es que en el Macba no se habl¨® del proc¨¦s, ni de la celebraci¨®n del refer¨¦ndum. El acto sirvi¨® para que Estado, Generalitat y Ayuntamiento reafirmaran su compromiso con el funcionamiento de este museo de modelo de gobierno p¨²blico y privado ¨²nico. Tampoco hubo quejas. Tan solo la petici¨®n de Grandes de m¨¢s espacio que permita crecer en la Plaza dels ?ngels; un proyecto aparcado por la crisis que ahora parece desempolvarse. ¡°Era el momento de hacerlo delante de todas las administraciones¡±, justific¨® el actual director Ferran Barenblit. Solo recogi¨® el guante el teniente de alcalde Jaume Collboni ¡ªque tambi¨¦n lleg¨® tarde por coincidir con un acto de apoyo a la candidatura de la Agencia Europea del Medicamento¡ª, que reafirm¨® el compromiso de la ciudad con un ¡°proyecto inacabado que comenzaron Leopoldo Rod¨¦s, Pasqual Maragall y miles de ciudadanos¡±. M¨¦ndez de Vigo hizo suya la frase de Josep Pla: ¡°el dinero no da la felicidad, pero tampoco es un serio obst¨¢culo¡±.
Puigdemont, que tambi¨¦n se estren¨® en el Macba como President, dijo que el modelo de ¨¦xito del museo es ¡°irrenunciable, incluso si el Ministerio equilibrara sus aportaciones respecto a otros grandes equipamientos de Madrid o si los presupuestos p¨²blicos fueran m¨¢s generosos¡±. En efecto, todas las administraciones colaboran econ¨®micamente, pese a que, tal y como record¨® Barenblit, el Macba se autofinancia en un 26%. El ministerio, que se incorpor¨® al museo en 2007, doce a?os despu¨¦s de abrir sus puertas en noviembre de 1995, aporta un mill¨®n de euros al presupuesto que asciende a 10,3 en este a?o (4,4 los aportar¨¢ el Ayuntamiento y 3 la Generalitat). Puigdemont reafirm¨® la apuesta de la Generalitat pidiendo seguir adelante: ¡°Si nos conformamos con lo que tenemos, dentro de 30 a?os estaremos celebrando una naturaleza muerta¡±.
Rodes y Maragall fueron recordados por los que intervinieron en el acto de celebraci¨®n que se realiz¨® en la Capella dels ?ngels despu¨¦s de realizar un recorrido por la primera planta del edificio de Richard Meier que acoge la exposici¨®n n¨²mero 31 de la colecci¨®n de arte del museo. La comitiva, presidida por Grandes se detuvo en el enorme cubo de condensaci¨®n de Hans Haacke; la obra 100 a?os, de Hans-Peter Feldmann en la que retrata a 101 personas, que cuentan de uno a 100 a?os, o el enorme tubo de madera que arroja aire caliente, Entrevendo, creado por Cildo Meireles, aunque ninguno se atrevi¨® a pasearse por su interior chupando los dos cubitos, uno dulce y otro salado para visibilizar el viento. Demasiado para un pol¨ªtico.
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