Para todos los p¨²blicos
Michael Bolton sedujo con una selecci¨®n de repertorio exquisita en la que sus composiciones quedaron minimizadas ante apuestas de puro 'soul'
El festival Jardins de Pedralbes anda ya inmerso en su quinta edici¨®n. Y con un notable ¨¦xito de p¨²blico, en estos inicios del certamen ya se han vendido m¨¢s entradas que el total del pasado a?o, que confirma el entorno del antiguo Palacio Real como un lugar id¨®neo para este tipo de veladas veraniegas. Debe hablarse de velada y no de concierto porque no todo sucede encima del escenario.
FESTIVAL JARDINS DE PEDRALBES
Michael Bolton.
Palacio Real, 13 de junio
Ya de entrada el p¨²blico no acude a la hora marcada para el comienzo sino mucho antes para poder pasear entre ¨¢rboles y ca?averales, visitar un par de Gaud¨ªs casi desconocidos, desplomarse en una de las m¨²ltiples tumbonas para gozar de la (ligera) bajada de temperatura del atardecer, tomar una copa o comer una hamburguesa en un entorno sumamente agradable. A?adamos que, para ir calentando motores, hora y media antes se celebra otro concierto en el village a un volumen lo suficientemente pausado como para no molestar a los que no quieren o¨ªrlo.
Paseando una hora antes por los jardines del palacio daba la sensaci¨®n de la que gente hab¨ªa ido al festival m¨¢s que a un concierto del festival. Como si el envoltorio fuese tan importante como el contenido.
Esa noche el contenido era nada m¨¢s y nada menos que Michael Bolton. Ya se sabe que el de Connecticut ha enamorado a varias generaciones y sigue haci¨¦ndolo a tenor de la mezcla intergeneracional que se paseaba por all¨ª. Y tras asistir a su concierto el secreto est¨¢ claro. 64 a?os muy bien llevados, mirada de castigador simp¨¢tico y ese vozarr¨®n que nadie sabe de d¨®nde le sale y que se mantiene en plena forma. A?adamos una selecci¨®n de repertorio exquisita en la que sus propias composiciones quedaron minimizadas ante apuestas de puro soul mucho m¨¢s seguras y ese tratamiento algo descafeinado que sin banalizarlas en ning¨²n momento las hace aptas para todos los p¨²blicos.
Comenz¨® dejando ya las cosas claras con Stand by me, cl¨¢sico result¨®n entre los cl¨¢sicos resultones, y de ah¨ª a Otis Redding, Ray Charles, Bob Seger o Marvin Gaye. Lleg¨® incluso al mismo Robert Johnson y no se olvid¨®, por supuesto, de Frank Sinatra. Cant¨® When a man loves a woman entre el p¨²blico, las c¨¢maras de los m¨®viles agotaron sus bater¨ªas. Hizo algunos d¨²os con una de sus coristas, fue el fragmento azucarado de la noche, dej¨® que su saxofonista demostrara sus habilidades (nada destacable, lo justo para que el divo descansara) y hasta realiz¨® alg¨²n atildado solo de guitarra. Al final no cant¨® Nesu Norma a pesar de que se la pidieron desde la platea.
En resumen, un concierto redondo sin cafe¨ªna para disfrutarlo bajo la suave brisa (muy suave) sin dobles lecturas. Todo el mundo sali¨® exultante y mientras unos corr¨ªan para coger el ¨²ltimo metro otros a¨²n se quedaron por all¨ª apurando la pen¨²ltima copa ya que los jardines permanecen abiertos tras el concierto con un dj animando a los trasnochadores.
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