Una novela autoeditada, de autor novel y de ideas gana el Crexells
El profesor de instituto mallorqu¨ªn Joan Buades obtiene el prestigioso galard¨®n con ¡®Crui. Els portadors de la torxa¡¯
Autoeditada en un peque?o sello de Ibiza gracias a un crowdfunding en Verkami de 2.544 euros; no estaba en la lista inicial de t¨ªtulos a valorar por los miembros del jurado, uno de los cuales la incorpor¨®; es el debut narrativo de su autor, aunque no se encuentra en las librer¨ªas f¨ªsicas de Barcelona y, encima, es una novela de ideas. Con todo en contra, pues, pero quiz¨¢ como signo de los tiempos editoriales y tambi¨¦n de la personalidad del galard¨®n, Crui. Els portadors de la torxa (Edicions a?llades), del mallorqu¨ªn Joan Buades, se ha alzado sorprendentemente con el 46? premio Crexells de novela, uno de los m¨¢s reputados hoy de las letras catalanas, que otorga el Ateneu Barcelon¨¨s.
¡°Hay escas¨ªsimas novelas de ideas, que quieran trascender e ir m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota narrativa, apenas L¡¯escanyapobres, de Narc¨ªs Oller; por eso es de agradecer una obra donde rezuma el pensamiento de Adorno, o Schopenhauer o Benjamin¡; es todo un descubrimiento, y es solo lo desconocido lo que nos hace libres¡±, elogia el catedr¨¢tico Jordi Llovet, uno de los miembros del jurado, como David Castillo, que ensalza su estructura de ¡°novela moral, y formalmente dialogada, a lo Manuel Puig o de alguna de Philip Roth¡±, asegura. ¡°Quer¨ªa hacer una novela que pareciera europea; una cultura plena, que se quiera universal, ha de ser transversal, debe dar cabida a la heterodoxia, a lo que se sale de la norma, y es evidente que en ese campo hay un claro d¨¦ficit de riqueza en la cultura catalana¡±, apunta Buades (Inca, 1963), profesor de literatura de instituto ahora en Barcelona.
Desmarc¨¢ndose a conciencia del mainstream narrativo actual (¡°s¨¦ que con unas cuantas aceitunas de sexo en una trama policiaca el libro se habr¨ªa vendido bien en las grandes superficies¡±), Buades presenta al lector la figura de Albert Leuven, culto millonario y fil¨¢ntropo belga afincado en Mallorca que, sinti¨¦ndose al final de su vida, a sus 95 a?os, decide despedirse del mundo con una espectacular fiesta. Pero una carta llegada de Londres abrir¨¢ en ¨¦l una crui (grieta, en mallorqu¨ªn) que le retrotraer¨¢ moralmente a episodios vividos en su juventud y madurez, entre 1920 y 1960.
Tres escenarios conforman el sustrato argumental de la novela: por un lado, el nazismo, a partir de plantearse ¡°qu¨¦ pas¨® con esa ideolog¨ªa y sus miembros, a los que se dio por liquidados oficialmente cuando se colgaron a 12 gerifaltes en Nuremberg, pero est¨¢ su posterior rastro en Mallorca, Ibiza o Barcelona¡±; por otro asoma la trastienda del turismo, al que Buades ha dedicado diversos ensayos (entre ellos, Do not disturb, Barcel¨®), en ellos, como en la novela, presentando el fen¨®meno ¡°no como una cosa natural sino como una realidad construida en los a?os 50, y una de las caras del capitalismo atroz porque peor que destrozar el paisaje destroza el alma¡±. Un tercer eje es lo que llama ¡°los agujeros negros del sistema financiero, los para¨ªsos fiscales: desde las islas Caim¨¢n a la City londinense¡±.
Buades, con todo ello, crea ¡°un c¨®ctel de realidades que se gestaron entre los a?os 50 y 60, a¨²n hoy no estudiadas a fondo, como la relaci¨®n entre guerra fr¨ªa y turismo, o el gran capital oculto que ten¨ªa el r¨¦gimen nazi y que no se sabe c¨®mo se lav¨®¡±. Todo ello le conduce a una frase de Kafka y uno de los ejes del libro: ¡°El mal conoce el bien, pero el bien no conoce el mal¡ Es un error creer que el mal est¨¢ fuera de nuestra cultura; las ¨¦lites son gente formada y tienen un proyecto; estamos infravalorando el peligro del fascismo¡±. A esta cosmovisi¨®n del escritor no es ajena, quiz¨¢, su experiencia pol¨ªtica: fue concejal en Sant Josep de sa Talaia (Ibiza) y parlamentario del Consell Insular hasta 2003 por Los Verdes. ¡°Aprend¨ª un mont¨®n sobre corrupci¨®n: cuando hay una peque?a oportunidad, la gente chupa¡±, resume.
En esa l¨ªnea se entiende el mismo subt¨ªtulo de la novela: los portadores de la antorcha. ¡°Estamos en un periodo final, lo que se llama el antropoceno¡ La Europa democr¨¢tica, a mi entender, se est¨¢ acabando y si no miramos al pasado no entenderemos ad¨®nde vamos ni c¨®mo salir de esta robotizaci¨®n de las masas; la novela plantea eso, qu¨¦ es la antorcha misma y qui¨¦nes son los portadores; todos estamos interpelados con el libro a llevar alg¨²n tipo de antorcha¡±.
La antorcha de Crui parece llevar sus propios rayos de esperanza: la novela de Buades se vio beneficiada por el cambio este a?o en el modelo de elecci¨®n del ganador del Crexells, que ha prescindido de la votaci¨®n de los socios del Ateneu Barcelon¨¨s ante la escasa participaci¨®n de los mismos; asimismo, se da la circunstancia de que tambi¨¦n en esta edici¨®n su dotaci¨®n ha subido hasta los 6.000 euros, cuando no hace ni dos su ganador, Manuel Baixauli y su La cinque?a planta, se qued¨® sin bolsa econ¨®mica por la crisis que atraves¨® la entidad. Ahora, Buades, identificado con la literatura centroeuropea que representan sus autores favoritos Canetti, Bernhard, Goethe, Handke, Marai o Zweig y con el espaldarazo del galard¨®n que solo en el ¨²ltimo lustro ha reconocido a autores como Jaume Cabr¨¦, Josefa Contijonch, Pep Coll o Joan Benessiu, negocia la publicaci¨®n del libro para oto?o con un sello comercial que quiz¨¢ sea alguna de las 15 editoriales a las que envi¨® incluso un cap¨ªtulo por si quer¨ªan editarlo no hace ni dos a?os.
Otro tipo de luz es el que ve Buades en sus j¨®venes alumnos: ¡°Est¨¢n arrojados en medio de un descampado comunitario; hemos de reconstruirles esa comunidad a trav¨¦s de referentes¡±. Quiz¨¢ Crui sea justamente eso mismo, pero para adultos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.