La carta de los obispos espa?oles que incomod¨® al Vaticano
Una misiva del Secretario de Estado, Pacelli, al cardenal Gom¨¢, hasta ahora in¨¦dita, y que no lleg¨® a ser cursada, demuestra el malestar que gener¨® en el Vaticano la carta del Episcopado espa?ol justificando el alzamiento militar
Se han cumplido 80 a?os del m¨¢s famoso documento del Episcopado espa?ol: la Carta Colectiva apoyando la rebeli¨®n militar, tras un a?o de guerra. Datada el 1 de julio de 1937, no se hizo p¨²blica hasta el 10 de agosto. El resultado de la guerra parec¨ªa entonces indeciso, y todos sab¨ªan que se decidir¨ªa en las canciller¨ªas internacionales, porque ambos contendientes depend¨ªan de los suministros extranjeros. Por eso contrariaba a Franco, que se presentaba como un defensor de la Iglesia, que un sector del catolicismo europeo m¨¢s avanzado, aunque condenaba la atroz persecuci¨®n religiosa de la zona republicana, denunciara tambi¨¦n la represi¨®n en la nacional y rechazara el t¨ªtulo de ¡°Cruzada¡± que se arrogaban los rebeldes.
Franco pidi¨® al cardenal primado de Espa?a durante la Guerra Civil, Isidro Gom¨¢, el 10 de mayo de 1937, que, ya que todos los obispos estaban de su parte, publicaran ¡°un escrito que, dirigido al episcopado de todo el mundo, con ruego de que procure su reproducci¨®n en la prensa cat¨®lica, pueda poner la verdad en su punto¡±. Gom¨¢ era contrario a los documentos colectivos, por el fracaso del que hab¨ªa hecho firmar a los obispos de Vitoria y Pamplona condenando a los cat¨®licos vascos por luchar al lado de los comunistas, pero esta vez puso inmediatamente manos a la obra. Comunic¨® la petici¨®n de Franco al cardenal Pacelli, Secretario de Estado del Vaticano, y a todos los obispos espa?oles. ?stos se adhirieron con entusiasmo al proyecto. Solo el catal¨¢n Francesc Vidal y Barraquer y el vasco Mateo M¨²gica, se negaron a firmar.
El texto in¨¦dito de Pacelli a Gom¨¢
Esta es la traducci¨®n de la carta en italiano que Pacelli escribi¨® al cardenal Gom¨¢, pero que nunca se envi¨®:
Del Vaticano, 31 de Julio de 1937
N. 2673/37
Emo. y Rdmo. Se?or M¨ªo Respetabil¨ªsimo,
Me ha llegado regularmente la venerada carta del 5 del corriente mes N.101, con la que Su Eminencia Revma., como continuaci¨®n de Sus venerados escritos NN.88 y 92, respectivamente del 8 y el 2 de Junio pasados, amablemente me remit¨ªa un ejemplar de las pruebas de imprenta de la Carta Colectiva de ese Excmo. Episcopado a los Obispos de todo el mundo sobre la cuesti¨®n espa?ola.
Con el m¨¢s vivo inter¨¦s he visto la citada Carta Colectiva apreciando los nobles sentimientos que la han inspirado. Sin embargo, trat¨¢ndose de una cosa muy delicada que se refiere a todos los Excmos. Obispos de Espa?a, esta Secretar¨ªa de Estado ser¨ªa del parecer de que para la publicaci¨®n de un documento de tanta importancia, como es la mencionada carta, ser¨ªa deseable la unanimidad de ese Excmo. Episcopado.
Ya que el Excmo. Se?or Vidal y Barraquer, como Usted hace notar en su citada carta N. 88, no estima conveniente la publicaci¨®n de dicho documento, y por otra parte S. E. Mons. Mugica y tal vez otros Obispos espa?oles no piensan firmarlo, la misma Secretar¨ªa remite a la conocida prudencia de Su Eminencia que vea si no ser¨ªa del caso suspender por ahora su publicaci¨®n.
Aprovecho gustosamente la ocasi¨®n pera expresarle los sentimientos de la m¨¢s profunda veneraci¨®n con la que bes¨¢ndole humild¨ªsimamente las manos me profeso.
De Su Eminencia Rdma.
Humild¨ªsimo Devot¨ªsimo Servidor verdadero.
Gom¨¢ se moder¨® much¨ªsimo en la redacci¨®n del documento, con la esperanza de que P¨ªo XI se lo aprobara. La carta no dice que la guerra sea una Cruzada, antes bien afirma que no fue convocada por la Iglesia. Con raz¨®n denunciaba la persecuci¨®n religiosa en la zona republicana, pero negaba la que se daba en la llamada ¡°zona nacional¡±. Pacelli respond¨ªa a Gom¨¢ acerca de otras cosas, pero no le dec¨ªa nada de la carta colectiva. Gom¨¢, sin dejar de trabajar en la carta, se queja a sus ¨ªntimos del silencio del Vaticano y hasta dice temer que no le contestar¨¢n. Cree que el Vaticano, influido por eclesi¨¢sticos vascos y catalanes, no entiende el caso de Espa?a.
En el Archivo de la Secretar¨ªa de Estado, recientemente abierto a los investigadores, he encontrado una carta, hasta ahora in¨¦dita, de fecha 31 de julio de 1937, de Pacelli a Gom¨¢ sugiri¨¦ndole que no publique el documento porque para ello ¡°ser¨ªa deseable la unanimidad del episcopado¡±, y faltan Vidal y Barraquer y M¨²gica. Pero esta carta no lleg¨® a ser enviada, aunque qued¨® archivada en Secretar¨ªa de Estado con la a?adidura en l¨¢piz y a mano, dentro de un c¨ªrculo, de la palabra ¡°sospeso¡± (¡°suspendido¡±). Si no se lleg¨® a cursar esta carta de Pacelli fue seguramente porque se supo que la carta colectiva ya hab¨ªa sido enviada a los obispos de todo el mundo, aunque no se hab¨ªa hecho p¨²blica aun para que antes llegara a sus destinatarios. Adem¨¢s, para Franco, que hab¨ªa pedido el documento y lo estaba haciendo traducir a varias lenguas, prohibirlo hubiera sido un casus belli de imprevisibles consecuencias. Pero a¨²n no enviada, aquella carta de Pacelli a Gom¨¢ demuestra que el documento colectivo desagradaba al Vaticano.
La Santa Sede tard¨® nueve meses en acusar recibo de la carta colectiva, y lo hizo en una forma que enfureci¨® al gobierno de Burgos. El episcopado mundial se conmovi¨® por la descripci¨®n de la persecuci¨®n religiosa, y empezaron a llegar sentidas respuestas de los episcopados. Entonces la oficina de propaganda religiosa de Burgos (hay que recordar que la carta colectiva no era una instrucci¨®n pastoral destinada a los fieles espa?oles, sino una maniobra de propaganda internacional) recopil¨® en un volumen las respuestas de los episcopados, y para ese libro quer¨ªan un pr¨®logo del Papa.
Vista la gran resonancia de la carta colectiva, algo ten¨ªa que hacer el Vaticano. El Papa no escribi¨® el pr¨®logo solicitado, pero Pacelli envi¨® el 8 de marzo de 1938 a Gom¨¢ una carta en la que elogiaba el documento espa?ol ¡°por los nobles sentimientos en que est¨¢ inspirado, as¨ª como el alto sentido de justicia de esos Excmos. Obispos en condenar absolutamente el mal, de cualquier parte que ¨¦ste venga¡±.
Se public¨® el libro con la carta de Pacelli como pr¨®logo, pero suprimiendo las palabras ¡°de cualquier parte que ¨¦ste venga¡±. La Santa Sede respondi¨® diciendo que su carta no se hab¨ªa publicado ¨ªntegra y la dio a conocer entera. M¨¢s tarde, el 2 de noviembre de 1938, el embajador ante la Santa Sede, Jos¨¦ de Yanguas Mess¨ªa, present¨® a Pacelli una lista de once cap¨ªtulos de queja (una demostraci¨®n de que las relaciones entre Franco y el Vaticano no eran tan id¨ªlicas como se quer¨ªa aparentar). El quinto era, justamente, la ¡°carta-pr¨®logo¡±. En vez de presentar excusas por haber manipulado un documento del Vaticano, protestaban porque no dec¨ªa lo que quer¨ªan que hubiera dicho.
Hilari Raguer es historiador y monje de Montserrat.
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