Dudar ante el refer¨¦ndum
No hay que olvidar que el 47,8% de los votantes que acudieron a las urnas el 27-S apoyaron opciones independentistas, de ah¨ª arranca la debilidad democr¨¢tica del proyecto
No son estos tiempos de matices. M¨¢s bien abundan los seguidores de la brocha gorda de Mateo 12:30. Hay que elegir entre la verdad de Jes¨²s o la mentira de los fariseos. Y ah¨ª cada uno hace manique¨ªsmo a medida, convencido de estar en posesi¨®n de la verdad. El destituido consejero de Empresa, Jordi Baiget, ha sido la ¨²ltima v¨ªctima conocida. Flaque¨® su fe, asaltada por la duda, al afirmar que ¡°el Estado tiene tanta fuerza que no podremos hacer el refer¨¦ndum¡±. Con la palabra de Dios en la mano, le cay¨® encima con toda la fuerza la sentencia del evangelista Mateo ¡°el que no es conmigo, contra m¨ª es¡±. Son tiempos estos en los que creer sin obedecer es cultivar la resistencia contra Dios.
Tambi¨¦n la alcaldesa de Barcelona Ada Colau est¨¢ en el pecaminoso y traidor terreno de los fariseos. En una reciente entrevista a El Peri¨®dico de Catalunya, Colau hac¨ªa un llamamiento al sentido com¨²n: ¡°No enga?emos a la poblaci¨®n: el objetivo no es sencillo. Es irrenunciable, porque la crisis del modelo auton¨®mico es irreversible, pero no se puede precipitar cuando no depende solo de ti. Hay que asumir la complejidad y que hay objetivos dif¨ªciles que necesitan m¨¢s tiempo del que quer¨ªas. Entiendo la impaciencia de algunos, porque el bloqueo del PP es exasperante, pero tirar millas con el refer¨¦ndum no es eficaz. Junts pel S¨ª tienen prisa porque no han cumplido su objetivo electoral de proclamar la independencia en 18 meses. Les pedir¨ªa responsabilidad, que no se pongan en peligro los objetivos de pa¨ªs ni los grandes consensos¡±. Colau fue lapidada en las redes sociales en el mejor estilo del Viejo Testamento, ese lado salvaje del cristianismo.
Y es que por mucho que se teorice, los referendos unilaterales de independencia hasta ahora solo han derivado de situaciones traum¨¢ticas de guerra, como lamentablemente ilustran ?frica o la Europa poscomunista. El proyecto catal¨¢n cojea pues deval¨²a el refer¨¦ndum y lo convierte en un simple primer pelda?o instrumental. El bander¨ªn de enganche de la consulta es un mero elemento t¨¢ctico, pues la vista estrat¨¦gica est¨¢ puesta en la secesi¨®n: ninguna formaci¨®n que defienda otra opci¨®n apoya en este momento el refer¨¦ndum en los t¨¦rminos precariamente democr¨¢ticos en que se ha formulado fuera de sede parlamentaria. No hay que olvidar que el 47,8% de los votantes que acudieron a las urnas el 27-S apoyaron opciones independentistas, de ah¨ª arranca la debilidad democr¨¢tica del proyecto. El te¨®logo conciliar Jos¨¦ Mar¨ªa Gonz¨¢lez Ruiz admit¨ªa en petit comit¨¦ la crisis de la Iglesia cat¨®lica y aseguraba que a los obispos se les hab¨ªan escapado la mayor¨ªa de las ovejas, por eso no dejaban de sobar las que quedaban en el redil. La situaci¨®n parece similar en Catalu?a: se reconoce que hay que salir a buscar a los descarriados, pero se abunda en el error episcopal, esperando que acudan motu proprio al redil.
Por si esto fuera poco, por lo conocido y publicado por este diario sobre la ley de transitoriedad, (hasta el momento, lo ¨²nico realmente existente) hay elementos inquietantes en ese d¨ªa despu¨¦s de la independencia que tampoco permiten vislumbrar ese anhelado mundo feliz en lo que, por ejemplo, a separaci¨®n de poderes se refiere o al no reconocimiento de tribunales internacionales.
Por supuesto, que el principal culpable de esta situaci¨®n es la inflexibilidad del Partido Popular. Despu¨¦s de experiencias como Quebec o Escocia no hay argumentos ni racionales ni democr¨¢ticos para negar un refer¨¦ndum. Las Constituciones se cambian. Incluso en el actual marco espa?ol se pueden tomar medidas capaces de satisfacer las aspiraciones de buena parte de los ciudadanos de Catalu?a. La t¨ªmida reforma constitucional sugerida por el exministro de Exteriores Juan Manuel Garcia Margallo duerme profundamente en los anaqueles del partido. El PP se mantiene inm¨®vil, sin hacer propuestas m¨¢s all¨¢ del recurso a los tribunales. El partido de Rajoy parte del pecado original de haber convertido en arma arrojadiza la cuesti¨®n nacional catalana con la campa?a contra el Estatuto. Y ha continuado por esos derroteros con la reforma expr¨¦s del Tribunal Constitucional, una iniciativa que solo cont¨® con los votos de la entonces mayor¨ªa popular. Son r¨¦ditos electorales de una taumaturgia pol¨ªtica que ha trocado el catalanismo en independentismo. Y ha conducido a este callej¨®n sin salida.
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