Esperando al mes¨ªas en el purgatorio
La obra 'Actes obscenes en espai p¨²blic' reinterpreta a Pasolini en el TNC del Grec
No estaba Amacaballo Fat. El personaje de Philip K. Dick no acudi¨® al estreno de Actes obscens en espai p¨²blic (Maneres amenes d¡¯esperar l¡¯adveniment del messies). L¨¢stima, hubiera sido un gran encuentro entre tres exegetas: Fat, Pasolini y Davide Carnevali. Mr. Fat y su fren¨¦tica b¨²squeda de Dios. El dios verdadero, no la mente perturbada y usurpadora que ha hecho este mundo a su imagen y semejanza. L¨¢stima, no observar de cerca el rostro de Amacaballo para atisbar si el espect¨¢culo co-oficiado por Albert Arribas provocaba una nueva revelaci¨®n en su psique iluminada por un rayo rosa. Carnevali -como Pasolini- no espera tanto. Se conforma con la llegada del Mes¨ªas. Tampoco aspira o aspiraron al absoluto de la ex¨¦gesis. Se conforman con la eis¨¦gesis. Son artistas y la subjetividad forma parte del tratado.
Actes obscens en espai p¨²blic
De Davide Carnevali. Direcci¨®n y traducci¨®n: Albert Arribas. Int¨¦rpretes: Oriol Gen¨ªs, M¨¤rcia Cister¨®, M¨°nica Almirall, Sergi Torrecilla, Ant¨°nia Jaume y S¨ªlvia Delagneau. TNC, 6 de julio, Grec¡¯17.
Nosotros -el p¨²blico-, ?qu¨¦ espera? Como una manada de orfeos sin lira somos conducidos hasta las entra?as desconocidas del Teatre Nacional para emerger en¡. Definitivamente, la Sala Petita del Nacional no es el erebo, aunque todo apunta a que los art¨ªfices de este montaje est¨¢n decididos a enmendar la plana al Vaticano. Esto se parece mucho al Purgatorio, la sala de espera purgada por el Papa. Tiempo suspendido antes que suenen las trompetas del Juicio Final. Una par¨¢bola del presente, con el pensamiento dominante insistiendo desde todos los flancos sobre el fin de las ideolog¨ªas, la inutilidad de la revoluci¨®n, la deseable eternidad antes del advenimiento. Pasolini -y as¨ª lo reinterpreta Carnevali- era muy consciente de la amenaza contra el sistema que anidaba en la llegada del Mes¨ªas. Es la idea latente en Teorema, el escrito que inspira esta funci¨®n.
Arribas reinterpreta el dictado de Carnevali desde la atalaya de la ir¨®nica incomodidad, como un disc¨ªpulo travieso de Romeo Castellucci -otro ex¨¦geta-, borrando del escenario cualquier indicaci¨®n del autor que pudiera servir al espectador de hilo de Ariadna para moverse entre las acciones y los mon¨®logos que animan este no-lugar. Cierta voluntad de caos que no logra imponerse a los mejores fragmentos textuales que, como las pr¨¦dicas, llaman a la quietud y la atenci¨®n. Palabras hondas, sobre todo las proferidas por M¨¤rcia Cister¨® -su parlamento del no-amor materno es digno de una buena controversia-, Oriol Gen¨ªs, enorme actor que engrandece la noci¨®n de patetismo, y Sergi Torrecilla como un pintor enredado en su propia controversia sobre lo sublime.
Un texto valiente -quiz¨¢ imperfecto- que Arribas concibe como una yuxtaposici¨®n de burbujas de acci¨®n. Fuerza la desaparici¨®n de una l¨ªnea temporal, aunque un arc¨¢ngel-demonio anunciador (Ant¨°nia Jaume como Gabriel bipolar) se encargue de cercenar con sus proclamas el peligro latente de eterna espera de esta producci¨®n.
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