El ejemplo vasco
?D¨®nde estar¨ªa la pol¨ªtica catalana si, aquel d¨ªa de septiembre de 2012, Rajoy hubiera dicho s¨ª a negociar un pacto fiscal? Eso no lo s¨¦, no lo sabremos nunca
El gran esc¨¢ndalo pol¨ªtico de la semana pasada en Catalu?a ¡ªesto es, la circunstancia inconcebible de que un gobierno con un programa independentista, sustentado sobre una mayor¨ªa parlamentaria independentista, se configure con consejeros inequ¨ªvocamente independentistas para abordar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n_, este hecho inaudito ha tenido ya tantos glosadores y ha suscitado tales hip¨¦rboles (purga, implosi¨®n, convulsi¨®n, depuraci¨®n, giro hacia el radicalismo, deriva autoritaria, intransigencia de cariz etarra, etc¨¦tera) que voy a permitirme darlo por amortizado, y dirigir el foco hacia el otro lado del terreno de juego: ?qu¨¦ hicieron, qu¨¦ iniciativas tomaron durante aquellos mismos d¨ªas las fuerzas y poderes que defienden el statu quo pol¨ªtico-territorial espa?ol? Qu¨¦ hicieron, quiero decir, adem¨¢s de enviar una pareja de la guardia civil al Teatre Nacional a por una factura.
Es de justicia admitirle al nuevo PSOE de Pedro S¨¢nchez, por lo menos, voluntad propositiva y af¨¢n por suscitar el debate. El pasado viernes, reunidas conjuntamente, las ejecutivas del PSOE y del PSC aprobaron una ¡°declaraci¨®n de Barcelona¡± que viene a solemnizar las ideas del socialismo sanchista con respecto al pleito catal¨¢n: el ¡°reconocimiento de las aspiraciones nacionales de Catalu?a¡± ¡ªsin concretar cu¨¢les¡ª por medio del desarrollo y la recuperaci¨®n del Estatuto de 2006, de un nuevo acuerdo de financiaci¨®n, de un mejor deslinde competencial, pero sobre todo de la puesta en marcha de una reforma federal de la Constituci¨®n que reconozca el car¨¢cter plurinacional del Estado, federalice el Senado, etc¨¦tera. Algunas alusiones del entorno de S¨¢nchez a los modelos belga y alem¨¢n le han a?adido a la propuesta m¨¢s interrogantes que certezas, pero en fin...
Se trata ¡ªno cabe dudarlo¡ª de ideas bienintencionadas, aunque de viabilidad dif¨ªcil, tanto o m¨¢s que el refer¨¦ndum de Puigdemont. Cur¨¢ndose en salud, el v¨¦rtice socialista prev¨¦ iniciar la reforma constitucional sin el apoyo del PP ¡ªel cual se sumar¨ªa al proceso en un futuro indeterminado y por razones desconocidas¡ª, s¨®lo con Podemos y Ciudadanos. Pero Albert Rivera tard¨® pocas horas en escribir que ¡°el PSOE se entrega otra vez al nacionalismo del PSC[SIC]. Parece que el documento lo haya redactado S¨¢nchez con Carod-Rovira¡±. Muy alentador no suena, la verdad. Peor a¨²n ¡ªporque viene de dentro¡ª es el mensaje que transmite la ponencia pol¨ªtica del inminente congreso del PSOE andaluz: rechazo frontal a la plurinacionalidad y defensa cerrada de la Declaraci¨®n de Granada; o sea, del agotado modelo auton¨®mico ¡ªy especialmente de sus cl¨¢usulas financieras, tan beneficiosas para algunos¡ª rebautiz¨¢ndolo como ¡°federalismo cooperativo¡±. En Castilla-la Mancha, por su parte, hablan de naciones ¡°de car¨¢cter folkl¨®rico¡±.
?Y el PP? ?Qu¨¦ dice, propone o sugiere el PP? Aparte de las analog¨ªas etarras, nazis y chavistas, la reacci¨®n m¨¢s significativa ante los cambios en el gobierno de la Generalitat la expres¨® el propio Mariano Rajoy el s¨¢bado en Bilbao. Tras conminar a Puigdemont a abandonar su ¡°delirio secesionista¡± ¡ªun comentario amable es siempre la mejor introducci¨®n al di¨¢logo¡ª, le record¨® que ¡°hay otra forma de hacer pol¨ªtica¡±, la del ¡°pacto, acuerdo y entendimiento¡± que funciona en Euskadi. ¡°Lo que se est¨¢ haciendo entre el Gobierno de Espa?a y el vasco hoy es lo que se debe hacer¡±, remach¨®.
Ya sab¨ªamos que el registrador Rajoy Brey es un hombre de reacciones lentas, que se mueve a ritmos geol¨®gicos, pero su comentario bilbaino nos lo confirma con creces. Resulta una verdadera l¨¢stima que el presidente del Gobierno no haya descubierto hasta ahora las grandes virtudes conciliadoras del modelo de relaci¨®n pol¨ªtica y financiera entre Madrid y Vitoria. Si ya hubiese sido consciente de ellas cinco a?os atr¨¢s, es indudable que cuando el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, acudi¨® a la Moncloa el 20 de septiembre de 2012 con la petici¨®n de un concierto econ¨®mico o pacto fiscal para Catalu?a, la respuesta de Rajoy habr¨ªa sido positiva, y no el portazo en las narices que Mas recibi¨®.
Porque la clave de b¨®veda del ¡°pacto, acuerdo y entendimiento¡± con Urkullu y el PNV es el concierto econ¨®mico, la cuasi-independencia financiera que otorga a Euskadi, la capacidad de los vascos para gobernarse sin estrecheces ni recortes... ?D¨®nde estar¨ªa la pol¨ªtica catalana si, aquel d¨ªa de septiembre de 2012, Rajoy hubiera dicho s¨ª a negociar un pacto fiscal? Eso no lo s¨¦, no lo sabremos nunca. Pero, tras haber dado un no categ¨®rico, apelar ahora al bals¨¢mico ejemplo vasco constituye un ejercicio de cinismo descomunal.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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