El ¡®glamour¡¯ de Bryan Ferry inunda Peralada
El recuerdo de Roxy Music triunf¨® sin necesidad de nostalgia
Bryan Ferry es un perro viejo, conoce perfectamente todos los entresijos del escenario y domina los secretos de la comunicaci¨®n con el p¨²blico. Sabe que su propuesta actual no ser¨ªa suficiente para contentar a una audiencia que, aunque le vea a ¨¦l, sigue pensando en Roxy Music y por ello no solo no renuncia a su pasado en las pistas de baile sino que lo convierte en presente con astuta naturalidad. Y su p¨²blico, que tampoco est¨¢ ya para muchas pistas de baile, no solo se lo agradece sino que se rinde incondicionalmente.
En las gradas de los jardines del castillo de Peralada no se puede bailar. Adem¨¢s, la solemnidad del entorno no propicia a ello pero, al final, muchos dejaron de lado su pudor inicial y lo intentaron. Era la recta final de un concierto arrollador y estaban sonando en una sucesi¨®n implacable los mejores temas de Roxy Music: More than this, Avalon, Love is the drug y Virginia Plain. Imposible resistirse y m¨¢s cuando sobre el escenario una banda soberbia ofrec¨ªa unas relecturas de esos temas despojadas de la caspa de la nostalgia y con una contundencia instrumental incluso superior a la original. Nada de ¡°?Qu¨¦ bien bail¨¢bamos cuando ¨¦ramos j¨®venes!¡±, m¨¢s bien al contrario: ¡°Esta es nuestra m¨²sica, ?a disfrutar!¡±.
Y se disfrut¨®, y mucho. Fueron noventa minutos servidos con la autoridad que dan los a?os. Bryan Ferry ejerci¨® de dandi llenando ¨¦l solo el escenario pero a su alrededor nueve grandes m¨²sicos (una banda muy similar a la de su anterior visita) le arropaban a la perfecci¨®n hasta el punto de que su voz encajaba en un engranaje perfectamente articulado y era el todo el que zarandeaba los o¨ªdos del personal. Dos magn¨ªficas voces negras envolv¨ªan a la suya para minimizar el paso del tiempo y era su elegante presencia y, por supuesto, unos temas irreprochables, lo que acababa cautivando.
Tanto el gran guitarrista Chris Spedding como la saxofonista Jorja Renn tuvieron sus momentos de gloria y supieron aprovecharlos (nadie se acord¨® de Phil Manzanera y a¨²n menos de Andy Mackay). Ferry mezcl¨® h¨¢bilmente el repertorio de Roxy Music (m¨¢s de la mitad de las canciones interpretadas) con sus personales versiones de temas ajenos. Recre¨® con gancho a Bob Dylan, Velvet Underground o Neil Young, levant¨® al p¨²blico de sus asientos en el primero de sus cuatro bises con el Let¡¯s Stick Together del hoy olvidado Wilbert Harrison y lo remat¨® con su eterno bis: el Jealous Guy de John Lennon.
Bryan Ferry, a punto de cumplir 72 a?os, triunf¨® en Peralada ante un p¨²blico que, en su mayor¨ªa, hac¨ªa ya tiempo que hab¨ªa celebrado tambi¨¦n su medio siglo de vida. Las entradas se hab¨ªan acabado con antelaci¨®n (el triunfo ya era previo al concierto). Dej¨® claro que la herencia de Roxy Music es bastante m¨¢s que un recuerdo y, lo m¨¢s importante, consigui¨® que la gente abandonara el recinto con una sonrisa en la cara. Noche redonda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.