La frontera destejida de Madrid
Exposici¨®n de fotograf¨ªa de Enrique S¨¢enz de San Pedro que muestra lugares de Madrid entre el campo y la ciudad en 1975
No parece Madrid sino unos ¨¢ridos descampados del Norte de ?frica o los p¨¢ramos de alg¨²n planeta des¨¦rtico de los que aparecen en Star Wars. No parece Madrid, pero lo es, hace 40 a?os. La exposici¨®n Donde la ciudad termina, de Enrique S¨¢enz de San Pedro, capta en blanco y negro aquellos a?os en los que Madrid era una ciudad destejida en su frontera que se derramaba hacia al sur, ampliada por la fuerte inmigraci¨®n interna que ven¨ªa de toda Espa?a, pero sobre todo de Andaluc¨ªa y Extremadura, animada por el desarrollismo franquista.
¡°Hab¨ªa muchos ni?os y muchos viejos que parec¨ªan sacados del pueblo¡±, recuerda el fot¨®grafo, ¡°los adultos estaban trabajando¡±. En las fotos se ven a estos ancianos perdidos en solitarios caminos, a los ni?os hiperactivos trepando por taludes arenosos en mitad de la desolaci¨®n donde solo se levantaba alg¨²n poste el¨¦ctrico. Estos lugares se llamaban y se llaman Entrev¨ªas, Orcasitas, El Pozo del T¨ªo Raimundo, lugares donde ahora se levantan laberintos de ladrillo visto y hormig¨®n pero donde entonces solo hab¨ªa precarias chabolas y suelos de tierra y matorral.
¡°Los chavales que hab¨ªa por todas partes ya vest¨ªan cazadoras vaqueras, pantalones de campana, parec¨ªan quinquis de Nueva York¡±, dice el fot¨®grafo. A ¨¦l le interesaban "aquellos lugares por su est¨¦tica, no pretend¨ªa hacer un reportaje period¨ªstico sino fotograf¨ªa art¨ªstica¡±. La muestra, comisariada por I?aki Domingo dentro del programa Lanzadera, se puede ver en CentroCentro (Cibeles, 1) hasta el pr¨®ximo 15 de octubre.
S¨¢enz de Sampedro regres¨® a Madrid despu¨¦s de un decenio busc¨¢ndose la vida en el Swinging London (¡°una ciudad que s¨ª ten¨ªa fronteras definidas¡±), donde hab¨ªa descubierto la fotograf¨ªa (¡°en Espa?a no se sab¨ªa qu¨¦ era eso¡±). Y se puso a explorar estos territorios salvajes, fascinado por la magia de estos terrenos que no se sab¨ªa si eran ciudad o campo o un h¨ªbrido sin nombre. ¡°Cog¨ªa el metro y me iba a la ¨²ltima estaci¨®n, desde all¨ª exploraba¡±, cuenta.¡°Me gustaba ir a la ¨²ltima casa de la ciudad. Una de ellas era un bar donde, entre vinos, uno cantaba flamenco y otro le respond¨ªa.
Se ve¨ªa a hombres venir del campo, con galgos, de cazar liebres. Todo eso me llamaba mucho la atenci¨®n¡±, recuerda. Al tiempo de comenzar el proyecto tuvo que abandonarlo porque le sali¨® trabajo en un libro dedicado a los pol¨ªticos m¨¢s se?eros de la Transici¨®n. ¡°Estaba Fraga, Tamames, yo ni siquiera sab¨ªa qui¨¦n era Felipe Gonz¨¢lez¡±, dice el artista. Pero ahora se ha rescatado el trabajo entonces realizado para montar esta exposici¨®n.
Estos terrenos, una balsa de subdesarrollo en el mundo desarrollado, generaron un hist¨®rico movimiento vecinal que tuvo notable importancia en la lucha antifranquista y fueron urbanizados de la manera que hoy los conocemos, conformando la particular idiosincrasia de los distritos del sur de Madrid. ¡°Todos esos lugares se han construido, yo no los he visitado mucho, ya no me interesa¡±, dice Sa¨¦nz de San Pedro. ¡°Recuerdo que cuando se iba en tren a Toledo se ve¨ªan ciudades enteras de chabolas, que ol¨ªan a humo, fueron un mundo que no se document¨® lo suficiente¡±, a?ade. A pesar del paso del tiempo, todav¨ªa quedan zonas que no se sabe si son ciudad o campo o un h¨ªbrido sin nombre, y que todav¨ªa viven en burbujas ajenas al mundo exterior. No est¨¢n muy lejos del centro de Madrid, a solo 14 kil¨®metro de la Puerta del Sol, en la Ca?ada Real.
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