De los Juegos al infinito
Banyoles, subsede ol¨ªmpica a pesar de algunas reticencias iniciales, permanece como uno de los destinos preferidos de los mejores remeros del mundo
Los Juegos del 92 no fueron ¨²nicamente los Juegos de Barcelona. As¨ª lo recuerda una modesta placa a la orilla del lago de Banyoles: ¡°Passeig dels Jocs Ol¨ªmpics. Banyoles, 1992. En mem¨°ria dels voluntaris ol¨ªmpics¡±. La ciudad fue subsede de las pruebas de remo y la competici¨®n ol¨ªmpica signific¨® el despegue definitivo del remo en la ciudad, marcada para siempre por las aguas tranquilas de su lago.
La elecci¨®n de Banyoles como subsede ol¨ªmpica fue un proceso dif¨ªcil. La candidatura ten¨ªa en contra al mismo presidente de la Federaci¨®n Catalana de Remo. ¡°No quer¨ªa que el remo se disputase all¨ª¡±, reconoce Jes¨²s Ag¨¹ero, en el cargo desde 1981 hasta su dimisi¨®n en 1988. ¡°En Barcelona y en su ¨¢rea metropolitana no hab¨ªa ning¨²n espacio para practicar remo, y en otros Juegos se construyeron ex profeso¡±. La pretensi¨®n de Ag¨¹ero era aprovechar el tir¨®n ol¨ªmpico para ampliar la escasa red de estanques y lagos reglamentarios para la pr¨¢ctica del remo ol¨ªmpico en Catalu?a. ¡°El que quiere remar cerca de Barcelona no puede. El lago de Ba?olas, que es fant¨¢stico, ya lo ten¨ªamos, lo tenemos, y lo tendremos para toda la vida. Pero hab¨ªa compromisos pol¨ªticos detr¨¢s. En Banyoles hab¨ªa gente con mucho peso y le comieron el coco al presidente de la Federaci¨®n Internacional¡±.
Banyoles se erigi¨® aquel 1992 como emblema del remo a ojos del mundo. Pero por sus aguas ya hab¨ªan surcado miles de historias. El lago hab¨ªa alcanzado renombre internacional cuando acogi¨® en 1964 la m¨ªtica regata Oxford-Cambridge y la ciudad recibi¨® la d¨¦cada posterior a numerosos remeros con pretensiones profesionales. La mayor¨ªa gozaron del mecenazgo de un financiero cubano con especial inter¨¦s por el remo llamado Pedro Abreu. Banyoles le recuerda con una regata anual en su nombre. ¡°Viajaba por todo el mundo, y tra¨ªa a los buenos remeros a Banyoles, con los gastos pagados¡±, expone Joan Anton Abellan, expresidente del CN Banyoles. El auge del remo en el lago se extingui¨® cuando ETA secuestr¨® a Abreu durante 45 d¨ªas a finales de 1980. El cubano se larg¨® a Suiza, donde residi¨® hasta su muerte en 2004, y cort¨® el flujo de dinero que llegaba peri¨®dicamente a Banyoles. ¡°Los deportistas tuvieron que marcharse¡±, subraya Abell¨¢n. El lago qued¨® un poco m¨¢s vac¨ªo.
Pero Banyoles volvi¨® a entrar en erupci¨®n cuando fue elegida subsede ol¨ªmpica. Se invirtieron unos 90 millones de euros en la reurbanizaci¨®n municipal, se moderniz¨® el entorno del lago y se adapt¨® para el uso ciudadano. Todo para ofrecer las mejores galas bajo la bandera ol¨ªmpica.
La transformaci¨®n urban¨ªstica fue m¨¢s m¨¢s visible que los resultados deportivos. El doble scull consigui¨® el ¨²nico diploma ol¨ªmpico de una delegaci¨®n que lleg¨® a Banyoles con problemas extradeportivos en una de sus mejores bazas, como publicaba EL PAIS en su edici¨®n del 26 de julio: ¡°En 1990 la delegaci¨®n se frotaba las manos, pero el dos con timonel ha estado a punto de naufragar. Ibon Urbieta y Jos¨¦ Ignacio Bugar¨ªn no se aguantan¡±. Nadie brill¨® m¨¢s, sin embargo, que un timonel de lo m¨¢s llamativo: Carlos Front se convirti¨® en el deportista m¨¢s joven de la historia de los Juegos. Ten¨ªa 11 a?os y 250 d¨ªas, y los dem¨¢s competidores le paraban para hacerse fotos con ¨¦l.
Los Juegos no dejaron medallas, pero s¨ª el escenario ideal para remar. En 1998 se cre¨® un Centro de Tecnificaci¨®n que actualmente acoge algunos de los mejores remeros del pa¨ªs. Y clubes de renombre como el equipo de Cambridge visitan peri¨®dicamente las aguas de Banyoles. La Federaci¨®n Internacional, adem¨¢s, confi¨® en el lago para celebrar los Mundiales de 2004 y la Copa del Mundo de 2009. La expansi¨®n tambi¨¦n llega a la Federaci¨®n Catalana: aspira a alcanzar las 2.000 licencias en los pr¨®ximos meses, por las 973 que gestionaba en 2003. Es la herencia de los Juegos de Barcelona. De los Juegos de Banyoles.
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