?Qu¨¦ proponen? ?Qu¨¦ ofrecen?
?C¨®mo cree Rajoy que es m¨¢s f¨¢cil desmovilizar al electorado nacionalista? ?Usando la Guardia Civil, o con alguna propuesta pol¨ªtica?
Que llevar a t¨¦rmino el refer¨¦ndum anunciado para el 1 de octubre no va a ser tarea f¨¢cil, resulta evidente. Que el Estado dispone de vast¨ªsimos medios para tratar de impedirlo, tambi¨¦n. M¨¢xime cuando el Ejecutivo de Mariano Rajoy parece decidido a utilizarlos todos, sin remilgos democr¨¢ticos, ni man¨ªas formales (la ¡°lectura ¨²nica¡± es constitucional en todos los parlamentos excepto en el catal¨¢n...), ni escr¨²pulo alguno en saltarse la divisi¨®n de poderes para lanzarlos en bloque a la batalla, incluido el cuarto, el medi¨¢tico.
Sin embargo, para entender por qu¨¦, en tales condiciones, una porci¨®n tan importante de la representaci¨®n pol¨ªtica y de la ciudadan¨ªa catalanas mantienen el reto y est¨¢n dispuestos a llegar hasta el final, me parece imprescindible formularse una pregunta: a cambio de la hipot¨¦tica renuncia al objetivo de la independencia, ?qu¨¦ proponen, qu¨¦ ofrecen las instituciones y los partidos movilizados en defensa del statu quo? ?Qu¨¦ alternativas plantean?
El gobernante Partido Popular no propone nada. Es decir, s¨ª: la capitulaci¨®n sin condiciones y la aceptaci¨®n resignada de una menguante autonom¨ªa de cart¨®n piedra, de una administraci¨®n regional asfixiada por la infrafinanciaci¨®n, la laminaci¨®n competencial, las sentencias contra la lengua catalana, etc¨¦tera. Esta es la alternativa del PP, que el propio Rajoy ya expres¨® hace a?os, desde la oposici¨®n y sin independentistas a la vista: ¡°las autonom¨ªas est¨¢n para hacer carreteras y poco m¨¢s...¡±.
La de Ciudadanos es menos expl¨ªcita porque no gobierna y, adem¨¢s, quiere desmentir la imagen originaria de partido monotem¨¢tico antinacionalista catal¨¢n. Pero es obvio que los de Rivera est¨¢n frontalmente en contra de los derechos colectivos (ellos los llaman ¡°privilegios territoriales¡±), de las demandas ¡°identitarias¡± (excepto las que defienden la identidad espa?ola...) o de las ¡°asimetr¨ªas¡± en la distribuci¨®n territorial del poder, y suscriben con entusiasmo todos los movimientos represivos de la Moncloa. Ser¨ªa ilusorio, pues, esperar del partido naranja cualquier iniciativa susceptible de desbloquear el litigio catal¨¢n.
Caso distinto es el de Unidos Podemos, como m¨ªnimo en el terreno de los discursos. Porque, en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica pr¨¢ctica, la joven organizaci¨®n parece atrapada en contradicciones y conflictos de soberan¨ªa org¨¢nica semejantes a los que tensionaron en el pasado el v¨ªnculo entre PCE y PSUC o la articulaci¨®n PSOE-PSC. Por otra parte, la leg¨ªtima aspiraci¨®n de Pablo Iglesias Turri¨®n a la hegemon¨ªa socioelectoral en Espa?a carga de cautelas su posicionamiento ante el independentismo catal¨¢n, pese a lo cual el fragor pol¨ªtico-medi¨¢tico espa?olista trata de aislar a los podemitas como c¨®mplices o lacayos del m¨¢s abyecto separatismo.
Justo es reconocer que, de las cuatro mayores fuerzas estatales, la que m¨¢s se ha movido ¨²ltimamente en la materia que nos ocupa es el PSOE. Pero, ?a qu¨¦ precio! A lo largo de las pocas semanas transcurridas desde su 39? Congreso, el concepto de plurinacionalidad ¡ªincluido en la ponencia pol¨ªtica por impulso de Pedro S¨¢nchez¡ª ha sido objeto de toda clase de sarcasmos y chanzas: las naciones dentro de Espa?a oscilar¨ªan ¡°entre tres y una docena¡±; ?ser¨¢n naciones Le¨®n, Murcia, Extremadura? Y s¨ª, claro que ¡°alguien puede darle [a la plurinacionalidad] un tono folcl¨®rico de cuarto y mitad de naci¨®n¡±. Etc¨¦tera.
Los numerosos socialistas que rechazan la plurinacionalidad y no se resignan al liderazgo de S¨¢nchez han tomado como estandarte de protesta interna el cese de Alfonso Guerra como m¨¢ximo responsable de la Fundaci¨®n Pablo Iglesias. Es una bandera significativa: no solo porque Guerra acumulaba 43 a?os de trayectoria pol¨ªtica y 38 de diputado; no solo porque, durante esa trayectoria, ha exhibido una ¨¦tica digamos que bien poco calvinista (el avi¨®n Myst¨¨re para ir a visitar a la novia o esquivar las colas fronterizas, los trapicheos fraternales en Sevilla...); tambi¨¦n porque, en el gobierno o en la oposici¨®n, don Alfonso ha sido siempre un jacobino de caspa y botijo, cepillador de Estatutos y cargado de desd¨¦n hacia la identidad catalana. Con tama?o referente, no es de extra?ar que el PSOE andaluz y susanista, en su congreso del pasado fin de semana, se haya revuelto contra las innovaciones territoriales de S¨¢nchez. ?Tiene gracia o¨ªr al partido nacionalista andaluz abominando de los ego¨ªsmos nacionalistas!
Seg¨²n explicaba este diario el s¨¢bado 29, el objetivo del Gobierno central ¡°es desmovilizar y dividir el voto y al electorado nacionalista¡±. ?Y c¨®mo cree Rajoy que es m¨¢s f¨¢cil conseguirlo? ?Usando la Guardia Civil y las togas como garrote, o bien haciendo alguna propuesta pol¨ªtica?
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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