La intuici¨®n y el porvenir
El primer disco en castellano del albacete?o promete convertirse en uno de los acontecimientos del oto?o
El s¨¢bado 23 de mayo de 2015, v¨ªspera de las elecciones que encumbrar¨ªan a Cristina Cifuentes y Manuela Carmena, un cambio importante estaba tambi¨¦n a punto de registrarse en la vida de Jacobo Serra (1983). El cantautor albacete?o, adorado por la cr¨ªtica y bastante desconocido entre el gran p¨²blico, se confiesa bastante al¨¦rgico a las aglomeraciones, pero hab¨ªa dado con sus huesos en el Palacio de los Deportes. Asist¨ªa a un multitudinario concierto de Vetusta Morla, una banda que apreciaba pero de la que apenas conoc¨ªa un pu?ado de canciones, quiz¨¢ por considerarla algo alejada de sus par¨¢metros est¨¦ticos. Dos horas m¨¢s tarde, la cabeza de este licenciado en Derecho, que nunca ha ejercido la abogac¨ªa, experimentaba un giro de 180 grados. Jacobo hab¨ªa percibido la excitaci¨®n, el p¨¢lpito, el torrente incontenible de emociones. Y, sobre todo, se hab¨ªa estremecido con el efecto de m¨¢s de 15.000 gargantas coreando a voz en cuello los estribillos m¨¢s emblem¨¢ticos. Por momentos, lleg¨® a pensar que el ¨²nico que no contribu¨ªa con sus c¨¢nticos en todo el pabell¨®n era ¨¦l.
Serra habitaba aquellas gradas casi de casualidad. No hab¨ªa comprado su boleto, sino que le invit¨® a ¨²ltima hora Juanma Latorre, uno de los guitarristas y compositores de los vetustos. Se conoc¨ªan de unas pocas semanas atr¨¢s. Latorre, de hecho, era un gran admirador. Le encantaba el ¨²nico LP de Serra, Don?t give up (antes hab¨ªa publicado un EP de cuatro canciones, The word I never say) y le emocionaba particularmente el tema central. ¡°Coincidi¨® con un momento delicado para una pareja de amigos, y aquello de Nunca te rindas les sirvi¨® casi como b¨¢lsamo¡±, explica el autor de letras como Golpe maestro o Maldita dulzura. Hab¨ªa conexi¨®n, sin duda. Y, desde la perspectiva del joven talento en ciernes, se consolidaba una evidencia: deb¨ªa atreverse a cantar en castellano.
No, su relaci¨®n con el ingl¨¦s nunca tuvo nada de postureo. Jacobo es biling¨¹e perfecto, ejerce ocasionalmente como profesor de esta lengua, est¨¢ casado con una inglesa (acaban de ser pap¨¢s de su primog¨¦nita, Julia, que compartir¨¢ cumplea?os con James Taylor) y gusta de recluirse en Valentia, una diminuta isla al oeste de Irlanda con apenas 600 habitantes. Pero nadie cantar¨¢ por estas latitudes ¡°Don¡¯t you cry / Don¡¯t give up, no, no¡± con el mismo ardor que, por ejemplo, ¡°Fue un atraco perfecto, fue un golpe maestro / dejarnos sin ganas de vencer¡±. Por eso Fuego artificial, el ¨¢lbum que el manchego pondr¨¢ en circulaci¨®n el pr¨®ximo 29 de septiembre, incluye diez canciones en perfecto (y sabroso) castellano. Y por eso, y porque sus ingredientes resultan absolutamente excitantes, puede o deber¨ªa convertirse en uno de los acontecimientos del panorama musical peninsular para 2017.
Las perspectivas son lo bastante alentadoras como para que Jacobo haya abandonado la autogesti¨®n (publicaba con un sello propio, ArtyFacts) y cuente ahora con el respaldo de una multinacional, Warner, y la misma oficina de contrataci¨®n de grupos como Supersubmarina, Fuel Fandango o Zahara. De momento se conoce un adelanto, El activista, que ya supone una peque?a revoluci¨®n respecto al sonido de trabajos previos: el cantautor albacete?o seguir¨¢ siendo por siempre un devoto de The Beatles, Rufus Wainwright o Amos Lee, pero ese bajo juguet¨®n nos traslada al universo del sello Motown. A principios de mes llegar¨¢ el primer videoclip, una poderos¨ªsima pieza titulada La brecha (¡°Ahora que el viento va a tu favor, nos toca ser la brecha en la muralla¡±), canci¨®n de amor inspirada remotamente en¡ una historia de corredores de marat¨®n. En efecto, las letras sugieren m¨¢s que explicitan, y en eso se nota la mano de Latorre, productor art¨ªstico de todo el trabajo.
La alianza entre estos dos madrile?os de adopci¨®n, Jacobo siempre fiel a Chamber¨ª y Juanma reci¨¦n amoldado al bullicio de Lavapi¨¦s, promete frutos suculentos. El guitarrista ha introducido a su nuevo amigo en contextos inesperados, desde Sufjan Stevens (algo muy evidente en el EP de 2016, Icebergs) a Glass Animals o incluso Phoenix. Pero el firmante de Fuego artificial es un talento extremadamente intuitivo, capaz de idear estructuras ins¨®litas (¡°Juanma me llamaba desconcertado cada vez que recib¨ªa una maqueta¡±), escribir canciones que mantienen un mismo estribillo pero var¨ªan con cada una de las estrofas o, en el tema que da t¨ªtulo al trabajo, recordar a los Fleetwood Mac de Lindsey Buckingham sin haberlos apenas escuchado.
El ¨¢lbum sorprender¨¢ por su m¨²sculo y trepidancia: se cuela alguna balada muy bonita (Mientras est¨¦s ah¨ª), pero despuntan los zambombazos tan fulminantes como la inaugural Deshielo (¡°Un mar ahogado en tinta y sed de espuma¡¡±), de guitarras y electr¨®nica chisporroteantes, o las muy contagiosas Nada es perfecto o Vacaciones en el mar. Llega la edad del porvenir, que dir¨ªa Javier ?lvarez. Y el porvenir le pertenece a los tipos de talento impredecible, a los artistas de la intuici¨®n.
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