Voluntarios contra la soledad
Cerca de 250.000 mayores viven solos en la regi¨®n; un proyecto intenta atender a este colectivo vulnerable
¡°Patricia [nombre ficticio] tiene agorafobia. Cuando la conoc¨ª llevaba sin salir de casa muchos meses. Pero poco a poco hemos conseguido que vaya al m¨¦dico de cabecera completamente sola. Adem¨¢s, ha podido empezar a tramitar los papeles para su pensi¨®n¡±, cuenta Mar¨ªa, de 27 a?os. Patricia, de 66, es una de las 248.000 personas mayores que viven solas en la Comunidad de Madrid (14.000 m¨¢s que en 2016). Y Mar¨ªa es uno de los 20 j¨®venes voluntarios que realizan acompa?amiento a domicilio dentro del proyecto Making Sharing, de la Obra Social La Caixa. Dedicado a atender a personas mayores vulnerables, el programa est¨¢ en marcha en distintos puntos de Espa?a desde 2015 y ha arrancado hace cuatro meses en Madrid, donde atiende ya a 35 personas, sobre todo en el distrito de Latina.
Mar¨ªa asegura que, aunque suene a t¨®pico, es totalmente cierto eso de que el que da acaba recibiendo todav¨ªa m¨¢s. Por ejemplo, ella ha aprendido algo fundamental: a ordenar mejor sus propios problemas. Una opini¨®n parecida ofrece Nuria, otra de las voluntarias del programa. Esta madrile?a cuida todos los jueves por la tarde de Felicidad, de 91 a?os, una anciana que no tiene familia. ¡°Desde el primer d¨ªa me mostr¨® su agradecimiento por la compa?¨ªa y cada vez tiene m¨¢s ganas de hablar¡±, cuenta. Desde hace unas semanas tambi¨¦n visita a Tom¨¢s Rey, de 92 a?os.
¡°Mi padre muri¨® cuando yo era muy peque?o y lo enterramos en mi pueblo, que est¨¢ cerca de Cuenca. Fue un momento dif¨ªcil para m¨ª¡±, afirma Rey desde el sof¨¢ de su casa y con la mirada perdida; el anciano padece demencia senil. En su caso, no vive solo, sino con su hija, Mar¨ªa Antonia, de 70 a?os. El programa, de hecho, tambi¨¦n trata de aliviar la pesada carga de los cuidadores y Mar¨ªa Antonia lo ha sido por partida doble; antes ya tuvo que hacerse cargo de su madre, que padec¨ªa alzh¨¦imer. ¡°Estoy agotada, llevo 16 a?os con mis padres, he hipotecado mi vida para poder cuidarles¡±, cuenta la mujer con resignaci¨®n.
Ahora, con su progenitor, el problema no es solo que, debido a su enfermedad, tenga m¨¢s la cabeza en el pueblo donde naci¨® que en el presente, sino que algunos d¨ªas se le endurece el car¨¢cter e incluso llega a pensar que su propia familia le miente sobre las cosas cotidianas. ¡°Que venga alguien a estar con mi padre aunque, solo sea una tarde a la semana, nos viene bien a ambos. A ¨¦l, para hablar con gente diferente, y a m¨ª, para tener al menos unas horas libres para y dar un paseo o tomar un caf¨¦¡±, explica.
Los voluntarios se enfrentan a situaciones muy dif¨ªciles. Por eso, se les forma para saber como afrontar ¡°el duelo, los sentimientos, y hay un grupo de autocuidado para soltar toda la carga que supone trabajar acompa?ando a otros¡±, explica Alonso Garc¨ªa de la Puente, psic¨®logo de Obra Social La Caixa y una de los responsables del proyecto. Este se coordina con los equipos de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, que son los encargados de derivar a los mayores vulnerables ¡ªmuchos de ellos con enfermedades cr¨®nicas o avanzadas¡ª que necesitan la ayuda de voluntarios para paliar su soledad.
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