La noche de Los Enemigos en Altaveu
La banda madrile?a salpic¨® de rock Sant Boi de Llobregat
Era un escenario ideal, una plaza que recordaba a las de un pueblecito con toda su vida desplegada. Estaban los ni?os cansados que bostezaban junto a sus pap¨¢s, que aquella noche hab¨ªan decidido salir de concierto. Por all¨ª tambi¨¦n correteaban otros ni?os ya algo mayores que persegu¨ªan globos aprovechando la licencia de una noche de fiesta, esquivando de paso alguna colleja lanzada por padres quiz¨¢s acomodados a tener a las criaturas ya sometidas a la tele a aquellas horas de la noche. Un olor a manteca usada para fre¨ªr frankfurts ambientaba la noche, mientras parejas maduras sentadas en las terrazas de los bares segu¨ªan el concierto en la distancia.
Y luego estaban los aficionados, con camisetas y gorras con la raspa de pez del grupo, disfrutando poder tenerlos tan de cerca. Un ambiente perfecto para ver a sus favoritos, una banda de rock, como proclamaron ellos mismos desde escena. Era el festival Altaveu en su primera noche de unos actos que concluyeron este domingo. Era Sant Boi y eran Los Enemigos.
Hay algo de pueblo, de sabidur¨ªa antigua, de viejos personajes castellanos resecados por el sol en esta banda madrile?a que hac¨ªa a?os no hab¨ªa actuado en Catalunya. Desde su reunificaci¨®n en 2012 el grupo de Josele Santiago, que por cierto tiene disco inminente en solitario, ha recuperado el pulso de los escenarios, y en escenarios as¨ª, de marcado acento popular, nadan a favor de corriente. O al menos eso ocurri¨® en Sant Boi, donde ya de entrada, con los primeros compases de Vida inteligente, evidenciaron tener un sonido hecho, s¨®lido, compacto y solvente.
Sonido de banda vieja, encallecida, ahumada en kil¨®metros de carretera y horas de espera tras impenitentes pruebas de sonido. Una banda hecha y derecha de rock con su formaci¨®n cl¨¢sica y Josele, un palo barbudo vestido de negro, tieso en escena, exprimiendo su voz de lija y carajillo para decir letras que no omiten notas amargas para recordarnos que la vida es muchas cosas menos eternamente dulce.
Se plantaron a las 25 canciones, casi dos horas tras el inicio de la actuaci¨®n y hab¨ªa tanta gente o m¨¢s que al comienzo, term¨®metro exacto de ¨¦xito en un concierto gratuito, como era el caso. Como banda de fondo ten¨ªan historias como Me sobra carnaval, Desde el jerg¨®n, Yo, el rey, Septiembre, John Wayne, la enemiga apropiaci¨®n de la serratiana Se?ora o Todo a cien, una peque?a muestra de un cancionero de mojama y retranca que cerraron con ¡°Quillo (he vuelto a nacer)¡± ya casi a medianoche.
M¨¢s tarde el festival sigui¨® en otro escenario con Ala.ni, una excelente vocalista inglesa de origen antillano que acompa?ada por guitarra y arpa parec¨ªa en busca de canciones para un musical. Su actuaci¨®n result¨® simp¨¢tica, pero las canciones no consiguieron aparecer entre sus denodados esfuerzos por patentar lo evidente: canta muy bien. El s¨¢bado fue el momento de conciertos como el de Flaamin' Groovies se hubieron de ubicar bajo techo habida cuenta de que la lluvia, como los ni?os el viernes, quiso sumarse al festival. Como dicen Los Enemigos, septiembre.
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