Chimamanda Ngozi Adichie: ¡°Me enfada seguir escribiendo de feminismo¡±
El Centre de cultura contempor¨¤nia de Barcelona recibe a la escritora y activista Chimamanda Ngozi Adichie en su primer viaje a Espa?a
Parece filtrarse cierto cansancio, alg¨²n suspiro, en las respuestas sobre el feminismo en Chimamanda Ngozi Adichie (Nigeria, 1977), ella que es quiz¨¢ hoy una de sus m¨¢ximos faros, con frases suyas como ¡°Todos deber¨ªamos ser feministas¡± que han acabado en camisetas de Christian Dior de m¨¢s de 200 euros o en las letras de la cantante Beyonc¨¦. Y algo de ello se desliz¨® en los argumentos que dio ayer en Barcelona, en la que es su primera visita a Espa?a tras cinco a?os de intentos de sus editores (Penguin Random House) para invitar a la autora de ensayos como Todos deber¨ªamos ser feministas o Querida Ijeawele. C¨®mo educar en el feminismo, pero tambi¨¦n de bellas, comprometidas (sus protagonistas son mujeres fuertes y de car¨¢cter, como las de su entorno familiar) y siempre premiadas novelas como La flor p¨²rpura Commonwealth Writers), Medio sol amarillo (Orange) o Americanah (National Book Critics Circle). M¨¢s de 700 personas, que hace ya dos meses agotaron las entradas, la escucharon ayer en el Centre de Cultura Contempor¨¤nia de Barcelona (CCCB).
¡°No soy un activista, ¨¦sa es una palabra que no me convence demasiado, implica ser muy noble o hasta morir por la causa y yo no s¨¦ si cumplo ambos requisitos; para m¨ª, la literatura es una plataforma para tocar temas sociales, como la justicia social o el feminismo; ojal¨¢ no tuviera que abordarlo m¨¢s, me enfada seguir escribiendo de esto¡ Si una ficci¨®n es realista, si es aut¨¦ntica, ya cuestiona clich¨¦s¡±, desliza Ngozi Adichie ante los periodistas. Ella mismo huye de esos estereotipos porque admite que ¡°la situaci¨®n ha evolucionado en los ¨²ltimos 60 a?os, claro, pero no est¨¢ mucho mejor: nadie discute que las mujeres puedan acceder a cargos pol¨ªticos, pero hay que ver cu¨¢ntas hay o que los negros puedan votar, pero en cambio se matiza el concepto de ciudadan¨ªa¡±. Y tampoco est¨¢ por los extremismos: ¡°Que la mujer pueda estar oprimida no quiere decir que eso nos permita hablar desde la superioridad moral¡±. Tambi¨¦n matiza la necesidad de empoderamiento de las mujeres y las campa?as que muchas oeneg¨¦s y movimientos feministas occidentales emprenden en pa¨ªses africanos para concienciar a las mujeres. ¡°Empoderar es una palabra muy peculiar que no s¨¦ bien qu¨¦ significa¡ El sexismo y el racismo existen en todo el mundo y las mujeres de pa¨ªses occidentales creen que est¨¢n mejor que las del sur¡ mi abuela era una gran feminista sin saberlo, luchando contra el patriarcado¡ Las mujeres occidentales deber¨ªan mirar bien en su propio entorno los problemas de g¨¦nero m¨¢s que afuera; no hace falta ir a ense?ar a ser feminista, lo que si hace falta quiz¨¢ es capital para que puedan emprender negocios propios o para temas de educaci¨®n¡±.
Tambi¨¦n Ngozi Adichie se muestra iconoclasta cuando se cuestiona que Dior o Beyonc¨¦ (en su ¨¢lbum Lemonade) comercialicen sus argumentos. ¡°Me parece emocionante y fant¨¢stico; el feminismo no puede ser s¨®lo acad¨¦mico, documentado, anticapitalista, ha de ir m¨¢s all¨¢, no pierde fuerza si est¨¢ en boca de todos o se generaliza; gracias a Beyonc¨¦ hay muchas m¨¢s chicas que saben de los temas feministas y les proporciona un lenguaje sobre lo que viven y lo que sucede en el mundo, les permite un argumentario para hablar de ello, esencial en estos tiempos de redes sociales¡ En cualquier caso, el feminismo no vende¡±.
Cada libro de la escritora nigeriana (que ahora vive entre Lagos y EEUU) ha tenido un motor ¨ªntimo vital. As¨ª en La flor p¨²rpura resalta la figura de un padre opresivo que, asegura, ¡°no es el m¨ªo, pero s¨ª el de una amiga que me dec¨ªa que su padre la pegaba y lo encontraba normal; eran cat¨®licos, como me crie yo tambi¨¦n y ese libro remite a lo peor del colonialismo y la religi¨®n que vino con ¨¦l: import¨® la dictadura religiosa, ideas muy negativas para los ind¨ªgenas, a los que se inculc¨® que toda la vida anterior era negativa¡±. M¨¢s duro fue para Ngozi Adichie Medio sol amarillo, que retrata la guerra de Biafra: ¡°Mis abuelos murieron en los campos de refugiados que gener¨® el conflicto; en el colegio nunca se hablaba de ello y yo ten¨ªa muchas preguntas¡ Fue dif¨ªcil de escribir: me paraba y lloraba, consciente de que ten¨ªa que explicarlo con precisi¨®n porque ser¨ªa un libro de historia no solo una novela¡±.
No bromea cuando dice que fue a los 19 a?os cuando, al trasladarse becada a EEUU para proseguir sus estudios, descubri¨® que era negra, experiencia que noveliza en Americanah. ¡°Con ese libro llor¨¦ y re¨ªa a la vez; en Nigeria uno ten¨ªa seguridad en uno mismo; en EEUU ser negro y tener ¨¦xito es un ox¨ªmoron: a¨²n recuerdo la cara de sorpresa de mi profesora cuando pregunt¨® qui¨¦n hab¨ªa escrito el que consideraba el mejor texto de clase... Es alucinante que suceda lo que sucede por el color de la piel y el concepto de raza y hogar cuando vas a un pa¨ªs y regresas al tuyo¡±.
Ngozi Adichie es quiz¨¢ hoy una escritura universal, si el concepto existe. ¡°Cualquier historia es universal si est¨¢ bien contada¡ La alegr¨ªa, el horror, la rabia, la p¨¦rdida son sentimientos transculturales¡ Ahora bien, todo lo que parece escrito fuera del canon occidental, el de EEUU y el de Europa, parece sea antropolog¨ªa; si s¨®lo lees el canon occidental, de Homero a McEwan linealmente, tendr¨¢s una visi¨®n reduccionista de la vida¡±. Ahora est¨¢ en otra novela: ¡°Con un hombre muy moreno, muy espa?ol, muy rom¨¢ntico, con una mujer que se le resiste pero que al final acabar¨¢ cediendo y caer¨¢ en sus brazos¡±, bromea, haciendo un gui?o alguna novela rom¨¢ntica de que ley¨® de jovencita ¡°y que rele¨ªdos hoy te das cuenta de los hombres ten¨ªan graves problemas emocionales; no, en la m¨ªa, la chica al final le pega una bofetada¡±, sonr¨ªe. ¡°Soy supersticiosa y no quiero hablar de mi novela porque si lo hago, se esfumar¨¢¡±. Igual por eso s¨ª habla de feminismo.
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