Inaugurar, estrenar, emocionar
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia inaugura brillantemente su temporada en Vigo y A Coru?a
La Orquesta Sinf¨®nica de Galicia ha inaugurado su nueva temporada viajando entre estrenos e inauguraciones. El jueves 5, la inauguraci¨®n de su nueva temporada en Vigo era serv¨ªa para su debut en el nuevo Auditorio Mar de la ciudad ol¨ªvica. El viernes y el s¨¢bado, ya de vuelta en A Coru?a, los primeros conciertos de abono de viernes y s¨¢bado coincidieron con el estreno del lavado de cara de su sede en el Palacio de la ?pera.
Los abonados coru?eses pudieron apreciar el nuevo aspecto del Palacio en el que las nuevas butacas, casi negras, remataban la gama de grises de las paredes. Por su parte, los elementos con forma de tonel que llevancasi treinta a?os modulando en lo posible la deficiente ac¨²stica del local lucieron el color m¨¢s vivo que les ha dejado un lijado y una buena mano de barniz. Dice Dima Slobodeniouk que las nuevas butacas ¡°han mejorado algo¡± el escaso e irregular retorno del sonido; bienvenidas sean. Los cuerpos de los aficionados tambi¨¦n han notado el cambio.
El programa de estos conciertos hab¨ªa llamado la atenci¨®n a los aficionados pues incluir una obra antes de la Sinfon¨ªa n? 2 en do menor de Mahler se antojaba un riesgo. Sobre todo por aumentar la duraci¨®n del concierto antes de una obra de casi 80 minutos de duraci¨®n como la Segunda; pero tambi¨¦n por lo que pod¨ªa suponer de cuerpo extra?o en el programa.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. Sus apenas 12 o 14 minutos muestran el amanecer de un genio de la composici¨®n: en primer lugar, por su hermosa estructura con un di¨¢logo que fluye de forma muy natural entre los distintos solistas y seccciones de la orquesta. Tambi¨¦n por la tem¨¢tica, destacando un precioso canto de la trompa que se ir¨¢ exponiendo con ligeros cambios a todo lo largo de la obra. En resumen, el Canto f¨²nebre que ?gor Stravinski dedic¨® a su maestro Nikol¨¢i Rimski-Korsakov, es un hermos¨ªsimo preludio a la Sinfon¨ªa Resurrecci¨®n, que la Sinf¨®nica y Dima Slobodeniouk interpretaron en toda su grandeza y su ¨ªntimo sentir.
Los espectadores rezagados aprovecharon la breve pausa tras el Canto f¨²nebre para llegar a sus asientos. Mientras, los m¨²sicos que hab¨ªan de completar el enorme dispositivo orquestal requerido por Mahler para la Segunda ocupaban sus lugares en el escenario. Y fuera de ¨¦l, que el bohemio dispone en su partitura la actuaci¨®n fuera de escena de 4 trompas, 4 o 6 trompetas (sic) y 1 percusionista.
La escala ascendente con que chelos y contrabajos dan inicio al primer movimiento marc¨® dos de las caracter¨ªsticas, digamos sonoras pero no solo, que tendr¨ªa la versi¨®n de Slobodeniouk: poder¨ªo y precisi¨®n. A lo largo de este movimiento, la expresi¨®n pas¨® por momentos de preciosa intimidad; de serena actitud ante lo inevitable, subrayados por la profundidad de las arpas en su registro grave; los glissandi de la cuerda estuvieron cargados de intenci¨®n y el silencio tras los ¨²ltimos tres acordes tuvo una calidad casi t¨¢ctil.
Slobodeniouk logr¨®, de esa forma aparentemente f¨¢cil que solo est¨¢ al alcance de los grandes, la gran m¨¢xima del maestro Barenboim: que la orquesta respire junta. El enorme dispositivo de alrededor de 230/240 int¨¦rpretes entre m¨²sicos y cantantes fue como un solo cuerpo multiorg¨¢nico. El variable car¨¢cter de cada pasaje, de cada movimiento de la obra, alterna por momentos esfuerzo, concentraci¨®n, explosiones, delicada suspensi¨®n, poder¨ªo sonoro y recogimiento espiritual.
La pausa pedida por Mahler tras el primer movimiento (¡°Aqu¨ª sigue un descanso de al menos 5 minutos¡±) permiti¨® la salida a escena de las dos solistas y hacer acopio de energ¨ªa para los siguientes movimientos. A partir de ah¨ª, la monta?a rusa de expresiones arriba descrita fue el veh¨ªculo en que viajar¨ªan las emociones de los aficionados.
Entre ellas transcurri¨® esta soberbia Segunda de Mahler; a trav¨¦s de un ingente conjunto capaz de matizar la respiraci¨®n o variar la temperatura expresiva para adecuarlas a cada momento de la obra y a los requerimientos sonoros y expresivos del Mahler genio de la composici¨®n, espl¨¦ndidamente interpretados por el gran talento de la direcci¨®n que cada concierto demuestra ser Dima Slobodeniouk.
El vuelo ingr¨¢vido del canto de la cuerda en el segundo movimiento, el precioso clima sonoro de las maderas en el tercero y la gracia del trenzado de sonido de ambas que lo contin¨²a elevaron el esp¨ªritu del auditorio. La aparici¨®n como de la nada de la voz de la mezzo, Okka von der Damerau, en el brev¨ªsimo cuarto y su di¨¢logo con el viol¨ªn de Massimo Spadano fue la calma que precede a la explosi¨®n de la tormenta inicial del quinto.
Tras esta, se produjo la sucesi¨®n de todas las emociones: la entrada de las trompas fuera de escena, casi como una llamada del M¨¢s All¨¢; la serenidad y la inquietud que alternan en las largas agon¨ªas, convertidas en un di¨¢logo entre mundos; el venerable sonido y dicci¨®n del coro de metales graves; el brillo que le a?aden las trompetas y la secci¨®n de trompas reflejando toda la brillantez solar de la escritura mahleriana.
Los dos atronadores crescendi de la percusi¨®n impulsaron el sentido ascensional de la marcha iluminada por el brillo de las campanas tubulares. Los soberbios solos de los vientos allanaron el camino de entrada del coro. Desde el sobrecogedor pianissimo inicial en el n? 31 del movimiento (aqu¨ª marcado como Langsam, Misterioso) a los escalofriantes fortissimi que preceden al final de la obra, el Coro de la Sinf¨®nica de Galicia sigui¨® su senda de estos ¨²ltimos a?os bajo la direccci¨®n de Joan Company, con un continuado crecimiento art¨ªstico que le permite seguir alcanzando muy altas cotas de calidad.
La vuelta de las solistas canto permiti¨® apreciar el brillo de la voz de Marta Math¨¦u y su buen empaste con Okka von der Damerau en las intervenciones conjuntas de ambas.
La transmisi¨®n por ¡°streaming¡± en HD del concierto del s¨¢bado permiti¨®, por una parte, ampliar en casi 1400 el n¨²mero de personas que han podido gozar los conciertos. Los comentarios en el chat del canal de You Tube de la OSG as¨ª lo confirman. La cuidada toma de sonido por parte de Pablo Barreiro y la realizaci¨®n de imagen precisa y descriptiva de Antonio Cid contribuyeron a la mejor percepci¨®n del concierto a ese casi millar y medio de aficionados.
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