Torrente de heridas
El prol¨ªfico cantautor campestre ofrece un concierto ¨ªntimo y muy hermoso en una Costello obnubilada
Hay que ser muy forofo de Will Johnson para seguirle la pista a sus docenas de trabajos, ya sean con nombre propio o bajo los paraguas de Centro-Matic y South San Gabriel, dos nombres para la misma alineaci¨®n de m¨²sicos. Y hay que ser Will Johnson para que la vida le cunda no solo grabando toneladas de ¨¢lbumes, sino tambi¨¦n con una producci¨®n pict¨®rica que este mi¨¦rcoles, en la Sala Costello, ofrec¨ªa en series firmadas y numeradas. El p¨²blico se someti¨® al ritual de un repertorio doliente y respondi¨® entornando los ojos para empaparse de ese torrente de heridas que manaba del escenario.
Es muy dif¨ªcil enfrentarse en estricta soledad a la audiencia, ya lo hemos comentado alguna otra vez, y Johnson apenas cuenta con el argumento de su cancionero crudo, bello, ensimismado. A alguien se le cay¨® un cristal durante?I, the kite y el ambiente era tan ¨ªntimo, tan comprometido que una circunstancia accidental como esa pareci¨® una pu?alada al silencio, un crimen. Pero Johnson, con la mirada clausurada toda la noche, sigui¨® desgranando acordes como quien siembra semillas fundamentales. Para sufrir. Para sentir. Para vivir.
Nuestro barbado trovador de Missouri habr¨¢ escrito centenares de canciones a sus 46 a?os, pero casi ning¨²n estribillo. La suya es otra batalla: la de un hombre, por ejemplo, lo bastante bohemio y abstra¨ªdo como para merodear por las v¨ªas del tren junto al Parque del Oeste a las seis de la ma?ana. ?Cu¨¢ntos madrile?os habr¨¢n hecho algo as¨ª? "Esta es una canci¨®n festiva", anunci¨® antes de entonar una plegaria sostenida por dos notas de la guitarra que se repet¨ªan hasta la extenuaci¨®n. Johnson alternaba p¨²a y yema para multiplicar las posibilidades expresivas, pero el grueso de la emoci¨®n recae en su voz trascendente, rotunda, evocadora.?Hatteras night, a good luck charm, su reci¨¦n estrenado nuevo elep¨¦, vuelve a constatarlo. Otra vez con los t¨ªtulos manuscritos en la portada, de pu?o y letra. Nosotros ya hemos perdido la cuenta de su discograf¨ªa, pero con Will es casi imposible no acertar.
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